Guadalajara.- "Santiago" tiene 23 días de nacido; más de la mitad los ha pasado bajo el resguardo de la casa hogar Sueños y Esperanzas, en Zapopan, junto con su hermano, de un año y seis meses.

El bebé fue uno de los pocos que lograron un lugar en la institución, pues las solicitudes para ingresar a recién nacidos aumentaron un 400 por ciento durante la pandemia por Covid-19.

"De tener entre 5 a máximo 14 solicitudes de ingresos para recién nacidos, durante septiembre recibimos al menos 70 peticiones para que bebés abandonados pudieran ser parte de esta familia", explicó Erika Cid Galindo, directora de la organización ubicada en la Colonia Lomas Universidad.

Los menores de edad provienen de todas las zonas de Jalisco, especificó.

"El problema es que el abandono está aumentando tanto que los albergues no se están dando abasto para recibirlos", añadió la directora.

En el Municipio de Jesús María, en la región Altos Sur, el albergue "San Francisco de Asís" recibió al menos 30 solicitudes de ingreso de bebés durante el último mes, explicó su fundador, Flavio Castro Rizo.

"De los 80 niños que atendemos, 17 son menores de un año y ahorita estamos recibiendo a niños derivados de los sistemas DIF municipales y de otros Estados de la República y la mayoría son de entre 10 a 15 días de nacido", relató.

Los menores son enviados porque sus madres abusaban en el consumo de sustancias prohibidas, sufrieron violencia o su familia carece de recursos para atenderlos, de acuerdo con los directivos.

Sin embargo, aunque el número de menores abandonados aumenta, las donaciones, fuente principal de ingresos para la manutención de las instituciones, han ido a la baja en promedio 20 por ciento, indicó Cid Galindo. Cada mes, apuntó, pierden cerca de tres donadores.

Resguardar a menores de un año representa un gasto considerable, debido a la alimentación y cuidados especiales que requieren. Las cuentas oscilan los 70 mil pesos mensuales, calculó Castro Rizo.