Llega a México el poder de una voz para cambiar el mundo

El libro 'Yo soy Malala', publicado por Alianza Editorial, recoge la lucha de la niña paquistaní baleada por defender su derecho a la educación.

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El libro de Malala, prohibido en su natal Pakistán, llega a México para difundir su testimonio . (alianzaeditorial.es)
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Agencias
MÉXICO, D.F.- Prohibido en Pakistán, el libro "Yo soy Malala", la joven que fue baleada por los talibanes por defender su derecho a la educación, llegó a México este fin de año para contar su historia pero también la del valle de Swat donde tiene sus raíces y la de su cultura que se enfrenta a la modernidad, a lo irracional del fanatismo religioso y la corrupción de sus gobernantes.

Escrito por la periodista Christina Lamb, el relato de casi 400 páginas, es la historia de una familia musulmana, swati, pashtún y pakistaní de la tribu Yousafzai, con raíces en Kandahar.

De clase media y encabezada por un maestro que, a base de sacrificios, desafió a militares y talibanes, prejuicios y tabúes muy arraigados, para crear en Mingora, capital del Swat, uno de los centros de enseñanza más libres de su región.

Es también, de acuerdo con Notimex, el testimonio de una niña que a los once años alzó la voz sin importarle las limitaciones de su condición de mujer, contra la invasión talibán en Swat. Su padre la hizo una niña libre y ella no quiere decepcionarlo.

Baleada por el talibán

En octubre de 2012, Malala se volvió tristemente célebre cuando el régimen Talibán, copiado del afgano, atentó contra su vida y fue baleada a quemarropa al volver de la escuela. La chica de los ojos color miel salvó la vida y reforzó su activismo, convencida de que la vida le tiene una misión reservada.

A los 16 años se convirtió en un símbolo global de la lucha por la educación de las niñas, lo que le ha valido el reconocimiento de la comunidad internacional que en 2011 le concedió el Premio Nacional de la Paz de Pakistán, y la nominación al Premio Infantil Internacional de la Paz, el cual recibió en La Haya, Holanda.

Malala también es la persona más joven en ser nominada al Nobel de la Paz y quedó entre los cuatro finalistas de la revista "Time", como Persona del año.

Su lucha es a favor del acceso universal a la educación, a través de una fundación que lleva su nombre y que apuesta por diversos programas de gestión comunitaria, que apoya a otros defensores de la educación.

El libro narra pues, cómo ha sido ese camino, plagado de contradicciones, las de vivir en un paraíso natural, en una sociedad donde el nacimiento de una mujer no es algo para celebrar; donde por generaciones se le ha borrado de la historia, se le han negado las oportunidades de desarrollo, se le ha confinado a la crianza de los hijos y donde salir a la calle sin la compañía de un varón es un delito.

Amada por sus padres 

También cuenta cómo su entorno ha sido diferente gracias a que sus padres son un matrimonio por amor y no convenido entre familias.

Cómo su padre, al alegrarse con su nacimiento, le cambió el signo y la ha convertido en una luchadora consciente de las desigualdades sociales, de las injusticias económicas y del fanatismo religioso, porque aunque es musulmana y cree en el Corán, es capaz de diferenciar la doctrina de las ideas extremistas que han carcomido por años el Islam.

Publicado por Alianza Editorial, el volumen recorre la historia y los sucesos que han marcado los últimos 50 o 60 años a su pueblo, desde la infancia y adolescencia de su padre.

La proliferación de la Yihad tras la guerra de los afganos contra los rusos, el recrudecimiento de las medidas retrógradas, luego del derribamiento de las Torres gemelas en Nueva York, que trajeron consigo la persecución de musulmanes, y la censura a la escuela de su padre y su atentado.

También habla de su segunda vida, en Birmingham, en el Reino Unido, donde vive exiliada tras recuperarse de los disparos que casi acaban con su vida un día cualquiera que regresaba de la escuela y fue "tiroteada".

Cómo fueron sus primeros 10 días de confusión en el hospital, la llegada de sus padres, la recuperación de su sonrisa y su determinación de vivir para ayudar a los demás.

Los talibanes le dispararon a la cabeza e hicieron global su anhelo de educación para todos, como reza la campaña que lanzó la ONU con su nombre, para que en 2015 la educación sea verdaderamente universal. Malala Yousafzai es su nombre, la educación es su causa, aunque en ello le pueda ir la vida.

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