Agencias
MÉRIDA, Yuc.- Dioses creadores que ascienden y descienden al cielo y al inframundo, que vuelan y convierten las alturas en un cielo alterno, es parte de la historia de la creación, según el “Popol Vuh” ejecutado por danzantes.

En un formato innovador, decenas de acróbatas narran la historia de la creación de acuerdo con las leyendas mayas y cómo los dioses al final tienen que luchar contra la propia astucia del hombre, que se niega a ser solamente un ente nacido del maíz, informa Notimex.

En un espectáculo multimedia donde el video recrea los escenarios donde los dioses se mueven y los hombres aceptan sus retos, bailarines y acróbatas de la compañía Akros juegan también a ser seres creados en un mundo, en el que murciélagos, jaguares y pájaros se convierten en pruebas para el hombre.

El show se realiza en el marco del anivesario de fundación de Mérida y del Festival anual de la ciudad.

Gucumatz y Hurakán son los dioses creadores que se indignan ante los animales terrestres que son incapaces de manifestar agradecimiento a sus creadores, condenándolos a devorarse entre sí como una venganza por su aprecio a la gran obra divina.

Los señores del mal también corren la misma suerte, moluscos y peces bailan en el aire, giran, se contorsionan, se convierten en cardúmenes en un mar que simula el estar en las alturas.

Monos y condena

También están aquellos seres primitivos llamados monos que tampoco son capaces de reconocer la grandeza de los padres creadores, por lo que toman el maíz y los convierten en un hombre y una mujer de los que saldrán los gemelos Hunahpu y Ixbalanqué.

Curiosos, atrevidos e insolentes, retan a los dioses cuando descubren la pelota de fuego con la que habrán de ejecutar el sagrado juego de pelota.

Así, el señor búho desde el inframundo sale a comunicar la sentencia de los dioses, habrán de superar retos de los cuchillos, los jaguares y los murciélagos para conservar la vida, y salen airosos tanto por tierra como por aire.

Sin embargo, los dioses vengativos, los condenan a muerte en hoguera, y los hermanos se convierten en el sol y la luna que cada día habrán de enfrentar nuevos retos y al salir al atardecer conjuntarán sus estelas de luz en un juego que se prolonga por la eternidad.