Arriesgan sus vidas para contar historia de migrantes

El filme "La jaula de oro" competirá en la sección 'Una cierta mirada' del Festival de Cine de Cannes.

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Diego Quemada-Díez (c) es el director de "La Jaula de Oro". (diariodeburgos.es/Archivo)
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Agencias
MÉXICO, D.F.- Llegar al Festival de Cine en Cannes con un filme digno de admiración por parte de la crítica, no es un trabajo sencillo, y eso lo sabe Diego Quemada-Díez, quien para dar forma al retrato del migrante en La Jaula de Oro tuvo que negociar con líderes de las zonas conflictivas en la frontera entre México y Guatemala.

“Este tipo de cine que tramos de hacer es un cine de tipo social; de alguna manera, uno se tiene que empapar de la realidad para poder contarla. Eso implica riesgos de todo tipo. Es mucho más cómodo contar una historia en Hollywood, sentado en una silla”, explicó Diego Quemada Díez, en entrevista con ¡hey!. A diferencia de otros filmes, el director de origen español trabajó en condiciones complejas, pasaron por “la Zona 3 de Guatemala (una de las 10 regiones más conflictivas en el país centroamericano), por Chalco, donde filmamos un secuestro, y por las vías del tren en Chiapas, que en cualquier momento se podían descarrilar”.

Pero su paso por el mismo terreno que recorren los migrantes centroamericanos rumbo a Estados Unidos no fue cómodo ni seguro; de hecho, Quemada-Díez negoció su ingreso con los líderes de la zona conflictiva, “evitábamos los lugares de riesgo o violentos, y si íbamos a esas zonas, lo hacíamos con sus líderes, ellos nos protegían”.

El camino de La jaula de oro por territorio dominado por delincuentes se negoció “desde el trabajo de investigación, ahí uno sí se la juega, a partir de ahí labramos relaciones con estas personas y les contamos lo que queríamos hacer. Nos apoyaron porque sabían que queríamos contar el drama de la gente”, explicó Diego.

De hecho, “varias veces estuvimos en situaciones delicadas, como ser secuestrados o a punta de pistola, tanto en Guatemala como en México; pero en ningún momento se arriesgó al equipo. Al final, tuvimos mucha suerte”, recordó sobre la inseguridad, ante la insistencia en el tema, sus respuestas fueron más mesuradas.

“Como cabeza del equipo y junto con los productores, siempre cuidamos del equipo y gracias a Dios nunca pasó nada”, solo recordó un contratiempo al inicio del rodaje, pues “asaltaron la unidad en Chalco”. Por el resto, el rodaje se desarrolló de manera óptima.

Con todo lo que implicó dar forma a la película, hoy Diego Quemada-Díez agradece el poder pisar uno de los festivales de cine, más importantes en el mundo, “se trata del mayor jurado y sí han sido muchos años de esfuerzo y una apuesta bastante arriesgada para dar voz a los migrantes”.

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