Cárteles utilizan minas para atacar vehículos del Ejército

Grupos de autodefensa en el estado de Michoacán revelaron el uso de explosivos improvisados en los caminos.

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Cárteles utilizan minas para atacar vehículos del Ejército. (AP Foto/Eduardo Verdugo, archivo)
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CIUDAD DE MÉXICO (AP) — En la guerra entre los cárteles de la droga en el occidente de México, los narcotraficantes han comenzado a utilizar dispositivos explosivos improvisados, similares a la minas antipersonales, en caminos para dañar vehículos del Ejército.

Grupos de autodefensa de la ciudad de Tepalcatepec, en el estado de Michoacán, indicaron que minas improvisadas dañaron fuertemente un vehículo blindado del Ejército la semana pasada.

Un vocero de uno de esos grupos proporcionó fotos que muestran un vehículo blindado ligero del Ejército en un camino, con daños que dijo fueron causados por una de esas minas. Las autodefensas enfrentan al Cártel Jalisco Nueva Generación.

El portavoz, que se negó a dar su nombre por temor a represalias, señaló que la explosión ocurrió el sábado en el pueblo de Taixtan, cerca de Tepalcatepec, donde los habitantes llevan meses enfrentándose al cártel de Jalisco.

Con frecuencia los narcotraficantes ya usan vehículos blindados de fabricación casera y drones modificados para lanzar bombas pequeñas. Pero esta sería la primera vez que cárteles mexicanos usan exitosamente explosivos improvisados.

El Ejército no respondió a una solicitud de comentarios sobre dichos explosivos. Pero la Secretaría de la Defensa Nacional sí indicó que patrullas del Ejército fueron atacadas cuatro veces en el área el sábado con explosivos, vehículos blindados improvisados y disparos, lo que dejó a 10 soldados heridos. No especificó qué tipo de explosivos se usaron.

El canal televisivo Milenio describió los dispositivos como bombas de tubo PVC enterradas con una base redonda de metal debajo y una tapa cónica de metal para dirigir o concentrar la explosión.

El analista de seguridad Juan Ibarrola, que se especializa en las fuerzas armadas, dijo que 

“lo preocupante es la improvisación que se le da a la ingeniería que ellos quieran usar para crear armas, trampas, explosivos, en fin”.

Ibarrola señaló que, en lugar de pelear una guerra abierta con el Ejército — que los narcotraficantes saben que perderían-, más que nada están tratando de amenazar y atacar a grupos rivales.

En noviembre, residentes de la aldea Loma Blanca, dominada por el cártel de Jalisco, les mostraron a periodistas de The Associated Press un cráter pequeño con una placa redonda de metal, y dijeron que allí las fuerzas de Tepalcatepec habían detonado una mina.

Aunque cárteles en México han usado granadas de mano y propulsadas por cohetes contra policías y soldados, los explosivos improvisados eran prácticamente desconocidos en los enfrentamientos relacionados con las drogas en el país.

En el 2015, pistoleros del cártel de Jalisco derribaron un helicóptero Eurocopter de transporte con un lanzagranadas, matando a ocho soldados y un policía. Aunque los helicópteros que el cártel enfrenta ahora son Blackhawks, no hay duda de que los narcotraficantes pueden obtener algo más poderoso.

El gobierno mexicano se está quedando rápidamente sin herramientas para controlar la expansión del cártel de Jalisco, el más poderoso del país en lo que respecta a armamento militar. 

El Ejército ya ha empleado algunas de sus armas más letales en su combate contra el cártel: Helicópteros artillados equipados con minicañones eléctricos, y ametralladoras capaces de disparar miles de balas por minuto.

Rechazan política de “abrazos, no balazos”

Pero los habitantes de Michoacán también están hastiados de la estrategia del Ejército de simplemente separar al cártel de Jalisco del grupo criminal los Viagras, ubicado en Michoacán. 

De hecho, la política del gobierno les permite a los Viagras —conocidos por efectuar secuestros y extorsiones— establecer bloqueos y retenes en muchos de los caminos del estado. Los cargamentos de lima, aguacate y ganado que salen de Michoacán deben pagarles un “impuesto de guerra” a los Viagras.

La estrategia de inmovilidad parece formar parte de la política del presidente Andrés Manuel López Obrador de “abrazos, no balazos”, con el fin de evitar la confrontación.

“Lo grave aquí es que no hay tampoco una respuesta del Estado contundente para enfrentarlos”, dijo Ibarrola. 

“Esto es lo grave, y no porque no se tenga la fortaleza, ahí está el Ejército que puede hacerlo... (pero) sencillamente no se le ordena”.

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