Han pasado 25 años desde que Alejandro González Iñárritu irrumpió en la escena del cine con Amores Perros, una película que no solo marcó el inicio de su exitosa carrera, sino que también redefinió el cine mexicano a nivel internacional.

Su ópera prima tuvo su estreno en el Festival de Cannes en mayo de 2000, donde obtuvo el Gran Premio de la Semana de la Crítica. Desde entonces, su nombre ha estado ligado a una visión cinematográfica que desafía las convenciones y deja una huella indeleble en el espectador.

"Es una película que te revuelca, que te conmueve y entretiene muchísimo; tiene la vida de México como escenario, no como un paisaje, sino como un campo de batalla en un lugar común a nivel mundial. Es una guerra de emociones y de gente en la lucha con una capacidad de amor, pasión de los personajes",

comentó el director en una entrevista previa a su reconocimiento en Cannes.

Con una estructura narrativa no lineal, Amores Perros presenta tres historias interconectadas por un accidente de tráfico. La película retrata un México crudo y desgarrador, donde la violencia y la desesperanza conviven con el amor y la redención.

El elenco, encabezado por Gael García Bernal, Vanessa Bauche, Álvaro Guerrero, Goya Toledo y Emilio Echevarría, ofreció interpretaciones memorables que contribuyeron al impacto del filme. Con una estética vibrante y un montaje frenético, la cinta reflejó una realidad urbana compleja y cautivó tanto a la audiencia como a la crítica.

Los reconocimientos no tardaron en llegar: la película ganó 11 Premios Ariel, incluido el de Mejor Película y Mejor Director, obtuvo el Premio de la Crítica en Cannes y fue nominada al Óscar como Mejor Película de Habla No Inglesa, convirtiéndose en la primera cinta mexicana en alcanzar tal reconocimiento en 25 años.

Un legado consolidado en Hollywood

Tras el éxito de Amores Perros, Iñárritu encontró un espacio en la industria de Hollywood, donde continuó explorando narrativas interconectadas con 21 gramos (2003) y Babel (2006), ambas parte de su llamada "trilogía de la muerte".

Babel, protagonizada por Brad Pitt y Cate Blanchett, le valió su primera nominación al Óscar como Mejor Director en 2007, convirtiéndose en el primer mexicano en recibir tal honor.

Después de separarse de Guillermo Arriaga, escribió y dirigió Biutiful (2010), con Javier Bardem en el papel principal. Esta película le dio a Bardem una nominación al Óscar y consolidó la capacidad del director para abordar historias humanas con profundidad emocional.

Su carrera alcanzó nuevas alturas con Birdman o (La inesperada virtud de la ignorancia) (2014), una sátira sobre la industria del entretenimiento que fue aclamada por su estilo visual innovador y su impecable guion. La cinta ganó cuatro premios Óscar, incluyendo Mejor Director y Mejor Película.

Un año después, El Renacido (2015) reafirmó su dominio del cine con una historia épica protagonizada por Leonardo DiCaprio. La película le otorgó su segundo Óscar consecutivo como Mejor Director, un logro que pocos han alcanzado en la historia de la Academia.

Tras un receso de seis años, Iñárritu volvió con Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades (2022), una obra introspectiva sobre la identidad y la memoria. La película, protagonizada por Daniel Giménez Cacho, narra la historia de un periodista que regresa a México tras años en el extranjero, reflejando muchas de las experiencias del propio director.

A 25 años del estreno de Amores Perros, Iñárritu ha dejado una marca imborrable en el cine. Su trayectoria, llena de innovación y exploración artística, lo ha consolidado como uno de los grandes cineastas de la historia contemporánea.

(Con información de Reforma)