¿Es ético infectar a personas sanas con coronavirus para probar vacunas?
El bioético israelí Nir Eyal aseveró que la realidad es que los seres humanos hacen cosas extraordinarias por altruismo. Además participar en el estudio aporta riesgo pero a la vez disminuye el riesgo.
REINO UNIDO.- La contingencia sanitaria detonada por la pandemia de coronavirus ha provocado que el gremio científico trabaje incansablemente en la carrera por hallar la vacuna que permita combatir la mortal cepa, y es precisamente ese esfuerzo internacional por ayudar a la humanidad el que pone en tela de juicio la aplicación de la ética.
La revista británica especializada Nature publicó una entrevista con el bioético Nir Eyal, director del Center for Population-Level Bioethics en la Universidad Rutgers en New Brunswick, New Jersey, en donde el especialista argumentó una estrategia a favor de esta práctica.
De acuerdo con Nir Eyal, es factible “llevar a cabo este tipo de pruebas de vacunas en personas sanas garantizando que los estudios fueran a la vez seguros y éticos”.
Investigadores discuten ese enfoque dramático: infectar a un puñado de voluntarios sanos con el virus para poder probar rápidamente la efectividad de una vacuna contra el SARS-CoV-2. Muchos científicos creen que es la única posible solución a la pandemia. Sin embargo, uno de los mayores obstáculos que ya se visualizan es el de demostrar que la vacuna sea eficiente.
La publicación científica recalcó que “generalmente esto se hace a través de largos estudios llamados “de fase III” en los cuales miles o decenas de miles de personas reciben ya sea una vacuna o un placebo y los investigadores rastrean quienes de ellos se infectan en el curso natural de sus vidas cotidianas. Pero en el caso de la Covid-19 esto podría tardar porque las personas están haciendo todo lo posible por no contagiarse”, acotó.
Pruebas seguras sí son posibles
El bioético defiende su postura al afirmar que en el caso del SARS-CoV-2 los estudios podrían hacerse sorprendentemente seguros. Puntualizando que algunas de las reglas que deberían observarse son las siguientes:
- La vacuna debería ser segura y promover una respuesta inmune en el paciente.
- Se deberían elegir personas que estén en menor riesgo frente a la infección es decir individuos jóvenes y sanos.
- Se debe asegurar que este grupo de personas no esté ya infectado.
Asimismo, Nir Eyal refiere que en el estudio se les aplicaría a los voluntarios, ya sea la vacuna o el placebo, y a continuación se daría tiempo para que tengan una respuesta inmune y entonces se les expondría al virus.
“Es estudio sería seguro pues los participantes se monitorearían cuidadosamente para notar cualquier signo de infección lo más pronto posible y observar si el grupo que recibió la vacuna está mejor que quienes no lo hicieron. Además de elegir a sujetos jóvenes y sanos se elegiría a personas que están en alto riesgo de contagiarse del virus como por ejemplo trabajadores de la salud”, comentó el bioético.
También podría protegerse a los participantes examinándolos diariamente para detectar la infección y proveerles el mejor cuidado posible si esta ocurriera. Podría ser mejor para un individuo participar en el estudio y tener acceso al mejor cuidado médico posible que arriesgarse a contagiarse de modo fortuito y atenerse a los cuidados generales de salud disponibles en ese momento.
Finalmente el director del Center for Population-Level Bioethics en la Universidad Rutgers en New Brunswick, New Jersey, se pronunció sobre la idea de ofrecer incentivos económicos a los participantes, ya que aseguró que eso permitiría que “los investigadores no busquen atraer participantes mediante pagos altos, además para que los estudios no se aprovechen de los más pobres”, puntualizó.