Origen e historia de los grandes juegos de casino
En la década de los 70, se dio el salto a los modelos totalmente electrónicos, abriendo la puerta a nuevas funcionalidades.
Jugar es algo muy común en nuestra sociedad, hace muchos siglos que el entretenimiento forma parte de la vida de las personas. En ocasiones, el origen y la historia que acompaña a las prácticas más reconocidas llaman la atención y esconden curiosidades. Por ese motivo, en este artículo, repasaremos los primeros pasos de actividades que ahora están presentes en el campo online como la ruleta, el blackjack o las tragamonedas, tres de los pasatiempos más demandados del momento.
Hoy en día, encontramos una importante cantidad de juegos de casino en el mundo digital actual, pero siguen siendo aquellos más tradicionales los que cautivan el interés del público. Manteniendo la esencia que los hizo muy populares en su momento, han sabido irse adaptando a los nuevos tiempos hasta dar el salto definitivo a las pantallas. Ejemplo de ello es el aprovechamiento de las emisiones en vivo para realizar partidas en tiempo real o la multitud de variantes que se contemplan en la red.
La ruleta, matemática y esotérica
Los primeros documentos que demuestran la existencia de un mecanismo parecido al de la ruleta datan de la Edad Media, cuando se conocía como rueda de la fortuna. El creador de las normas del juego y del prototipo que todavía se usa en la actualidad fue Blaise Pascal, un matemático galo que ya contemplaba los 36 números. Empezó siendo un entretenimiento entre círculos de amistades hasta que, a mediados del siglo XIX, dio el salto definitivo a la fama mediante el Casino de Montecarlo con la modalidad francesa.
Nada fue cuestión de azar y la creación de este juego guarda mucha vinculación con el más allá. Por un lado, la rueda en aquellos tiempos era considerada como un símbolo esotérico, pues forma parte de los arcanos mayores del tarot. Por otro lado, la suma de los números de la versión inicial da como resultado 666, un número vinculado a la magia en algunas culturas, mientras que en otras con el diablo. Además, su distribución de las casillas está ideada para equilibrar al máximo las opciones de ganar.
La curiosidad del nombre blackjack
El nacimiento del blackjack, una de las prácticas de cartas por excelencia, tiene un origen incierto. Algunos lo sitúan en España en el siglo XVII, pues hay referencias bibliográficas de ello, pero lo cierto es que volvió a ser Francia quien le dio notoriedad. Bautizado como “vingt-et-un”, el número que tenía que tratar de alcanzar el jugador para conseguir la victoria, contaba con un funcionamiento parecido al de otros dos pasatiempos galos de aquella época: “Chemin de fer” y “La ferme”.
El nombre actual es mucho más reciente, ni siquiera tiene un siglo de vida, y se dio en torno a 1931. En ese momento, el juego entró a los Estados Unidos por Nueva Orleans y se fue expandiendo hasta llegar a la ciudad de Las Vegas. Allí, en algunos casinos reinventaron ligeramente su funcionamiento, añadiendo una regla especial con la que el jugador ganaba diez veces lo apostado si conseguía una combinación con un Jack (J) de trébol o picas, ambos palos negros. De aquí el término “black” y “jack”.
Las tragamonedas y la campana de la libertad
Las tragamonedas, ahora tan habituales endispositivos de pantallas reducidas como los celulares, no se podrían entender en nuestros tiempos sin el primer prototipo, nacido en 1895 y conocido como “Liberty Bell”. Obra de Charles Fey, un ingeniero alemán, creó el mecanismo de tres rodillos con símbolos todavía populares como las estrellas, las herraduras o las campanas. Conseguir estas tres últimas daba como recompensa especial un premio en metálico.
El modelo fue llenando primero los locales de San Francisco, donde residía el inventor, y luego fue conquistando territorio americano, llegando a no dar respuesta a tanta demanda de máquinas. Esto provocó que muchas compañías copiaran la idea y lanzaran su propia versión, aumentando así la oferta. En la década de los 70, se dio el salto a los modelos totalmente electrónicos, abriendo la puerta a nuevas funcionalidades, algo que dos décadas después ya se dejaba ver en la red.