Shazam convence y rescata al universo extendido de DC

La película gusta al público con su toque de humor y parodia sobre los superhéroes.

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En 1939, el mismo año de la publicación de la historieta de Batman, apareció bajo el sello de Fawcett Comics otro héroe: Capitán Marvel/Capitán Maravilla y actualmente Shazam ya bajo la tutela de DC, cuyo nombre es un acróstico de seres fabulosos. (Agencia Reforma)
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Rafael Aviña
Agencia Reforma
CIUDAD DE MÉXICO.- En 1939, el mismo año de la publicación de la historieta de Batman, apareció bajo el sello de Fawcett Comics otro héroe: Capitán Marvel/Capitán Maravilla y actualmente Shazam ya bajo la tutela de DC, cuyo nombre es un acróstico de seres fabulosos que le otorgan sus poderes: Salomón, Hércules, Atlas, Zeus, Aquiles y Mercurio.

De hecho, fue el primer superhéroe en llegar a la pantalla grande en 1941 en una serie de episodios producida por la célebre Republic.

Justo en ese tono fantasioso, humorístico, ingenuo, auto paródico y falto de pretensiones, es donde radica la fortaleza de una película como ¡Shazam! (EU, 2019).

Cinta dirigida con eficacia y gran ritmo por David F. Sandberg, quien junto con sus guionistas apuestan por un tono nostálgico y naif al estilo del Hollywood fantástico de los años ochenta.

Más que un filme de acción, enfrentamientos épicos a lo Avengers y semidioses, se trata de un relato sobre la fuerza del espíritu, el poder de la familia, el amor y la persecución de los sueños por más disparatados que sean.

Billy Batson (Angel), un adolescente huérfano que busca a su madre y ha huido de varios hogares sustitutos, se transforma en Shazam (Levi) al nombrar esa palabra: un adulto musculoso con un traje tan llamativo como ridículo para enfrentar a su némesis, otro niño humillado que al crecer libera los pecados capitales (Mark Strong).

Escenas como las pruebas de súper poderes -la del intento de asalto en una tienda o la química entre el héroe y el huérfano Freddy (Grazer)-, equiparan a ¡Shazam! con otros relatos sobre la pureza del corazón, como: Quisiera ser Grande (Marshall, 1988) o Forrest Gump (Zemeckis, 1994).

Con La Mujer Maravilla, Aquaman y ésta última, DC ha entendido que menos es más.

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