Agencias
LA HABANA, Cuba-. Si Hollywood obtiene los permisos tanto de Estados Unidos como de Cuba, la isla será escenario de un episodio de la serie "House of Lies" y de otra versión del filme "Rápido y Furioso", un buen paso en el "deshielo".

El portal digital cubano Cubadebate publicó el viernes que los productores de la serie de comedia de humor negro de Showtime "House of Lies" ya se preparan para venir a La Habana para filmar el final de la quinta temporada.

Anunció que, además, una nueva secuela de "Rápido y Furioso" planea "aterrizar" en alguna carretera cubana. "Universal Pictures se encuentra actualmente en el proceso de buscar la aprobación de los gobiernos de Estados Unidos y Cuba para explorar el rodaje de una parte de la próxima entrega de la saga en la Isla", citó Cubadebate a fuentes estadounidenses.

La publicación digital recordó que esta será la primera vez que una serie con guión estadounidense se filma en Cuba desde que ambos países restablecieron las relaciones diplomáticas el año pasado. Si se logran ambas filmaciones, será una señal, en el terreno cultural, de confianza recíproca entre la llamada "capital de los sueños" y la "isla prohibida, gracias al "deshielo", que se desarrolla hace poco más de un año entre ambas naciones.

Antes del conflicto 

Antes de que estallara a inicios de la de década de los años 60 el conflicto bilateral que convirtió a ambos países en enemigos acérrimos, el cine estadounidense incluía a Cuba con frecuencia en sus películas, no importaba el tema. Después de iniciarse la larga y grave pelea entre Washington y La Habana, si los cineastas hollywoodenses querían situar la trama en algún lugar cubano, tenían que filmar la escena en otros países, entre estos República Dominicana. Esa práctica salvó el escollo histórico y artístico en filmes como El Padrino segunda parte (1974) dirigida por Francis Ford Copolla y en Havana (1990) una producción del fallecido Sydney Pollack, entre otras.

Pero la realidad es que la "desconfianza" entre el cine estadounidense y Cuba comenzó antes de que en 1959 Fidel Castro y su Ejército Rebelde derrocara al régimen de Fulgencio Batista.

En septiembre de 1956, una película estadounidense que se tituló Santiago, protagonizada por el actor Alan Ladd, liberó, en fuerte rechazo, los sentimientos nacionalistas cubanos. Fue catalogada como "irrespetuosa y ficticia" hacia la figura del prócer cubano José Martí. La Warner Brothers usó a Ladd para presentar a los estadounidenses como héroes en la liberación cubana del poder de España. Martí se presentó en la película como "una especie de aventurero" y en la trama estaba "todavía vivo" en un época en la cual ya había muerto en el campo de batalla. 

La revista estadounidense Variety estimó en una artículo esta semana como virtudes cubanas para el cine, que "tiene una industria del entretenimiento con profesionales capacitados. Pero aún tendrá que arreglárselas para convencer a los fríos funcionarios de Washington que aplican el embargo y suelen poner multas millonarias a quienes lo violan.

Tendrán que tener en cuenta que los medios culturales y políticos cubanos no han "bajado la guardia" con respecto a Hollywood, al que critican la violencia excesiva y "valores" sociales que consideran inaceptables. Pero el cine estadounidense tiene una aceptación visible entre los espectadores nacionales, lo cual puede facilitar esta vez el objetivo de filmar en Cuba.