Covid, lo único que logró sacar de las calles del Centro de Mérida a los ambulantes

Las autoridades lograron eliminar el comercio ilegal en el Centro Histórico durante varios meses, pero el fin de año lo trajo de vuelta

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Los vendedores informales como las “chiapanecas” siempre están en constante movimiento, de ahí que no sea fácil controlarlos. (José Acosta/Novedades Yucatán)
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MÉRIDA, Yucatán.- La Covid-19 logró lo que las autoridades habían buscado por años: retirar de las calles a los ambulantes.

Con el inicio del problema de salud, hace poco más de nueve meses, vinieron el confinamiento, el cierre de negocios no esenciales, los despidos y los problemas económicos de muchas personas; al no haber compradores, los informales también “desaparecieron”.

Con el pasar de las semanas, los informales pedían volver a las calles, pero las autoridades no lo consideraban correcto, ya que el índice de contagios podía aumentar si las arterias y aceras del centro se llenaban de oferentes y demandantes, y lo primordial era la salud de todos los habitantes de la ciudad; muchos de los ambulantes se contuvieron pero no todos.

Ola 1 de reactivación económica en Yucatán

El 8 de junio empezó la ola 1 de reactivación económica: los comercios podían empezar a abrir sus puertas; algunos ambulentes aprovecharon para retornar a las calles de la ciudad; otros optaron por vender en sus casas en tanto podían reinstalarse en el primer cuadro.

Con la reactivación, solo se podían observar a algunos ofreciendo pocos artículos, sobre todo cubrebocas, gel anibacterial y sanitizantes; sólo se quedaban unas horas y se movían para no ser identificados.

A partir del martes 1 de septiembre, el Estado inició la reactivación económica, limitada por el coronavirus, y lo hizo de manera gradual en cines, gimnasios, zonas arqueológicas, plazas comerciales y, desde el 15 de septiembre, las iglesias volvieron a oficiar misas presenciales, según el Acuerdo de Reapertura Económica Segura que dio a conocer el Gobierno estatal.

Pero ni siquiera el hecho de que había más movilidad los hizo volver y sólo unos pocos vendedores “recuperaron” espacios en el primer cuadro meridano. Sin embargo, con la cercanía de las fiestas decembrinas “reaparecieron” muchos que, de forma discreta, ofrecían sus productos, porque no tenían permiso para vender, aunque tampoco eso les quitaba el sueño.

En diciembre se observó más ambulantaje

En diciembre, en los que una gran cantidad de personas transitaban por el primer cuadro de la ciudad de Mérida en busca de las mejores prendas, zapatos y regalos para las celebraciones decembrinas se unieron más a las filas del ambulantaje.

El sindicado Benito Juárez agrupa a más de dos mil vendedores ambulantes, locatarios fijos y semifijos, de estos cerca de 800 trabajan en algunas zonas del primer cuadro de Mérida; los demás buscaron otras fuentes de ingresos o llevan su actividad comercial a sus casas.

La Comuna informaba que las calles del centro estarían libres, cuando menos durante diciembre, de cerca de 400 vendedores ambulantes debido a que no contaban con permisos para ocupar algún espacio en la vía pública de la capital del Estado.

Los puntos de venta de pirotécnia se limitaron a 70 permisos. Pero la mayor parte de los 350 que otorgó este año la Secretaría de la Defensa Nacional, en coordinación con el Ayuntamiento y Protección Civil estatal, se ubicaron fuera del primer cuadro de la ciudad.

Sin condiciones para que ambulantes reactiven actividades

El Ayuntamiento de Mérida volvió a insistir en que debido al tema de movilidad y de espacios seguros para los transeúntes en las aceras y calles del centro, no había condiciones para que los informales retornaran a sus actividades.

Pero los informales que se instalaron en esquinas como la calle 56 por 65 retomaron sus ventas aun cuando la autoridad no les dio permiso para volver; en entrevista, ellos comentaron que si bien tienen temor por este virus, “la necesidad es canija”, al tiempo que pregonan sus pilas, calcetines, chips de teléfonos celulares, etc.

El segundo fin de semana de diciembre los comercios del centro de Mérida comenzaron a sentir la derrama económica por la cercanía de la Navidad, ya que desde esos días aumentó la afluencia de compradores en las calles y locales comerciales del primer cuadro de la ciudad.

Fue cuando los empresarios manifestaron que si las ventas no aumentaban por lo menos un 35 por ciento durante las compras del mes de diciembre unos mil negocios del corazón de la ciudad cerrarían sus puertas definitivamente, debido a que no iban a tener los recursos necesarios.

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