Guerra de papás 2, una comedia entretenida

Anders maneja el tono de la película siguiendo el manual para las secuelas.

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Sean Anders y John Morris repiten como guionistas en la secuela de su comedia de 2015. (Contexto/Internet)
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Por Rafael R. Deustúa

Sigue teniendo cierta magia ir al cine. Al ver una película en grupo se crea una catársis, donde las emociones que provoca la cinta se contagian entre todos y perdemos el pensamiento crítico que tendríamos a solas. En comedias bobas como “Guerra de papás 2” se percibe y agradece la catársis, pues si uno se deja llevar por la risa disfrutas la película, si no la sufres cual penitencia.

Tras una despiadada guerra por la atención de Sara y sus dos hijos, Brad y Dusty se volvieron amigos compartiendo las labores de papa -aunque no las de esposo-. Preparan la navidad con la visita del abuelo Don, padre de Brad pero las cosas se complican con la inesperada llegada de Kurt, el papá de Dusty, quién inicia una nueva guerra.

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Sean Anders y John Morris repiten como guionistas en la secuela de su comedia de 2015 y mejoran dentro de lo que cabe. En la primera su humor era la clásica irreverencia de Will Ferrell, con chistes crueles de perros heridos o niños paralíticos, ahora se agradece que no lleguen a esos extremos e incluso añaden algunas puntadas inteligentes. El guión se podría considerar mejor pero a la cinta en general le falta la frescura de la primera.

Anders maneja el tono de la película siguiendo el manual para las secuelas, al parecer tomado de “La familia de mi novia”, de añadir más estrellas en la secuela y luego crecer el conflicto hasta un climax desproporcionado que termine con una conciliación. Nada inesperado u original, pero tan recorfontante con una cena navideña donde ocurre lo mismo de todos los años.

Otro mérito del director es manejar bien el ritmo con sus actores. Eso es esencial en comedia, pues si se adelanta o retrasa el diálogo que lleva el chiste éste se puede arruinar.

Will Ferrell y Mark Wahlberg repiten su roles con buen nivel, al igual que Linda Cardenelli, que funciona como ancla. John Lithgow y Mel Gibson manejan dos estilos de comedia dispares pero que funcionan bien en el contraste. Alessandra Ambrosio es el atractivo visual y John Cena sólo funciona como detonante de más chistes.

Una comedia agradable y sencilla, a ratos tonta pero que en general entretiene.

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