Tigres, bicampeón de la Cantera Pompeyense

Con un marcador de 2-0 a favor de los felinos, Dorados se sale del camino y se aleja de la victoria.

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Los pequeños felinos fueron un verdadero dolor de cabeza para los Dorados. (Miguel Maldonado/SIPSE)
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Miguel Maldonado/SIPSE
CHETUMAL, Q.Roo.- Unos indomables Tigres superaron dos goles por cero a los Dorados en la gran final de la Cantera Pompeyense 2003-2004, en un encuentro altamente disputado donde los felinos lograron coronarse por segunda vez consecutiva en esta liga.

Una defensa impenetrable, la media cancha perfectamente conjuntada y una ofensiva mortífera, fueron los mejores argumentos que lograron que los Tigres se alzaran con el campeonato de la Cantera Pompeyense para niños de nueve y diez años que practican el fútbol soccer.

El campo 8 de Octubre, fue el escenario en el que los Tigres y Dorados escenificaron un espectacular encuentro para disputarse el campeonato.

Fueron minutos de auténtica entrega, talento y coraje que los infantes ofrecieron a los cerca de 300 aficionados que abarrotaron las tribunas del campo antes señalado.

El balón comenzó a rodar cuando el reloj marcó las 17:30 horas, y desde ese momento cada uno de los 22 pequeños sobre el terreno de juego se brindaron para lograr alzar en sus manos la máxima copa.

Apenas iban cuatro minutos transcurridos del encuentro cuando el felino Angel Chuc tomó el esférico delante de la media cancha, avanzó varios metros sin que algún rival se lo impidiera y sacó potente disparo directo a las manos del arquero dorado José Vera. El disparo parecía estar controlado por el arquero y cuando nadie esperaba el balón resbaló de las manos y se metió por debajo de las dos piernas para rodar unos cuantos centímetros y rebasar la línea de gol, era el uno por cero para la causa felina y el ánimo de los pecezuelos recibía un fuerte golpe.

El encuentro tomó un ambiente cardíaco cuando inició el intento de Dorados por igualar el encuentro; sin embargo, la impenetrable defensa felina impidió que los pecezuelos lograran su cometido.

Al minuto 20 llegó el segundo para los Tigres, exactamente de la misma forma que el primero; un disparo de larga distancia de Aldrich Florentín, que combinado con el nerviosismo del pequeño arquero dorado se combinó para irse al fondo de las redes. Era el dos por cero y con ello parecía sentenciar el encuentro.

El defensa central de los Tigres, Leonardo Olivares con la playera número 30 fue una auténtica muralla, nada ni nadie logró superarlo, con barridas, de cabeza, impresionantes estiradas defendió su arco y logró mantenerlo sin peligro, mientras que Aldrich Florentín y Jareth Loeza fueron un verdadero dolor de cabeza para los contrarios y pieza fundamental para lograr el bicampeonato de Tigres.

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