Agencias
MÉXICO, D.F.- El actor, productor, fotógrafo, musicalizador y guionista de cine mexicano José Antonio Rodríguez, más conocido como Pepe Romay, hijo de Joselito Rodríguez, falleció este miércoles de un infarto al corazón, a los 65 años, en su domicilio.

De acuerdo con un comunicado de prensa, sus restos serán velados en una agencia funeraria de Félix Cuevas. Pepe Romay tiene un amplío currículum que abarca casi todas las etapas y áreas del cine nacional.

Romay murió sin ver concretado su gran sueño, que era la creación del Museo del Cine Mexicano. Durante más de 20 años impulsó el proyecto, pero no encontró ninguna respuesta, dio a conocer Notimex..

Actualmente, tenía montada una exposición sobre la historia de cine mexicano en Guadalajara, Jalisco, donde abarcó la época de 1929 a los años de la Época de Oro.

Defensor de derechos

Además de sus múltiples trabajos en el cine y la televisión, también dedicó parte de su tiempo en la defensa de los derechos de autor y la promoción del cine mexicano, de acuerdo con el texto.

Fue miembro del Consejo Directivo de la Sociedad Mexicana de Directores-Realizadores de Obras Audiovisuales, S. de G. C. de I. P. en cuatro ocasiones y desde ahí luchó en contra del Tratado de Libre Comercio y contra la venta y remate de las empresas estatales en los 90.

José Antonio Rodríguez Maz nació el 22 de agosto de 1948 en la Ciudad de México. Hijo de María Elisa Maz Sinta y del pionero de la industria cinematográfica Joselito Rodríguez, quien con el equipo de su invención sonorizó la película "Santa", de Antonio Moreno (1931) y muchas otras más.

El matrimonio Rodríguez-Maz procreó siete hijos que se convirtieron en actores, sonidistas, fotógrafos, productores y/o directores de cine: Juan Rodríguez Maz, Titina, Lichita, Dulce María, José y Jorge Romay y Martha Rangel.

Debutó como bebé

Romay se inició en el cine como actor a los ocho meses de edad en la película "Café de chinos", dirigida por su padre en 1949, en la cual hizo el papel de una niña llamada "Lupita".

Su padre lo llevaba a todos los rodajes, por lo que prácticamente lo creció en los principales estudios cinematográficos de la época, como Churubusco, Tepeyac, San Ángel y Azteca.

A los tres años fue nominado para los Arieles (Píntame Angelitos Blancos), y en las siguientes premiaciones continuó en las ternas por la Mejor Actuación Infantil, hasta obtener la estatua por "Después de la tormenta" (Roberto Gavaldón, 1956).

Pepe Romay participó como actor en más de 20 películas. Posteriormente, trabajó como asistente de cámara, de sonido, de producción y de dirección.

Finalmente, se convirtió en productor y realizador de las películas "De sangre chicana" (1973), "El amor de mi vida" (1978) y "41, El hombre perfecto" (1981), de la cual también escribió el guión.