La escuela de actuación no asegura el éxito: nueva ola artística

Actores como Ilse Salas, Irene Azuela, Luis Gerardo Méndez, Sofía Espinoza y Tenoch Huerta reconocen que el triunfo está en la práctica.

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Aprender la “técnica” y saber “esperar” se suma a “las relaciones sociales” en el mundo de la actuación, aseguró Sofía Espinoza, protagonista del filme Gloria.
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Ivette Salgado/Milenio
MÉXICO, D.F.- Por años, la pantalla de cine y tv mexicana proyectó al espectador los mismos rostros de actores y actrices que maduraron a la par de las historias, pero tras ellos, un grupo de jóvenes peleó por una oportunidad, y cuando llegó el momento de encabezar un elenco, la situación no resultó sencilla, pues las bases de una escuela o taller de actuación debían reforzarse con la práctica.

“Vivíamos una etapa de actores que ya conocíamos y los que veníamos atrás nos preguntábamos ´¿y nosotros, cuándo?´; hoy me resulta admirable ser parte de esta industria tan dura y hermosa a la vez. El paso no fue sencillo, más allá de la parte técnica, que en la escuela no te enseñan, el cine es una serie de aprendizaje constante”, explicó Irene Azuela, protagonista de Las oscuras primaveras.

Hay infinidad de cosas que no te enseñan en la escuela, “como esperar; la espera puede ser de locos y puede crear estrellitas.

De jóvenes queremos hacer mil cosas y las ideas brotan, pero el valor más grande en esta carrera es saber pausar, esperar y dudar; está bien decir que no, eso no lo aprendes en la escuela ni a defender tu sueño”, comentó Ilse Salas, actriz de la cinta Güeros.

Aprender la “técnica” y saber “esperar” se suma a “las relaciones sociales”, importantes para promover nuevos proyectos. “En todos los años de estudio en actuación jamás me enseñaron a tratar con las personas; es algo que aprendí trabajando, y es distinto en cada película. En mi caso, como actriz y productora es un instinto que debo desarrollar”, dijo Sofía Espinoza, protagonista del filme Gloria.

Las bases académicas resultan importantes para asumir una profesión, pero la práctica hace al maestro: “Actuar nunca fue mi plan de vida, hasta que un maestro me vendió este sueño como una realidad. Llevo ocho años de carrera, pero hace tres asumí mi vida profesional como actor es cuestión de profesionalización”, compartió Tenoch Huerta, actor de Los 33.

Para Luis Gerardo Méndez, protagonista del éxito taquillero Nosotros los Nobles, las escuelas de actuación adolecen de materias relacionadas a la mercadotecnia y publicidad: “No nos enseñan a hacer estrategia de mercado; tu nombre como actor es tu marca y debes saberla explotar. Estudié mercadotecnia y por eso no me resulta difícil, pero eso se aprende a base de golpes”.

Aún con la experiencia, breve o no, que acumulan desde su debut frente a la cámara, este grupo de histriones va más allá de protagonizar las películas del momento, pues no es solo cuestión de interpretación, la profesión del actor involucra también la opinión pública: “Debe haber cierta congruencia entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que se actúa”, comentó Tenoch.

Idea que soporta su compañera de set en Güeros, Ilse Salas: “Es parte de nuestra responsabilidad como actores, porque estamos en medio del ojo público, y un micrófono o una cámara son herramientas que debemos utilizar de forma correcta; esto no solo cuestión de actuar o de crear entretenimiento, se trata de comunicar, reflexionar y generar conciencia”.

Así es como se perfila una nueva generación de actores mexicanos que entremezclan la profesión con su ideal de vida, que defienden, cuestionan y debaten los temas de interés que eligen un personaje de acuerdo a su filosofía de vida. Así se exporta también su trabajo, pues la mayoría de ellos forman parte de elencos extranjeros, logros que se dieron gracias a su talento.

Los inicios

Tenoch Huerta no estudió propiamente actuación, es licenciado en periodismo por la UNAM, pero comenzó con talleres que hoy le permiten buscar la profesionalización de lo que más ama.

Irene Azuela comenzó su entrenamiento actoral en la ciudad de México, pero después viajó a Londres porque le interesó aprender el estilo de actuación que se gestó en aquel continente.

Ilse Salas estudió actuación cuatro años, pero fue hasta el 2010 cuando llegó a la pantalla con la serie Locas de amor, después buscó oportunidades en cine, como Tercera llamada Cantinflas.

Sofía Espinoza comenzó sus estudios de actuación cuando aún era niña, luego se mudó a Nueva York, Buenos Aires y Londres para extender su currículo académico; hoy es también productora.

Luis Gerardo Méndez tuvo una formación actoral en una escuela de teatro, es egresado de Casa Azul; lo que más disfruta es hacer cine y series, por ello busca oportunidades en el extranjero.

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