Milenio digital
GUADALAJARA, Jalisco.- Ser el peor local durante el 2015, al sumar 10 derrotas en fase regular y una más en Liguilla, obligó a la directiva de Atlas a buscar todo tipo de recursos, desde los más lógicos, cómo el cambio de técnico y la llegada de refuerzos, hasta los más extraños, como recurrir a una bruja para hacerle una limpia al Estadio Jalisco y solicitar al mismo tiempo ayuda divina. 

Gustavo Guzmán, presidente de los Zorros, reveló que el pasado sábado, previo al juego ante América, una bruja intentó quitar la maldición que padece la casa rojinegra, sin embargo, esta acción de nada sirvió pues las Águilas los vencieron 3-0. 

“Claro que estamos preocupados, deja el juego ante América, ¿cuántos juegos hemos ganado de local en el último año? Es una cosa horrible, parece estadio embrujado, el sábado hice dos cosas: mandé una bruja a que limpiara (el estadio) e hicimos misa ahí y la llenamos, y no nos salió ni una ni otra."

El directivo afirmó no estar confiado totalmente de estos métodos que sin embargo fueron un recurso fallido para los de Jalisco: "Ni creo totalmente en la brujería, sí soy católico pero voy a misa poco. Pedí al Padre Chayo, hizo una misa hermosa, y por otro lado alguien dijo que el estadio estaba embrujado e hicieron alguna cosa”. 

Guzmán no ocultó su preocupación por el par de descalabros que ha sumado el equipo en los últimos días, sobre todo por los resultados deportivos y financieros que le han entregado al dueño, Ricardo Salinas Pliego. 

“Claro que me preocupa, imaginen cada semana la cara que debo de poner con el señor que es duro (Ricardo Salinas Pliego), sobre todo con el demonial de dinero que le ha metido al equipo en dos años, mil 200 millones de pesos y prácticamente no hay forma de recuperarlos".

El directivo rojinegro dejó entrever que las cosas en el club se complican y podría llegar hasta la venta de jugadores destacados para no caer en problemas financieros: "ahora me hacen falta 64 millones de pesos para no salir con pérdidas este año y ya no puedo vender nada en la camiseta, o ¿vendo a Ponchito?, sí me dan una lana por él, pero no queremos venderlo”. 

Las cosas en Atlas parecen no resolverse ni con brujería.