México, un país que ejerce el racismo y cree que no es racista

En México el racismo es una cuestión estructural ejercida a diario y de la que nadie escapa.

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(Foto: Notimex)
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Agencias

México.- En México el racismo es una cuestión estructural ejercida a diario y de la que nadie escapa; sin embargo, al ser confrontados con esta realidad los mexicanos muestran sorpresa y argumentan “nosotros no somos racistas”, aseveró Eugenia Iturriaga, de la Universidad Autónoma de Yucatán.

La académica explicó que esta incapacidad para reconocernos es inducida, en gran parte, por los medios y el cine, “pues dicha palabra nos remite a películas como Mississippi en llamas, al apartheid en Sudáfrica o al genocidio nazi, pero poco reparamos en nuestro trato hacia los indígenas y afromexicanos, o hacia los inmigrantes centroamericanos o personas de tez morena”.

Al respecto, la antropóloga dijo que ella constata cómo nos ha permeado este fenómeno cada que camina por las calles meridanas y ve los espectaculares del sinfín de fraccionamientos que se construyen en Yucatán; “por los modelos ahí retratados cualquiera creería que pura familia noruega se va a mudar a esas casas”.

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El racismo se materializa de distintas maneras “y la publicidad es un buen termómetro de esto, como demostró un artista regiomontano al intervenir un cartón de leche y, en vez de poner a una familia rubia, como se estila, eligió a una morena. Al acomodar el producto en la estantería y pese a costar lo mismo que la competencia, los clientes imaginaban que se trataba de un producto para gente pobre”, señala un comunicado de la UNAM. 

¿Por qué nos negamos a asumirnos racistas?

Ello tiene que ver con la idea del mestizaje y con cómo México se construyó como nación a mediados del siglo XIX y, después, con el proyecto de posrevolucionario que enarbola al mexicano como producto de dos sangres: la española y la indígena. Por ello aún nos preguntamos, ¿cómo podemos practicar el racismo si tenemos dos raíces?, expuso Iturriaga Acevedo.

“La respuesta no asombraría si consideramos que este discurso ha borrado la presencia de los afrodescendientes mexicanos al grado de que estos pueblos parecen inexistentes y ello ha dado pie a casos bochornosos, como el de deportaciones de oaxaqueños de la Costa Chica, quienes son enviados a Nicaragua o el Salvador bajo el argumento de que son afros y en nuestro país no hay gente negra”.

Para la autora del libro Las élites de la ciudad blanca, recién publicado por la UNAM, los orígenes de este proceder pueden rastrearse en personajes como Andrés Molina Enríquez, quien en 1909 postulaba: “La patria no puede existir sin la raza, ya que la unificación racial genera cohesión unitaria. Bastará con que el elemento mestizo predomine y con que se eleve en número hasta anegar a los otros, para que todos se confundan en él”.

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