Extraordinario hallazgo maya en Chichén Itzá
Se trata de un marcador de pelota maya con el texto completo que fue hallado por el INAH en Chichén Itzá.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dio conocer de manera oficial el descubrimiento en Chichén Itzá de un marcador de piedra de Juego de Pelota en forma circular, el cual presenta en bajorrelieve una banda glífica rodeando a dos personajes ataviados como participantes de dicho ritual.
El pasado 18 de marzo, Novedades Yucatán dio a conocer este valioso hallazgo por parte de los arqueólogos, quienes consideran que la relevancia de la pieza radica en tratarse de un elemento escultórico que conserva su texto glífico completo.
Con 32.5 centímetros de diámetro, 9.5 centímetros de grosor y 40 kilogramos de peso, la pieza fue hallada durante los trabajos arqueológicos que se efectúan como parte del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), a cargo de la Secretaría de Cultura federal.
La pieza, nombrada como Disco de los Jugadores de Pelota, fue encontrada por la arqueóloga Lizbeth Beatriz Mendicuti Pérez, dentro del conjunto arquitectónico Casa Colorada (nombrado así por los restos de pintura roja en su interior) o Chichanchob ─ubicado entre el Osario y el Observatorio─, como parte de la Estructura 3C27, la cual corresponde a un arco de acceso al área, informó el arqueólogo Francisco Pérez Ruiz, quien junto con el arqueólogo José Osorio León coordina la ejecución del Promeza en Chichén Itzá.
¿Qué es lo que encontraron en Chichén Itzá?
“En este sitio maya es raro encontrar escritura jeroglífica y menos un texto completo; desde hace más de 11 años que no ocurría”, destacó el arqueólogo Pérez Ruiz, al explicar que el monumento hallado funcionó como marcador de algún evento importante relacionado con el Juego de Pelota de Casa Colorada, una cancha mucho más pequeña que el Gran Juego de Pelota de Chichén Itzá.
El investigador estima que este marcador de Juego de Pelota debe corresponder al periodo Clásico Terminal o Posclásico Temprano, entre finales de los años 800 y principios de 900 d.C.
A su vez, la arqueóloga Mendicuti Pérez detalló que el monumento se encontró en posición invertida, a 58 centímetros de la superficie, lo que sugiere que formó parte del muro este del arco mencionado, y su posición final se debió al derrumbe del mismo.
La banda glífica, presente en la cara frontal, mide aproximadamente seis centímetros de ancho, la cual rodea un registro interior iconográfico de 20 centímetros de diámetro: el estudio iconográfico y epigráfico, encabezado por el arqueólogo responsable, Santiago Alberto Sobrino Fernández, ha identificado a dos personajes ataviados como jugadores de pelota, de pie, frente a una pelota.
“El personaje a la izquierda porta un tocado de plumas y una banda que presenta un elemento en forma de flor, probablemente un lirio acuático. A la altura del rostro se distingue una voluta, la cual puede interpretarse como aliento o voz. El contrincante porta un tocado reconocido como ‘turbante de serpiente’, cuya representación se observa en múltiples ocasiones en Chichén Itzá. El individuo usa protectores de juego de pelota. La banda epigráfica se compone de 18 cartuchos con una fecha de cuenta corta 12 Eb 10 Cumku, la cual apunta, tentativamente, al año 894 d.C.”, comentó.
Pérez Ruiz adelantó que el estudio de la pieza se llevará a cabo dentro del Promeza; por el momento, ya se atiende su conservación. En tanto, la restauradora de bienes muebles, Claudia Alejandra Mei Chong Bastidas, realizó la desalinización de la pieza con compresas de fibra de celulosa y una limpieza físico-química con agua destilada.
A su vez, Luis Alberto Rodríguez Catana ha realizado el proceso de fotogrametría, con la finalidad de tener imágenes en alta resolución de los detalles de la iconografía y el texto glífico.
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