Con carrera en la Antártida quiere probar sus 'ganas de vivir'

Tras competir en un ultramaratón en el Desierto del Sahara, el pequeño ecuatoriano Millan Ludena se ha impuesto el desafío opuesto.

|
Uno tiene dos opciones básicamente: pasar en puntillas por la vida o vivir de manera más intensa, piensa el ecuatoriano Millan Ludena, quien correrá 100 km en la Antártida. (EFE)
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

EFE
QUITO, Ecuador.- Participar en la carrera "más difícil del mundo" a 40 grados de temperatura no le fue suficiente. Ahora el ecuatoriano Millan Ludena tiene la mira puesta en el polo opuesto: una competición de cien kilómetros en uno de los lugares más fríos del planeta, la Antártida.

No se trata sólo de una carrera, es, en realidad, una prueba de "las ganas de vivir" de Ludena, a quien la muerte de su mejor amigo nada más salir de la universidad le demostró que la vida es "muy subjetiva, frágil y efímera", según dijo a Efe.

"Uno tiene dos opciones básicamente: pasar en puntillas por la vida o vivir de manera más intensa", comentó al señalar que el ser humano "es el conjunto de experiencias, no el conjunto de cosas".

Y entre sus experiencias figura haber corrido en 2014 durante seis días los 254 kilómetros de la maratón de Sables, en el desierto del Sahara, considerada por la National Geographic como "la carrera a pie más difícil del mundo", dice orgulloso.

Ahora tiene en agenda convertirse en el primer ecuatoriano en correr, a finales de enero de 2016, la maratón de la Antártida, con temperaturas que pueden llegar a menos veinte grados centígrados.

"Son cien kilómetros de un solo tiro, que espero realizar en 23-24 horas", indicó al señalar que llevará una mochila con material obligatorio y la comida suficiente para el trayecto.

Debe dar cuatro vueltas a un circuito de 25 kilómetros, con una mochila que pesará unos cuatro kilos provista de comida liofilizada con altísimo componente en grasa.

Treinta y cinco años después de haber nacido en la ciudad costeña de Guayaquil, Ludena, que mide 1.61 metros, se entrena ahora en los Andes ecuatorianos, corre en montañas, se baña en agua fría, duerme con las ventanas abiertas y corre, por ahora, hasta dos horas seguidas en una cámara de frío de una fábrica de hielo.

Se inspira en música 

Amigos entran cada quince minutos al cuarto frío para asegurarse de que se encuentre bien Ludena, quien, en su entrenamiento, escucha música que no le gusta en busca de fortaleza mental.

El Sahara y la Antártida ofrecen paisajes que no cambian en la carrera, algo que puede resultar desesperante pues da la sensación de que no se avanza, según Ludena, por lo que agradece entrenar en una caminadora en el cuarto frío pues le prepara mentalmente: se corre durante horas y no se avanza y el paisaje no cambia.

"Debes tener la capacidad de abstraerte y seguir corriendo", dijo al comentar que cuando corre trata de contestarse preguntas que esquiva en el día a día para mantener funcionando su cerebro.

Relató que cuando corre carreras extremas resuelve operaciones matemáticas: "La única forma de sobrevivir en este tipo de carreras es que tu cerebro esté activo", pues debe estar listo para solucionar cualquier imprevisto.

Su psicóloga deportiva lo prepara para afrontar eventuales situaciones extremas, como las que vivió en el Sahara, en la que terminaron la carrera 900 de los 1,200 inscritos.

A mitad de esa carrera, con ampollas en los pies y tras haber perdido una uña, Ludena quiso abandonar todo y aún se estremece al recordar cuando vio desplomarse y convulsionar a un competidor alemán al que ayudó hasta la llegada de los organizadores.

"El poder de la mente está sobre el cuerpo, definitivamente. Este tipo de carreras son físicas, sí, pero el papel crucial de la carrera viene de la mente", dijo Ludena, quien en Sables, donde puso la bandera de Ecuador en la meta, perdió 4 de sus 59 kilos.

Además, trabajo en la oficina

Ludena, un ingeniero agrónomo que trabaja en la Vicepresidencia de Ecuador, dice no ser "un deportista al ciento por ciento".

"Soy una persona que se plantea límites para romperlos", sostuvo al apuntar que las metas se deben "actualizar".

Quizá por ello, no se conformó con ser durante tres años un corredor de ultra distancia, buscó en internet la carrera más difícil del mundo y se inscribió en la de Sables.

En la misma línea, ahora mira a la Antártida. Corre entre 15 y 20 kilómetros diarios y entre 30 y 50 los fines de semana sacando "tiempo de debajo de las piedras" pues debe cumplir con su oficina.

Ludena no sabe si llegará a la meta en la carrera de la Antártida, en la que se prevé que participen otros diez atletas.

"Mi concepto de éxito -subrayó- no tiene que ver con terminar la carrera" sino "con tomar retos que suenan imposibles, trabajarlos y dar todo lo mío para poder cumplir".

"Si paso la meta, afortunadamente. Si no la paso, igual soy exitoso porque actualicé mi límite del miedo", dijo al asegurar que todos tienen sueños en la vida que deben esforzarse en cumplir. 

Lo más leído

skeleton





skeleton