Crisis política quita protagonismo a Juegos Olímpicos

Las olimpiadas de Río de Janeiro serán inauguradas el próximo cinco de agosto.

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Los brasileños han manifestado su enojo tras los problemas políticos y económicos que vive el país, lo que ha dejado a un lado la 'fiesta' de las olimpiadas. (AP)
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Agencias
RIO DE JANEIRO.- La crisis política y económica brasileña ha relegado los preparativos para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro a un segundo plano, a cuatro meses para que se celebren los primeros juegos olímpicos suramericanos.

Los Juegos han dejado paso a un espectáculo aún mayor: la lucha de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, contra un juicio político mientras millones de personas marchan en las calles en su contra. Todo en medio de varios escándalos de corrupción y con el país sumido en su peor recesión económica desde la década de 1930.

"Si esto hubiera pasado hace cinco años, podríamos incluso haber perdido los juegos", dijo a Associated Press el portavoz del comité organizador, Mario Andrada. "Nunca en toda mi vida he experimentado semejante inestabilidad política", añadió. "Si me pregunta qué será lo siguiente en el frente político, no tengo ni idea".

El gobierno brasileño esperaba que la atención de los Juegos -y el Mundial de fútbol de 2014- mejorase la imagen del país. En cambio, podrían haber conseguido lo contrario al fomentar una intensa cobertura del ominoso proceso de impugnación y resaltar los juicios por sobornos, la corrupción endémica y una drástica caída en la moneda del país.

Unos 3 millones de personas salieron a la calle en todo el país este mes en manifestaciones contra Rousseff, en protestas que según los medios fueron más multitudinarias que las marchas de 1984 que reclamaron elecciones y el final de la dictadura militar.

"Casi estamos ahí. Las cosas que necesitamos del gobierno son cosas pequeñas, del día a día", comentó con entusiasmo Andrada.

Sin embargo, hay signos preocupantes.

La ciudad de Río de Janeiro, que construye muchas de las nuevas sedes olímpicas, ha rescindido contratos en al menos dos recintos -el centro ecuestre y el de tenis- y se han identificado retrasos en al menos otros cuatro proyectos olímpicos. El gobierno local dice que el 95% de la labor de construcción está hecha y que las instalaciones estarán listas a tiempo.

"La crisis política a nivel federal no afecta de ninguna manera al último tramo de construcción para la preparación de los juegos", indicó el Ayuntamiento e martes en un comunicado.

El jefe de policía del estado de Río de Janeiro, José Mariano Beltrame, dijo el lunes que su presupuesto se ha reducido en 2.000 millones de reales (600 millones de dólares), un recorte que sin duda afecta a la seguridad olímpica.

Sérgio Praça, analista político de la respetada fundación Getulio Vargas, señaló que los Juegos no escaparán al caos del gobierno.

"La burocracia federal está completamente paralizada ahora: por falta de dinero, por falta de dinero, por falta de saber a dónde va todo esto", dijo. "De modo que toda la planificación de seguridad, toda la planificación que tiene que ver con los Juegos Olímpicos, se hace más difícil ahora".

Las circunstancias eran diferentes

Las cosas eran diferentes en 2009 cuando Río recibió los juegos tras una campaña liderada por el entonces presidente Luiz Inácio Lula da Silva. El mandatario lo describió como un "día sagrado" y elogió la "fortaleza de la economía de Brasil", que en 2015 se contrajo un 4% sin mejoras a la vista.

"Éste es un día para conmemorar, porque Brasil ha abandonado su status de nación de segunda clase", dijo Silva en Copenhague mientras miles de personas lo celebraban en la playa de Copacabana. "Hoy recibimos el respeto que Brasil se merecía".

Las promesas se ven vacías ahora, igual que el legendario Lula da Silva.

Hace unas pocas semanas fue conducido hasta una comisaría para ser interrogado en una investigación sobre lavado de dinero.

Rousseff le nombró la semana pasada jefe de gabinete, lo que le concede una cierta inmunidad legal, en un nombramiento que fue después bloqueado por una orden judicial.

Horas más tarde, el expresidente dijo en una sonora marcha que "no habrá golpe", en alusión a la dictadura militar que terminó hace 31 años.

"Les aseguro que los Juegos Olímpicos son lo último en lo que piensa todo el mundo ahora mismo", dijo Praça. "Se suponía que éste iba a ser un gran año para Brasil y Río, pero ha sido todo lo contrario, incluso si los Juegos Olímpicos salen bien".

Es posible que Rousseff ya no sea presidenta cuando comiencen los Juegos el 5 de agosto, lo que podría dejar las labores de apertura oficial al vicepresidente, Michel Temer. El futuro de Lula también es incierto y algunos diarios sugieren que él y otros miembros de su familia se arriesgan a penas de prisión.

"Parte de mí desearía que los Juegos Olímpicos no ocurrieran aquí para que la gente no viera la desorganización política que hay en el país, el caos económico y la recesión", añadió Praça. "Éste es el peor momento en la historia brasileña para celebrar los Juegos Olímpicos. La imagen de Brasil, que ha mejorado mucho en los últimos años, se hundirá ahora por completo".

Los organizadores, liderados por el alcalde de Río Eduardo Paes, llevan al menos un año tratando de minimizar las expectativas según aparecían un sinfín de problemas: aguas infestadas de virus en las sedes de vela, canotaje y remo; el virus del zika, transmitido por mosquitos; recortes de gastos de 500 millones de dólares; un coste de 10.000 millones de dólares desembolsado para preparar la ciudad, que está beneficiando sobre todo a empresas constructoras y promotores de bienes raíces.

Paes ha repetido a menudo que Río "no es una ciudad desarrollada como Londres o Nueva York o Chicago. No pueden esperar mucho de nosotros".

El Comité Olímpico Internacional, con sede en Suiza, no respondió a varias peticiones de comentarios enviadas por correo electrónico.

Ésta no es la primera vez en la historia reciente que unos Juegos Olímpicos se quedan relegados por sucesos sin precedentes.

El terremoto de Sichuán en mayo de 2008 mató a decenas de miles de personas y dejó a millones de personas sin hogar en China. El temblor enmudeció las protestas en los tres meses previos al inicio de los Juegos de Beijing y desató una oleada de buena voluntad hacia unos juegos que se habían visto asediados por protestas proTíbet, una espantosa contaminación aérea y ataques contra el recorrido de relevos de la antorcha alrededor del mundo.

Paes, considerado por el COI como el principal impulsor de los juegos, se vio envuelto este mes en el escándalo por una conversación telefónica con Lula da Silva, una de las docenas de llamadas pinchadas que publicó un juez que investiga al expresidente. Entre las llamadas también había conversaciones de Lula da Silva y Rousseff y muestran a figuras importantes hablando con sinceridad, y a menudo de forma brusca.

Paes, considerado como un posible aspirante a la presidencia en 2018, parece lamentar la marcha de los preparativos en la conversación grabada.

"No tienes idea de cuánto sufro. Está fastidiado", le dice al expresidente.

Entonces, Lula da Silva le recuerda a Paes que otros alcaldes del país tienen problemas mayores y menos influencia política y financiera.

"Pero tú, con todos esos problemas, mi querido amigo. Tú sigues bendecido por dios por los Juegos Olímpicos".

"Eso es cierto", responde Paes. "Es cierto".

(Con información de AP)

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