Triunfa Juan José Padilla en la Plaza Mérida: corta 2 orejas

'El Torero Pirata' se lleva la tarde' y salió a hombros; sus alternantes, Federico Pizarro y “Michelito” Lagravere, bien a secas.

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Fotografía del torero Juan José Padilla, en su actuación de ayer. en la Plaza Mérida. (Milenio Novedades)
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Dahemont/SIPSE
MÉRIDA, Yuc- La tarde inaugural de la temporada taurina 2015/16, en la Plaza Mérida, con antelación a una temperatura bochornosa, presagio del clima en tiempos de ánimas, rompió la presión barométrica con una llovizna intermitente, que mojó no sólo la arena del ruedo sino los cuerpos de los aficionados que se metieron a los tendidos en casi media plaza, empero afortunados, pues vieron cómo Juan José Padilla “El Torero Pirata” le cortó las 2 orejas al quinto burel de la vacada que mandó Dn. José Julián Llaguno, un bicho con todas las barbas nombrado “Coloso”, con 511 kilogramos sobre los lomos, al que “El Torero Pirata” lanceó estupendamente para finalmente matarlo con un espadazo hasta la empuñadura.

Padilla se ciñó al animal a la cintura mediante verónicas a las que remataba con reboleras a una sola mano, para que el respetable le coreara los “olés” de manera espontánea. Luego de una vara bien pegada del piquero Antonio Núñez, Juan José tomo los palitroques y con garbo andaluz, colocó sobre el morrillo en forma espectacular sus dos primeros pares; el tercer par de garapullos lo colgó al “Violín”, recibiendo palmas y Dianas de la orquesta, para luego brindar al pueblo e iniciar su tercio de muleta recibiendo sentado en tablas con 2 largas cambiadas… continuó la faena con derechazos ajustados, girando en redondo, hacer uno que otro desplante tocando el testuz del bicho…lo deja respirar y en el centro del ruedo reta al “Coloso”, dándole las espaldas de rodillas temerariamente.

Ya con el estoque en la mano, igualó y entró recibiendo para meter el acero hasta la empuñadura, lo que fue suficiente para que el animal doblara y le fueran entregados los trofeos por el alguacil Jorge Barrera Lizama, aunque hay que advertir que el juez Ulises Zapata León se vio tacaño al otorgar en primera instancia sólo un arete, pero, a petición estruendosa del multicéfalo, no le quedó de otra y al fin concedió el segundo, aunque en forma anormal, pues volvió a mostrar un solo pañuelo, aunque los apéndices ya estaban cortados por los mulilleros, labor que debiera hacer el puntillero.

El segundo espada de la baraja, Federico Pizarro, se enfrentó en su lidia regular a “Ixtlero”, de 480 kg, un negro mulato que no ofreció mucha tela de dónde cortar. Pizarro le hizo una faena reservona al conicerrado que peleó fuerte en varas, pero después del metisaca de la puya, el animal se vino a menos, perdió fuerza, se tornó receloso y nada. Cabe destacar que el público, aunque mermado en galerías, supo pitarle al torero cada vez que intentaba arrodillarse con desplantes poco edificantes. Sin igualar, entró y pinchó sin soltar, luego afinó la puntería y clavó casi entera, suficiente. Nada.

En su segundo burel,  corrido en cuarto sitio, Pizarro tuvo ante sí, a “Marqués”, de 510 kg, un negro listón, al que le ejecutó tres giraldinas rematadas con reboleras.  Federico le brindó la faena a la Sra. Genoveva Rodríguez, ubicada en el palco de ganaderos, aunque para esas horas la lluvia se hizo más intensa.

Viendo el triunfo arrollador de Padilla, Pizarro regaló un toro que resultó ser una locomotora con patas, siempre de la ganadería de Llaguno, el bisonte apodado “Recuerdo”, alzaba la romana hasta los 592 kg. Pizarro despachó al “rinoceronte” pinchándolo y seguido una tendida casi entera.

Al novel coleta Michelito, de la dinastía Lagravere, le vimos ciertas hechuras con el capote y algo de templanza con la muleta, aunque le falta algunas corridas más para acoplarse mejor a los bureles llamados toros. De algo le sirvió el periplo a la Madre Patria, donde toreó en plazas donde hacen sus campañas los muletillas, que viven la fiesta y ansían ser tomados en consideración para las “Monumentales”.

Lagravere se enfrentó en su primer turno a "Caporal", un negro zaíno con 480 kg, al que lanceó con el capote para finalmente matarlo con una media delantera, suficiente para que doble. Nada. Con el que cerró la lidia normal, sexto de la tarde, Michelito tuvo a "Pibera", con 520 kg, un negro mulato, que se tornó incierto y lo despachó al segundo tajo con la corta. Nada.

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