Marco Moreno/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yuc.- Si hay algo que caracteriza al camarero Alejandro Rivero son esos felinos reflejos y fino fildeo, lo cual no es de sorprender, ya que lo trae en los genes, y aunque admite que las cosas a la ofensiva no le han favorecido, a diario se esfuerza para salir adelante.

Hijo del inmortal del Salón de la Fama del Deporte Yucateco, Géner Rivero Ancona, el joven pelotero de los Rojos del Águila de Veracruz habla de la emoción de estar en el Parque “Kukulcán Álamo”, de jugar ante los ojos de su padre y de que, a pesar de las rachas malas, confía en que con esfuerzo y dedicación le irá bien.

“Siempre es una emoción y un gusto estar aquí, de estar con la familia, en la casa y, sobre todo, de jugar en este parque”, expresó Rivero.

Con cuatro años ya con la novena veracruzana, expresa que ya casi desaparecen los sentimientos encontrados cuando le toca enfrentar a Leones, el equipo donde su padre es considerado una leyenda, e incluso su nombre luce en una estrella, junto con otros inmortales de la organización melenuda, en una de las paredes de la entrada del “Kukulcán Álamo”.

“No jugué mucho aquí, pero es el equipo que siempre vi desde chico, pero aquí estamos con el Veracruz y a darlo todo por el equipo”, expresó.

El joven yucateco cree que en parte la mala racha que llevan se debe a un poco de mala suerte, pues no se nos ha dado mucho el béisbol, hemos caído en un poco de apatía, por los mismos resultados que no se dan, pero esperamos mejorar y nos vaya mejor en la segunda vuelta”, dice.