Los elefantes africanos son animales conocidos por su belleza y fuerza bruta. A esto hay que añadirle el hecho de que llegan a comunicarse unos con otros utilizando sus nombres individuales.

Si bien los elefantes no pueden decir gesticular palabras como nosotros los humanos, son capaces de llamarse entre sí a través de murmullos bajos. 

Al ser animales que van de un lado al otro en familia, estos murmullos les ayudan en caso de que uno de ellos se encuentre lejos del grupo, pues al escuchar su ‘nombre’, el elefante volverá a integrarse al resto de su familia.

“Si estás cuidando a una familia grande, tienes que poder decir, ‘¡Oye, Virginia, ven aquí!’”, declaró Stuart Pimm, ecólogo de la Universidad de Duke.

Es bastante raro que los animales del mundo salvaje se llamen unos a otros por nombres únicos, como es el caso de nosotros.

Los humanos tenemos nombres y nuestras mascotas, ya sean perros o gatos, responden cuando se les llama por ellos. Claro, en ocasiones nuestros fieles compañeros deciden ignorarnos, a pesar de que saben que nos dirigimos a ellos.

Los delfines bebés inventan sus propios nombres, conocidos como silbidos distintivos, y los loros también pueden utilizar nombres.

Todas estas especies de animales comparten la capacidad de aprender y reproducir sonidos nuevos a lo largo de sus vidas, una habilidad peculiar que también poseen los elefantes.

En un estudio publicado en Nature Ecology & Evolution, los biólogos utilizaron aprendizaje automático para detectar el uso de nombres en una colección de vocalizaciones de elefantes de sabana, grabadas en la Reserva Nacional de Samburu y el Parque Nacional Amboseli en Kenia.

Los investigadores se dedicaron a seguir a los elefantes en jeeps, observando quién llamaba y quién respondía. Un ejemplo de esto, es una madre llamando a su cría o una líder de familia llamando a un miembro rezagado del grupo.

El modelo computacional analizó los datos de audio y predijo con un 28 por ciento de precisión a qué elefante se dirigía la llamada, sugiriendo el uso de nombres. Con datos aleatorios, la precisión cayó al 8 por ciento.

“Al igual que los humanos, los elefantes usan nombres, pero probablemente no usen nombres en la mayoría de las expresiones, así que no esperaríamos un 100%”, comentó Mickey Pardo, biólogo de la Universidad de Cornell y autor del estudio.

Los murmullos de los elefantes incluyen sonidos que están por debajo del rango de audición humana.

Los científicos aún no han determinado qué parte de la vocalización corresponde al nombre.

Para verificar sus resultados, los investigadores reprodujeron grabaciones a elefantes individuales, quienes respondieron con más energía, moviendo las orejas y levantando la trompa, cuando oían su propio nombre. 

“Los elefantes son increíblemente sociales, siempre hablando y tocándose entre sí. Este nombramiento probablemente es una de las cosas que sustenta su capacidad de comunicarse con individuos”, explicó George Wittemyer, ecólogo de la Universidad Estatal de Colorado y asesor científico de la organización Save the Elephants.

“Acabamos de abrir un poco la puerta a la mente del elefante”.

Con información de AP