Salud ambiental y los riesgos de una vida en ciudades asoladas por coronavirus
Una mala calidad ambiental puede generar problemas a la salud por sí misma, pero también agravar enfermedades generadas por otras causas, destacó el BID.
ESTADOS UNIDOS.- La pandemia por coronavirus dejó en evidencia la vulnerabilidad del ser humano frente a diferentes patógenos. Aunque se requieren más estudios al respecto, su incidencia y criticidad en ciertas localidades levanta la sospecha de que, como en otras enfermedades respiratorias e inmunológicas, la calidad del aire local puede ser determinante para reducir la vulnerabilidad de la población, así lo manifestó el blog de la División de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El BID indicó que la salud ambiental se ocupa de los riesgos para la salud humana que representa el medio que se habita, incluyendo interacciones con el aire, el agua, el suelo, los alimentos y el ecosistema local.
Por lo que destacó que una mala calidad ambiental puede generar problemas a la salud por sí misma, pero también agravar enfermedades generadas por otras causas. La mala calidad ambiental suma 12,6 millones de muertes anuales en el mundo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mayoría de ellas en las ciudades. Esta cifra se superpone a la evidencia sobre las inequidades en salud ambiental dentro de una misma ciudad, existiendo una clara correlación entre parámetros como peor calidad del aire en barrios y otros elementos socioeconómicos como menores ingresos.
De acuerdo con un informe del departamento de asuntos económicos y sociales de la Organización de la Naciones Unidas (ONU), en 2020, más del 80% de la población de América Latina y el Caribe vive en ciudades. Lo que resume los riesgos asociados a cinco indicadores clave de la salud ambiental:
- Calidad del aire urbano,
- Calidad del aire al interior de los hogares,
- Disponibilidad de agua y saneamiento, y
- Exposición a plomo en los hogares; lo que asocia el riesgo a;
- La inactividad física, que tiene un marcado componente urbano.
La ciudad como eje de acción
El portal especializado Ciudades Sostenibles refiere que la ciudad y el entorno construido están en el centro de las acciones que pueden modificar, mitigar y gestionar los riesgos asociados a la salud ambiental. En este sentido, existen acciones en tres niveles que pueden abordar estas problemáticas:
Nivel ciudad: la planificación urbana tiene efectos directos en la provisión de servicios de agua y saneamiento, la minimización de los impactos del cambio climático, y el acceso a parques e instalaciones deportivas; incidiendo directamente en al menos tres de los componentes. Asimismo, el despliegue de planes específicos, como los planes de descontaminación o transporte inciden directamente en los parámetros que definen la calidad del ambiente urbano.
Nivel barrio: Intervenciones puntuales en los barrios, como la creación de veredas y ciclovías, el acceso a parques y las intervenciones destinadas a la reducción de violencia afectan directamente a la disponibilidad de espacio para la actividad física y el cambio de hábitos. Asimismo, las intervenciones destinadas a dotar de servicios a barrios informales reducen las enfermedades relacionadas con el agua y el saneamiento.
Nivel vivienda y edificaciones: Las ordenanzas, proyectos e intervenciones destinadas a asegurar la calidad de la vivienda, ya sea de nueva construcción o reacondicionando, reducen sensiblemente la exposición a riesgos de salud ambiental. Entre estas herramientas se encuentran los estándares para ventilación, la seguridad de los materiales y el acceso a aparatos domésticos de cocina y calefacción que no dependan de combustibles.
Finalmente los organismos indicaron que “indudablemente esta pandemia dejará lecciones para el desarrollo de las ciudades de mañana, entre ellas la relevancia del acceso a un medio ambiente adecuado para la salud general”, acotaron.