NASA explica la intensa actividad volcánica de Ío, la luna de Júpiter

Descubierto por Galileo Galilei en 1610, Ío es el cuerpo más volcánico del sistema solar.

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NASA explica la intensa actividad volcánica de Ío, la luna de Júpiter. (Foto: NASA)
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Un reciente estudio ha revelado las razones detrás de la intensa actividad volcánica de Ío, la luna de Júpiter, convirtiéndola en el cuerpo más volcánico del sistema solar. 

Científicos de la misión Juno de la NASA descubrieron que los volcanes de Ío son alimentados por una cámara de magma hirviente en su interior, en lugar de un océano de magma, como se había propuesto anteriormente. 

Este hallazgo pone fin a un misterio que ha perdurado durante 44 años sobre los orígenes de las características geológicas más impresionantes de la luna. El artículo que detalla esta investigación fue publicado el 12 de diciembre en la revista Nature

Todo lo que debe saber de Ío, la luna de Júpiter

Con un tamaño similar al de la Luna terrestre, Ío es reconocida por su extraordinaria actividad volcánica. Alberga aproximadamente 400 volcanes que emiten lava y plumas en erupciones casi continuas, las cuales moldean su superficie. 

Aunque fue descubierta por Galileo Galilei el 8 de enero de 1610, no fue hasta 1979 que se identificó su actividad volcánica, gracias a Linda Morabito, una científica de imágenes del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, quien detectó por primera vez una pluma volcánica en una imagen capturada por la nave Voyager 1.

“Desde el descubrimiento de Morabito, los científicos planetarios se han preguntado cómo se alimentaban los volcanes del magma debajo de la superficie”, detalló Scott Bolton, investigador principal de Juno del Southwest Research Institute en San Antonio. 

“¿Existía un océano poco profundo de magma al rojo vivo alimentando los volcanes, o su fuente era más localizada? Sabíamos que los datos de los dos sobrevuelos muy cercanos de Juno podrían darnos algunas ideas sobre cómo funcionaba realmente esta luna atormentada”.

Sobrevuelos de Juno 

La nave espacial Juno realizó dos sobrevuelos excepcionales de Ío en diciembre de 2023 y febrero de 2024, acercándose a solo 930 millas (1,500 kilómetros) de la superficie de esta luna, que presenta características similares a las de una pizza. 

Durante estos acercamientos, Juno se comunicó con la Red de Espacio Profundo de la NASA, recolectando datos de Doppler de doble frecuencia de alta precisión. 

Estos datos fueron fundamentales para medir la gravedad de Ío, rastreando cómo la aceleración de la nave se veía afectada por la atracción gravitacional de la luna. 

Los hallazgos obtenidos a partir de estas mediciones revelaron nuevos detalles sobre un fenómeno conocido como flexión tidal.

El ‘príncipe de las Mareas Jovicnas’ y su vuelta de 42.5 horas

Ío, apodada el ‘Príncipe de las Mareas Jovicnas’, orbita extremadamente cerca de Júpiter, completando una vuelta alrededor del gigante gaseoso cada 42.5 horas. 

Esta órbita elíptica provoca variaciones en la distancia entre Ío y Júpiter, lo que a su vez genera cambios en la atracción gravitacional del planeta. Como resultado, la luna sufre una intensa compresión que da lugar a un notable fenómeno de flexión tidal, caracterizado por la fricción de las fuerzas de marea que producen calor interno.

“Esta flexión constante crea una inmensa energía, que literalmente derrite partes del interior de Ío”, señala Bolton. “Si Ío tiene un océano de magma global, sabíamos que la firma de su deformación tidal sería mucho mayor que la de un interior más rígido y mayormente sólido. Por lo tanto, dependiendo de los resultados de la sonda de Juno sobre el campo gravitacional de Ío, podríamos determinar si un océano de magma global se ocultaba bajo su superficie”.

Comparando datos 

El equipo de Juno comparó los datos de Doppler obtenidos durante los dos sobrevuelos con observaciones de misiones previas de la NASA al sistema joviano, así como con datos de telescopios terrestres. 

Los resultados mostraron deformaciones tidal que son consistentes con la falta de un océano de magma global poco profundo en Ío.

“El descubrimiento de Juno de que las fuerzas de marea no siempre crean océanos de magma globales hace más que llevarnos a repensar lo que sabemos sobre el interior de Ío”.

“Tiene implicaciones para nuestra comprensión de otras lunas, como Encélado y Europa, e incluso exoplanetas y supertierras. Nuestros nuevos hallazgos ofrecen la oportunidad de repensar lo que sabemos sobre la formación y evolución planetaria”, anunció Ryan Park, co-investigador de Juno.

Con información de la NASA

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