MÉRIDA, Yucatán.- El rezago educativo en Yucatán afecta principalmente a las mujeres y a los habitantes de la zona periférica de Mérida, donde se presentan los índices más altos con este problema, informó el director del Instituto de Educación para Adultos del Estado de Yucatán (Ieaey), Kirbey Herrera Chab.

Detalló que la población que más sufre este rezago son las mujeres, casi el 54 por ciento de los más de 10 mil educandos que tienen pertenecen al género femenino. El 58 por ciento de la gente que atiende el Ieaey es de Mérida y el resto del interior del Estado.

El funcionario dijo que Yucatán se encuentra en el noveno lugar de los indicadores de rezago educativo, lo que considera positivo, porque no se puede competir con las entidades del norte del país que cuentan con procesos más avanzados, por lo que los números en la región son alentadores, pero se tiene que seguir trabajando.

“La zona que presenta mayores índices de rezago educativo en el Estado se ubica en la periferia de la ciudad, llegan personas del interior del estado a Mérida y se instalan en asentamientos irregulares, ante las carencias su mayor preocupación es trabajar y obtener dinero para comer y subsistir, por lo que los estudios los dejan a un lado y esto genera una cadena de pobreza educativa”, señaló.

Herrera Chab explicó que se están enfocando en atender este tema, por eso en Mérida el Ieaey cuenta con tres coordinaciones de zona: oriente, poniente y sur, que abarcan la capital yucateca y sus comisarías.

Destacó que el Ieaey brinda servicios a más de 10 mil 200 alumnos y del 1 de octubre del 2018 al 1 de agosto del 2021 han certificado a poco más de 12 mil 300 personas que concluyeron la educación primaria y/o secundaria, así como los que han aprendido a leer y escribir.

Precisó que respecto a las personas que culminan sus estudios en el Instituto de Educación para Adultos las cifras son cercanas al 100 por ciento. Agregó que ahora el instituto solamente emite certificados de primaria y secundaria, porque la alfabetización requiere un proceso cara a cara el cual no puede ser posible debido a las limitantes provocadas por la contingencia sanitaria.