Crónica: Amor, travestis y fugas en prisión

Los romances entre reos y el personal administrativo son frecuentes entre las celdas. Tal fue el caso de Jenny/Anselmo, a quien el director del penal le puso incluso escolta.

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Jenny desapareció sin dejar rastro. (Reforma)
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Staff/Agencia Reforma
MÉXICO, D.F.- En una prisión mexicana como en la que sobrevivo, se confunden los mundos de adentro y afuera. Los de afuera pueden entrar en cualquier momento y los de adentro salen a su antojo.

Si tienes poder o dinero, adentro y afuera puedes hacer casi lo que quieras. Por eso, para los que estamos adentro, especialmente para algunos, lo peor que puede suceder no es seguir en la cárcel, sino que los manden a una cárcel diferente, que los extraditen.

La extradición, principalmente a los Estados Unidos, es el principal, casi único, motivo de preocupación de los padrinos presos en México y la razón de muchos planes de fuga.

Conforme se acerca la posibilidad de ser extraditados aumenta la necesidad de salir, se escuchan todo tipo de ofertas ("conozco al juez", "mi amigo es el secretario de...", "nosotros te sacamos, pero...") y se sondean alternativas con quienes pueden abrir las puertas necesarias, "por las buenas o las malas, no importa cuánto cueste".

A más de uno se le ha ocurrido aprovecharse de esta circunstancia. Algún abogado que promete y no cumple, y amanece muerto en su coche. Claro: esto sólo pasa cuando el engañado es un padrino, a diferencia de tantos abogados que engañan a los internos sin recursos y dejan a la familia sin dinero y sin papeles.

Sin embargo, en la cárcel no todo el poder gira en torno al dinero. Hay otras motivaciones como el amor, la violencia o la venganza, que están en el origen de las caídas en prisión y, también, detrás de muchas de las salidas.

Por ejemplo, Israel es guadalupano pero decía que la Santa Muerte lo salvó de que los policías lo mataran como a sus dos hermanos. Por eso le puso un altar en su camarote, con un papel con los datos de aquellos policías. Aunque tenía una condena larga ya está afuera, buscando a esos agentes.

Israel nos repetía que se iba a ir, que "todo estaba arreglado": lo trasladarían a su tierra, a un penal de baja seguridad y, de ahí, a la calle en 2 meses.

Ninguno le hice caso, pues aquí todos, más o menos, alucinamos con lo mismo. Sin embargo, todo se cumplió como lo dijo, hasta lo de los 2 meses. Su fuga salió en el periódico.

Son frecuentes los romances entre los presos y el personal administrativo. Muchos internos trabajan en las oficinas, archivo, enfermería, escuela, talleres de la prisión por lo que tienen trato diario con las y los externos que ahí trabajan. No es raro ver cómo surgen relaciones amorosas.

Algunas de ellas mueren de muerte natural; otras, por el contrario, crecen y se convierten en motivo de sospechas y suspicacias de los malpensados que se imaginan peligros de evasión.

Jenny acudía todas las noches al llamado del director del penal

Ese fue el caso de Jennifer, "Jenny" para sus compañeros de celda, sus amigos y clientes, que eran una legión.

Paraba el tráfico cuando salía de su celda y eso que en la prisión no hay automóviles. Pero en los pasillos por los que se contoneaba, todos se detenían, dejaban de golpear a aquel infeliz, de apostar con el custodio, de aventarse la rata viva que atraparon por la cola, en fin, cesaban de hacer lo suyo para voltear a verla, chiflarle, gritarle, masturbarse u demostrarle de alguna otra forma su admiración. Jenny se daba a desear.

Había que escuchar al custodio gritar su nombre: "¡H. N. Anselmo!" para comenzar a captar la realidad y aquello de las apariencias que engañan.

Jenny/Anselmo era el travesti más deseado del penal y el que mejor logró su transformación dentro de una gama que, aquí en la cárcel, va de su espectacular caso a las mayores monstruosidades.

Traía muchos años a cuestas por un asesinato. Siempre andaba acompañada por una pequeña escolta de internas, supuestamente por órdenes del director del reclusorio, quien todas las noches mandaba por ella.

Un día, Jenny comenzó a mostrarse menos; luego la enviaron a la zona de protección y más tarde no se supo de ella.

Unos dijeron que la trasladaron, otros que "le ganó al juez" suicidándose, algunos que seguía adentro, en la zona de castigo. Nadie sabía con certeza. Incluso se dijo que se había escapado.

Así es aquí: todo se sabe, pero muchas veces comienza siendo un rumor. Nadie dice nada con claridad, todo son chismes que, en su mayoría, el tiempo confirma. Puedes desaparecer de un momento a otro sin que se sepa el motivo, hasta que se comienza filtrar o, simplemente, se olvida.

Después de la desaparición de Jenny cambiaron al director por un rumor de fuga y, más tarde, lo sentenciaron y enviaron preso a otra cárcel.

En aquella prisión, el ex funcionario sólo recibe una visita: la de su nueva esposa que, casualmente, se parece mucho a Jenny/Anselmo.

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