Rayos cósmicos revelarán las ‘entrañas’ de la Pirámide de Kukulcán

Expertos de la UNAM participan en este proyecto internacional llamado ‘NAUM’.

|
Rayos cósmicos revelarán las ‘entrañas’ de la Pirámide de Kukulcán. (Foto: Canva)
Recibe noticias y descuentos exclusivos en tu correo
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

La Pirámide de Kukulcán, en Chichén Itzá es un símbolo que representa grandeza y misterio para varios investigadores que a través de un proyecto que utilizará rayos cósmicos, esperan revelar sus ‘entrañas’.

Se trata del proyecto internacional Muografía de Uso Arqueológico No invasivo (NAUM, por sus siglas en inglés), que por medio de la física de partículas, haciendo uso de detectores de rayos cósmicos, intentará comprobar la existencia de una cámara oculta en la subestructura más profunda de las dos sobre las que se erigió esta pirámide de 30 metros de altura.

"Ya se conoce que hay una segunda subestructura, eso es un hecho. Nosotros lo que estamos tratando de encontrar es si esa segunda subestructura contiene también una cámara", cuenta en entrevista el físico Edmundo García Solís, profesor e investigador de la Universidad Estatal de Chicago y líder de este proyecto.

"Por simetría, la estructura mayor (la pirámide a la vista de todos) tiene una cámara; la primera subestructura tiene otra cámara, y nosotros queremos saber si la segunda subestructura también tiene una cámara", señala el científico.

Constituye un reto hallar tal intersticio, apunta, por su parte, el físico Arturo Menchaca, investigador y exdirector del Instituto de Física (IF) de la UNAM, quien pasó alrededor de una década haciendo un estudio similar en la Pirámide del Sol, en Teotihuacán, siguiendo a su vez lo previamente realizado por su colega californiano Luis W. Álvarez en la Gran Pirámide de Giza, en Egipto, hace poco más de medio siglo. 

"Uno lee ese estudio y queda intrigado, y se pregunta si se podría aplicar a México (...) Pero nuestro estudio, usando la instrumentación que se usó en 1970, hubiera sido imposible; ahora podemos reducir los detectores al tamaño del túnel (al interior de El Castillo)", expone García Solís, alumno de Menchaca en la licenciatura.

Adaptar los instrumentos y el propio experimento al espacio y las condiciones extremas de humedad y calor dentro de la pirámide es lo que por ahora ha tomado más tiempo del previsto a los investigadores de esta colaboración multi institucional, la cual opera con financiamiento de la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos y la UNAM, así como con la aprobación y participación del INAH.

Aunque pudiera pensarse que la exploración arqueológica tradicional sería lo más fácil para dar con dicha cámara oculta en la Pirámide de Kukulcán, declarada en 2007 como una de las Siete Nuevas Maravillas del Mundo Moderno, García Solís recuerda que "a la antigua, los arqueólogos destruían".

"Y esto es un patrimonio no solamente nacional, sino de la humanidad, que no se puede destruir", remarca el físico de la CSU sobre el inmueble prehispánico en Chichén Itzá, zona arqueológica que en 1998 fue nombrada Patrimonio Cultural de la Humanidad.

(Foto: Canva)

De ahí el valor de un estudio no invasivo como el propuesto por el proyecto NAUM, del que Menchaca insiste en que ‘es una especie de radiografía’.

"La técnica que usamos nosotros en realidad funciona porque es buena para detectar huecos".

"La técnica que vamos a usar para este estudio se llama muografía, y está basada en la detección de muones que provienen de rayos cósmicos. Y con base en la detección del flujo de muones en la pirámide, nosotros podemos encontrar cambios de densidad dentro de la pirámide; esto quiere decir que podemos encontrar huecos dentro de ella", detalla, por su parte, García Solís.

(Foto: Canva)

Los muones, explica Menchaca, son una de las 12 partículas que, de acuerdo con el modelo estándar de las partículas elementales en la teoría cuántica, componen toda la materia en el Universo.

Y los rayos cósmicos, prosigue, son residuos de las explosiones de las estrellas; "eso que llaman las supernovas, que es cuando una estrella a partir de cierta masa explota y lanza al espacio la materia de la que está hecha". 

Tales rayos están compuestos en un 90 por ciento por núcleos de hidrógeno, o protones.

Ante las altas y un tanto desbordadas expectativas que un proyecto como éste ya ha provocado, los científicos subrayan la posibilidad de que al final no se logre confirmación alguna. Lo cual, de entrada, no es necesariamente malo. 

"Un conocimiento negativo también es conocimiento", resalta García Solís, estimando que, luego de enviar a México el detector este verano, se podrían tener los primeros datos dentro de un año, hacia marzo de 2025, aproximadamente.

"Es (una iniciativa) muy importante e interesante, y como mexicano ojalá encontremos algo que sea realmente muy impresionante", señala Menchaca.

Con información de Reforma

Lo más leído

skeleton





skeleton