Faena de antología para Fandiño

El torero español se llevó solitaria oreja en el tercer festejo de la temporada en la Plaza Mérida.

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Fandiño no tuvo suerte con la toledana y tuvo que recurrir a la espada corta, pero al final cortó una oreja en la tercera corrida en la Plaza Mérida. (Milenio Novedades)
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David Heredia/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yuc.- El ibero natural de Vizcaya, Iván Fandiño, bordó una faena de antología al quinto toro de la tarde, mediante largos muletazos de derecha y remates que hicieron batir palmas del respetable y dianas desde las alturas, este domingo en tarde gris, en la Plaza de Toros Mérida, en el tercer  festejo de la temporada.

Durante cinco tandas que se vieron bendecidas por ligera llovizna para que finalmente el torero entrara a matar luego de varios intentos de dejar ir de nuevo a los corrales al burel de nombre Nacarillo, marcado con el No. 153 y de la ganadería de Fermín Espinosa Menéndez Armillita

Fandiño no tuvo suerte con la toledana, pues pinchó en hueso y luego metió una estocada casi entera que tardó en hacer efecto, por lo que tuvo que recurrir a la espada corta, no sin antes escuchar un aviso desde el biombo de la autoridad; sin embargo, de un tajo despachó a su enemigo. 

Empero, el multicéfalo insistió con pañuelos ante el usía, quien terminó cediendo el arete, con la que dio una vuelta al ruedo con devolución de prendas.

Iván no tuvo suerte en el sorteo, ya que su primer burel corrido en segundo lugar, Danzonero, no bailó ni un paso doble; manso de solemnidad, huidizo y cobardón, desprestigiando a la ganadería “San Isidro”, Fandiño lo despachó pronto y rápido mediante pinchazos, medio estoque y puntazo de descabello. Silencio.

Alternantes

Sus alternantes Arturo Macías El Cejas y Octavio García El Payo, se fueron en blanco de trofeos. Hicieron lo que pudieron, incluso El Payo fue trompicado aparatosamente por su primer enemigo Seriecito de San Fermín, corrido en tercer lugar, afortunadamente sin consecuencias, más que un susto. El Payo cerró plaza con Peregrino.

Macías, primer espada del festejo, tuvo frente a sí a toros sin casta, poco codiciosos y sueltos de cabeza que trasqueaban constantemente. 

Con su primero, Cumbrerillo, de San Fermin, cárdeno como toda la vacada, El Cejas, rememorando a Eloy Cavazos, hizo hincapié en doblones y nada más; su segundo, Charro, de San Isidro, lo recibió con farolitos decembrinos. Silencio.

Pero el que tuvo tarde redonda fue el jefe de la cuadrilla de monosabios, Marco Antonio Vázquez Martínez, El Zorro, quien primero fue arrollado en el arrastre de los despojos del primer animal, luego fue distinguido por Arturo Macías, quien le brindó su faena y, finalmente ,fue multado por el juez autoridad, al no acatar la orden de arrastre lento al quinto de la tarde.

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