Oscar Pérez/Milenio Novedades
PROGRESO, Yuc.- Con un espectáculo ameno y que en lo general fue aplaudido por los numerosos asistentes, este viernes por la noche se realizó el concierto Jazz en el Mar, en las instalaciones de la terminal de cruceros del puerto de altura.

Los mejores momentos del evento los ofrecieron dos yucatecos: el maestro Armando Manzanero Canché, quien derrochó tablas sobre el escenario, así como Aleks Syntek, quien puso a cantar a los asistentes cuando interpretó "Sexo, pudor y lágrimas".

Sin embargo, la más aplaudida durante la gala musical fue Natalia Lafourcade, quien como anticipó en la rueda de prensa previa, obsequió a todos los asistentes la canción "He llegado a Yucatán", de su autoría.

El programa inició con la participación de la Mérida Big Band, con "It had better be tonight", "I've got you under my skin" y "All my loving".

Luego en serie de tres piezas, Syntek cantó Intocable, Tu recuerdo divino y Corazones invencibles, seguido de Kalimba con Estrellas rotas, Este frío y 
Nada puede herirte, y Lafourcade con Limosna, Aventurera y Nunca es Suficiente. 

Luego hubo otra ronda de dos melodías interpretadas por cada uno.

Armando Manzanero interpretó Nunca y Voy a apagar la luz, cerrando todos con el tema dedicado a Yucatán, de Lafourcade.

En los programas de mano, se incluyó la siguiente frase del progreseño José Manuel Bentata Muñoz, director operativo de Cultur, que señalaba: "El mar es belleza natural, es poesía, es un sueño de ilusión y es una realidad que con la música es un alimento para el alma y el espíritu, que en su conjunto es un himno a la vida". J.M.B.M.

Abucheos

Lo negro del concierto fue la presentación de Juan Pablo Manzanero, quien se llevó algunos abucheos del público asistente con su desafinada interpretación en inglés de "Come fly with me" de Frank Sinatra.

Entre otros aspectos que deslucieron la velada organizada por Magnos y el Patronato Cultur, fue la desorganización que prevaleció en algunos aspectos del evento, pues asistentes se quejaron de la falta de sillas en la sección Platino y tuvieron que ir personalmente por sus sillas para poder sentarse. 

Esto contrastó sin duda con la atención que recibieron los que pagaron entradas VIP, quienes contaron con todos los servicios y comodidades. Quienes asistieron al concierto a bordo de sus yates tuvieron inmejorable vista desde la dársena del puerto.

También hubo quejas por la desorganización en el sistema de transporte para los asistentes al concierto y quejas de los representantes de la Prensa, para quienes tampoco se instalaron sillas suficientes y fueron ubicados en un rincón de evento, lejos del escenario.

Otros comunicadores incluso se quejaron por la exclusiva del evento que fue otorgada a la televisora campechana Telesur, cuyos reporteros tuvieron espacios preferenciales y bien ubicados frente al escenario.

Los problemas de vialidad en el primer cuadro de Progreso fueron también motivo de quejas por parte de los asistentes al concierto, así como de los vecinos del puerto, quienes pasaron apuros con los congestionamientos viales tanto a la entrada, como a la salida del concierto, lo que atrasó incluso la llegada y salida de numerosos pasajeros de Autoprogreso que llegaban de la capital o iban hacia Mérida.