Enfermería en tiempos de coronavirus, nos motiva nuestra vocación: relato

Esta enfermedad por coronavirus no discrimina. Todos resultan afectados. Sabemos que tendremos que prestar atención de salud cada vez a más pacientes, manifiestan los autores de la narración.

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La narración refiere que uno de los mayores miedos del personal de la salud es volver a casa y exponer a lo más preciado que tienen, su familia. [Foto: Pixabay]
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MÉXICO.- Este 12 de mayo se celebra el Día Internacional de la Enfermería, con el objetivo de rendir un merecido homenaje a todos los enfermeros y enfermeras, que a nivel mundial realizan esta loable labor para toda la humanidad. En este momento en el que la mayoría de la población humana se ve afectada por la pandemia de coronavirus, se reconoce más que nunca la batalla que el personal de salud enfrenta en primera fila contra la cepa letal. 

Debido a ello la Organización Panamericana de la Salud (OPS) compartió en su sitio oficial, el relato de dos enfermeros de práctica avanzada desde el frente de la pandemia por coronavirus, como una manera de permitir que la sociedad conozca y valore el desarrollo de la enfermería en tiempos de Covid-19

La narración actual y registrada en un hospital de Miami, Estados Unidos, refiere que “para casi todos los profesionales de la salud, esto es completamente nuevo. Sabíamos que el número de personas infectadas con la Covid-19 iba a aumentar, pero no que fuera a ocurrir tan aceleradamente. Y vamos a continuar viendo un incremento impresionante en los números, porque muchos pacientes regresan unos días después al empeorar sus síntomas. Si tenían otras enfermedades previas, se observan síntomas como niveles bajos de oxigenación o de presión arterial. Cuando tienen neumonía y dificultades para respirar se les intuba. Esto es preocupante, porque se teme no contar con suficientes respiradores. La situación también es difícil para los pacientes porque no se permite que sus familiares los acompañen”. 

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Los autores identificados como Johis Ortega y Juan M. González, indican que “son unas circunstancias de mucho estrés para todos los profesionales de la salud e incluso para los pacientes. Queremos prestarles los mejores cuidados posibles, pero a la vez debemos protegernos para no llevar el virus a nuestras casas y a nuestras familias, y para no enfermar nosotros. Es difícil, sobre todo cuando ves a un colega que enferma y requiere intubación. En ese momento recordamos nuestra propia mortalidad. Todavía no hemos visto lo peor”. 

El relato nos permite palpar la realidad por la que atraviesan estos héroes de bata en un día a día cumpliendo su vocación: “han pasado 8, 10 o 12 horas en el hospital, casi sin parar. Terminamos los turnos de guardia exhaustos. Nos quitamos el equipo de protección personal. Nos lavamos las manos. Dejamos atrás las tiendas de campaña y a los pacientes que aún siguen llegando. Quedan en las manos capaces de nuestros colegas, que ahora asumen el riesgo del contagio”. 

El miedo del retorno al hogar de un enfermero

 

La narración refiere que uno de los mayores miedos del personal de la salud es volver a casa y exponer a lo más preciado que tienen, su familia. “volvemos a nuestros hogares y a nuestras familias, siempre manteniendo la distancia física durante el trayecto. Nos preguntamos si el coronavirus nos acompaña en la ropa o en la piel. Llegamos a la casa y limpiamos la suela de los zapatos con cloro. Nos cambiamos de ropa. Antes de abrazar a nuestros hijos, nos lavamos las manos, sin recordar cuántas veces lo hemos hecho hoy y con la piel seca y agrietada”. 

Ya en casa, se enfrentan a la incertidumbre y a sus pensamientos: “¿Cuántos pacientes de los que atendimos hoy tendrán pruebas con resultado positivo? ¿Cuántos de ellos regresarán en unos días con fiebre incontrolable o con insuficiencia respiratoria? ¿Cuántos acabarán intubados? ¿Qué será de ellos? ¿Cuántos casos más veremos mañana y en una semana, y en otro mes? ¿Nos quedaremos sin equipos de protección personal? ¿Cuántos de nuestros colegas caerán enfermos frente a este virus invisible y devastador?”. 

“En los ojos de nuestros compañeros buscamos la esperanza y la fuerza para seguir. Nos alienta saber que estamos unidos a una comunidad mundial de enfermeras y enfermeros, y que todos estamos luchando para salvar vidas. Nos motiva nuestra vocación. Mientras tanto, les rogamos a todos los pacientes con quienes hablamos que se tomen en serio las recomendaciones de los profesionales de salud. Nos preparamos para regresar a la sala de emergencia. Nos lavamos las manos. Nos ponemos el respirador N95, la bata, el gorro y los guantes. Somos enfermeros y seguiremos enfrentando cada turno de guardia con ánimo y entusiasmo, con esperanza y compasión”, aseveran estas personas que se entregan en cuerpo y alma en su vocación para combatir a un enemigo invisible pero letal que está dejando huella en este siglo 21. 

 

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