Las Águilas no supieron dar el tiro de gracia: 1-1

Morelia jugó todo la segunda parte con un hombre menos, pero el América no los remató.

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Al comienzo del segundo tiempo, América jugó con paciencia. (Notimex)
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Agencias
MÉXICO, D.F.- Si hay algo que se le puede achacar al América de Miguel Herrera es la falta de contundencia en momentos clave y ese mal quedó confirmado con un penal fallado por Osvaldo Martínez en el primer tiempo cuando las Águilas ya tenían dominado a los morelianos, que con un hombre menos se quedaron esperando el tiro de gracia que jamás llegó, según publica La Afición de Milenio.

En cuanto tocaron el balón por vez primera, los jugadores de Monarcas se abalanzaron sobre la defensa americanista. A los 30 segundos de juego Jefferson Montero ya había sorprendido a la defensa con fintas y antes de que se cumpliera el primer minuto de juego no se resignó ante al lateral Adrián Aldrete y le robó el balón para después colgarlo para que Héctor Mancilla lo diera con la cabeza y lo mandara a las redes.

No hubo tiempo de estudio, al primer minuto de juego las Águilas ya estaban abajo en el marcador y durante los siguientes minutos acusaron mucho nerviosismo.

Al parecer no se le puede exigir mucho más a un equipo que se pone adelante en el marcador desde el inicio y que tuvo intimidado por casi 20 minutos, pero por cómo terminó el marcador, Monarcas se quedó corto y no aprovechó para hacerle más daño a un equipo averiado por el gol de vestidor y desconcertado por las ausencias de Paul Aguilar y la inesperada lesión de Rubens Sambueza.

El último error grave que cometió América en el primer tiempo cuando Osvaldo Martínez (improvisado por izquierda) dejó a su suerte a Aquivaldo Mosquera al mandarle un pase que por poco era robado por los veloces delanteros morelianos, y a partir de entonces, América se asentó.

Al primer minuto de juego las Águilas ya estaban abajo en el marcador

A mediados del primer tiempo, América espabiló por completo cortó los corredores de Morelia y volcó el juego hacia el otro lado. La inspiración azulcrema llegaba por la derecha y se trasladaba al área local, con disparos de Osvaldito y combinaciones entre Chiristian Benítez y Raúl Giménez.

Dueño del mediocampo, América levantó un tiro de castigo cerca del círculo central y aunque al menos tres americanistas se sembraron en fuera de lugar, Beníttez saltó justo a tiempo para recibir el balón y fusilar desde muy cerca a Federico Vilar para poner el empate a la media hora de juego.

Cuatro minutos después, el juego de derrumbó para Morelia, que ya no podía detener a las Águilas. En una jugada, Jiménez penetró como couchillo la defensa moreliana y superó a Vilar por un costado, pero el portero estiró la pierna como último recurso para derribar a su oponente y provocar un penal que terminó por estrellar en el poste Osvaldo Martínez.

Aunque evitó el gol, Monarcas quedó malherido, perdió al hombre con más partidos seguidos en la Liga (187) y quedó a merced de un América voraz.

Al comienzo del segundo tiempo, América jugó con paciencia. Superiores con igualdad de jugadores, todo indicaba que teniendo un hombre más el dominio sería total y así fue, pero la única forma de anotar goles es mandando el balón a la red. Monopolizar el balón sin anotar solo genera frustración.

Desde la jornada anterior, América advirtió de su eficacia en la pelota parada y en el Estadio Morelos fue un arma potencialmente peligrosa, pero hasta ahí quedaba. Ya fuera en tiros de castigo o jugadas elaboradas, los centros enviados por Layún y compañía encontraban las cabezas y las piernas de los delanteros y exigieron al máximo al portero sustituto Carlos Rodríguez.

La inferioridad numérica del rival sirvió para que las Águilas extendieran su dominio a todas las zonas del campo, solo faltaba que alguien se lo propusiera para llegar a la línea de fondo, pero al final, Morelia resistió la expulsión del penal y supo aprovechar la invaluable ayuda de los postes.

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