Cuentan que cada 24 de agosto no se debe jugar con los cerillos porque se puede quemar la casa, eso dicen según nuestros abuelitos, que eso era cosa tan sencilla como que el Diablo soplara. Nada de jugar con cuchillos porque se pude ocasionar una desgracia, no se debe acercar a rifles, pistolas, machetes, ni subirse a ningún árbol, mucho menos meterse al agua porque el Diablo te puede ahogar.

Estos relatos son contados por nuestros antepasado, cuentan que esta historia se da en el cerro de Oxtotitlán Guerrero, que a partir de las 11:00 de la noche del 23 de agosto se abre una puerta en donde dicen que el diablo sale para andar por las calles, señalan que la noche que él sale se vuelve oscura y con un ambiente raro, donde ocurre una fuerte lluvia con rayos y fuertes vientos haciendo saber que el diablo está listo para salir.

Las personas del lugar afirman que nadie puede ir a los sembradillos, donde están las cosechas, ya que podrían llevarse una sorpresa al ver como las víboras caminan y bailan paradas, y ver cosas inimaginables sin explicación alguna.

Hoy el diablo anda suelto en las calles

Dicen los pobladores que dentro del cerro se abre una puerta enorme y si alguien entra en ella suceden cosas fuera de serie, afirmando que  el tiempo puede transcurrir de forma anormal y donde puede salir envejecido o bien se puede salir con la misma edad pero su generación ya envejecida.

 Este día el diablo anda en la calle vestido como un hombre encantador, amable con el afán de enamorar a las mujeres.

 Comentan que al día siguiente se puede ver que las moscas se empiezan a ir de las casas.

 Según en nuestras creencias, San Bartolo es el  representante  que anuncia una piedad por las inclemencias del tiempo, como cada 24 de agosto se dice que es el último día de la canícula.

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