Cecilia Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Con el monólogo Cada vez nos despedimos mejor, el actor y director mexicano Diego Luna conmovió al público asistente al Teatro Armando Manzanero.

La obra del dramaturgo Alejandro Ricaño aborda una historia de amor, con encuentros y desencuentros de una pareja, y la historia de las últimas tres décadas y media de México, con sus hitos políticos y sociales.

Tras una bienvenida del actor y la recomendación de desconectarse del celular para disfrutar de la historia durante hora y cuarto, él mismo dio la tercera llamada. 

La única función estuvo abarrotada por los fans del artista que fueron testigos de su calidad sobre el escenario, más allá de las pantallas de cine.

“En ese punto azul imperceptible, es donde suceden las pequeñas historias”, esta es una de las primeras líneas de la puesta en escena y que marca el inicio de una crónica que transcurre a través de aquellos sucesos que lo marcaron y fueron ocurriendo desde 1979 hasta el 2012.

Sin más elementos de apoyo que dos sillas y tres lámparas, acompañado por un músico en el escenario, el actor conquistó. Con plena atención en sus diálogos y las disertaciones del personaje, Diego condujo a los espectadores a lugares y tiempos, invitando a que armaran juntos las piezas y cada quien se llevara a casa la experiencia de este viaje de amor y momentos clave en México.

Diego, interpretando a Mateo, representó los caprichos del destino que lo unieron con Sara y que a la vez los separaba de manera constante, con pocas oportunidades para arreglar las grietas de la relación.

Mateo contó con esperanza y humor su relación con ella y la historia de México. Enmarcados por hechos reales, la obra recuerda momentos clave como el terremoto del 85, hasta el regreso del Partido Revolucionario Institucional al poder, después de 12 años.

“Cada vez nos despedimos mejor” es una obra teatral contada desde el humor negro, sobre el amor y las relaciones contemporáneas, la soledad del individuo urbano, la pérdida, el destino y la necesidad de tener a toda costa una segunda oportunidad, aunque se vuelva a arruinar.

Desde su estreno en noviembre del 2013, el monólogo obtuvo una gran respuesta del público, funciones con llenos totales que propiciaron que la temporada se ampliara hasta el 2 de febrero.