Cecilia Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Doctor de profesión y músico de corazón, Jorge Carlos Torre Aguilar trae la vena artística de herencia de una familia de exponentes de la música y la pintura.

Para recordar viejos tiempos, anoche Torre Aguilar celebró junto con amigos, desde su adolescencia, el reencuentro de  integrantes fundadores de las bandas  “La Dosis” y “La Armonía de Heráclito” y como festejo ofreció un concierto de guitarra, con piezas de rock y baladas románticas.

El recital se desarrolló en su casa de la colonia Buenavista, en un ambiente de confidencialidad y nostalgia, donde junto con amigos recordaron los años dorados de su juventud y su amor por la música.

Jorge Carlos es hijo del pintor Emilio Torre Gamboa y Mimí Aguilar Saure (q.e.p.d.); ambos fueron su principal influencia musical, porque desde niño los escuchaba cantar y tocar la guitarra. Gracias al talento de sus padres, desde temprana edad desarrolló el oído musical.

En entrevista, compartió su historia y relación con las artes, recordó que su primer contacto con la música fue a los cinco años cuando “Santa Claus” le trajo una guitarra de juguete; posteriormente, a los 12 años encontró entre las curiosidades de su casa la guitarra antigua de su madre y fue ella quien le dio sus primeras lecciones; luego, su padre también le enseñó unas armonías.

A los 14 años ya tocaba la guitarra de manera lírica, pero fue hasta el año siguiente cuando entró al Centro Estatal de Bellas Artes para tomar clases de guitarra durante tres años con el maestro Felipe Domínguez.

En plena adolescencia y con amigos con inquietudes artísticas, formó parte de la rondalla del CUM y junto a Andrés García, José Luis Cetina, Luis Gregor Delgado y Jorge Correa Mena formaron “La Dosis”. Este último, luego dejó el proyecto. Entonces, se formó “La Armonía de Heráclito”, en esta etapa continuó sólo con Luis Gregor y Andrés García.

Juntos tocaban temas de Erick Clapton, Cream, Led Zeppelin, White Room y Jimmy Hendrix; lograron presentarse en eventos escolares y sociales, pero la gran oportunidad se dio en el crucero “Ariadne”, donde tocaron diariamente mientras recorría las Bahamas, Estados Unidos, Jamaica y Haití. Esto gracias al apoyo de Don Andrés García Lavín, padre de Andrés García Gamboa.