¿Sabes por qué te sonrojas?
El ser humano prefiere a la gente que se ruboriza.
Agencia
CIUDAD DE MÉXICO.- Situaciones de vergüenza, de miedo o pudor, de temperaturas extremas o de sobresfuerzo: esos son los momentos en los que nuestro rostro suele enrojecerse y dejarnos en evidencia. O, al menos, esto es lo que muchos piensan... porque el rubor nos afecta a todos, no se puede controlar, es imposible de fingir y es una característica únicamente humana, informa el portal Huffingtonpost.
De hecho, según los expertos, "el rubor es una demostración del correcto funcionamiento de nuestro sistema autónomo y no tiene sentido intentar corregirlo". Por eso no hay una sino varias razones para que comencemos a valorar el ponernos rojos de forma positiva. Esto es lo que explican Raquel Fernández y Noelia Luna —psicólogas y sexólogas del centro Ishtar— acerca de ponerse rojo.
¿Por qué se produce?
"Ponerse rojo es una respuesta normal del organismo, cada vez que nos sentimos avergonzados, una respuesta fisiológica que consiste en una activación del sistema nervioso simpático que provoca que generemos adrenalina. Consecuentemente, esto dilata los vasos sanguíneos del rostro y por ello la cara se enrojece y aumenta su temperatura", relatan.
Pero hay muchas otras ocasiones en las que nuestro sistema nervioso simpático se hiperactiva, el ritmo cardíaco se acelera y el calor invade nuestro rostro, como cuando se experimenta cierto nivel de sorpresa, ira, alegría o excitación sexual.
¿Podría ser benéfico?
El ser humano prefiere a la gente que se ruboriza, porque quién se sonroja en público automáticamente se le asocian características como la calidez humana, la sinceridad y la honestidad, y se le percibe como más cooperativo e incluso más atractivo.