Crónicas urbanas: Sólo quería robar el radio... pero se llevó todo el auto

En 2012 el atraco de vehículos en el país fue de 50.6 unidades por día.

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En 2012 los amantes de lo ajeno se apoderaron de 73 mil 884 autos en México. (SIPSE)
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Humberto Ríos Navarrete/MILENIO
MÉXICO, D.F.- La incomodidad se reflejaba en el semblante de Leonardo, un joven de pies inquietos y mirada sin punto fijo, quien insistía en que solo había acompañado a su cómplice, de 14 años, y que él se dedica al comercio ambulante.

Pero la realidad era otra, como se comprobaría luego de que una mujer reportara el despojo de su vehículo, un delito que, en 2012, de acuerdo con estadísticas oficiales, significó un total de 18 mil 515 unidades robadas.

Y allí estaba el “probable responsable” de una infracción que encabeza las incidencias delictivas en el DF y que en todo el país, de 2000 a 2012, pasó de 47 mil 606 a 73 mil 884, con una recuperación de 53 por ciento de autos, según información de empresas aseguradoras; en la Ciudad de México, mientras tanto, han disminuido, sin dejar de ser el principal.

Así como van las aprehensiones que realiza la Secretaría de Seguridad Pública, las tendencias continuarán, pues casi todos los días esa dependencia informa sobre capturas de presuntos implicados en ese delito, más las denuncias que se convirtieron en averiguaciones previas —el año pasado hubo un promedio diario de 50.6—, que más tarde serán indagadas por la Policía de Investigación o ligadas con otras pesquisas.

Pero lo más probable es que ni las estadísticas ni otros detalles interesaran a Leonardo, el presunto ladrón que, junto a su amigo, éste siete años menor que él, había participado en el “robo de un vehículo automotor con violencia”, infracción ésta considerada como de “alto impacto social” por la Procuraduría General de Justicia local.

El robo sucedió el pasado lunes. Ese día, por la mañana, la víctima estaba en su auto, un Volkswagen Bora, negro, en la calle Circunvalación, colonia Santa María Aztahuacán, delegación Iztapalapa, cuando llegaron dos jóvenes y la amenazaron con pistolas —después se sabría que eran calibres .38—, al mismo tiempo que la obligaron a entregar las llaves del vehículo, además de otras pertencias.

La mujer, desesperada, pidió el auxilio de las personas que se hallaban a su alrededor y luego a un policía de la Secretaría de Seguridad Pública, quien la invitó a que lo acompañara en la patrulla y así poder rastrear su vehículo, y entonces se aceleró la búsqueda, pues el patrullero detalló el reporte de robo por el radio. La movilización policiaca creció.

Pronto fue localizado el auto y, detalla el informe, “asegurados dos sujetos del sexo masculino, por lo que la denunciante se trasladó al lugar de los hechos, a efecto de ubicar su vehículo y reconocer a los probables responsables, y al tenerlos a la vista los reconoció plenamente como los que momentos antes la desapoderaron de sus pertenencias…”

A Leonardo, quien cuenta con dos antecedentes por robo calificado y un ingreso al Reclusorio Oriente, le fue asignado el mismo centro penitenciario, esta vez por el delito de “robo agravado calificado, sin derecho a fianza”, agrega el reporte, y “el menor infractor fue enviado a la Fiscalía Central de Investigación para la Atención de Niñas, Niños y Adolescentes, para que se resuelva su situación jurídica”.

Leonardo fingía.

O estaba aturdido.

***

Y con la curiosidad de los reporteros frente a él, en el salón de prensa de la Procuraduría, Leonardo mostraba una actitud de candor —o sabía fingir muy bien—, mientras las preguntas revoloteaban. ¿Qué hacía tras el volante de un auto que era perseguido por la policía debido a un reporte de robo?
Fue el 12 de febrero.

Un reportero inquirió:

—¿Qué edad tienes?
—¿Qué?
—Qué edad tienes.
—21 años.

Otro soltó:

—¿Y a qué te dedicas?
—Comerciante.
—¿Dónde?
—En el Metro.
—¿Y desde cuándo robas vehículos?
—Es la primera vez que robo.
—¿Y entonces…?
—Pero yo solo iba por el radio.

***
Y mientras Leonardo era presentado ante los medios de información, policías de la Secretaría de Seguridad Pública, adscritos a la Unidad de Protección Ciudadana denominada Pradera, iniciaban una persecución en calles de la delegación Gustavo A. Madero; iban tras un asaltante que había despojado a una persona de su camioneta de lujo.

El presunto, que había intentado refugiarse en algún rincón de la colonia Casas Alemán, culebreó por callejuelas, ya en los límites con el Estado de México, pero no logró cruzar la frontera, pues varias patrullas lograrían coparlo con todo y vehículo.

El reporte de la policía describe que el propietario de la camioneta, una Nissan Xtrail, último modelo, color blanco, momentos antes había sido despojado por el ladrón, quien le exigió, además del vehículo, otras pertenencias; segundos después, “el agresor escapó, no sin antes amenazar de nuevo al afectado, al mencionar que ya contaba con la información para localizarlo si lo denunciaba”.

La víctima vio alejarse el vehículo, añade el reporte oficial, hacia el centro de la ciudad, y abordó un taxi que siguió la ruta del sospechoso. Más adelante encontró a los policías de la unidad P05-10, adscrita al cuadrante N-2.3.9, quienes reportaron el robo por la frecuencia de radio y, apoyados de otras unidades de la zona y sectores aledaños, formaron un cerco.

Los agentes comenzaron a peinar la zona, pormenoriza el reporte, e indagaron con vecinos, peatones y comerciantes de la zona, sobre el paso del vehículo robado. “Al proseguir el recorrido, detectaron una camioneta con las características descritas por el denunciante”.

Hasta que por fin lograron divisar la camioneta y, como el gato que acecha, se aproximaron, pero el presunto logró escabullirse. La persecución fue más acelerada por avenidas de esa zona, donde en otras ocasiones, debido a que es territorio de frecuentes delitos, han emprendido otras cacerías.

Los perseguidores pudieron alcanzar al vehículo en el cruce de las calles Puerto Tampico y Campeche, donde “forzaron a detener su marcha, pues el probable asaltante no siguió la instrucción de hacer alto que los oficiales emitieron en varias ocasiones por el altavoz de la patrulla”.

Una vez que cerraron el paso a la camioneta, los policías procedieron a bajar al sospechoso, quien “dijo llamarse Iván, de 26 años, del que se informó, al indagar sus antecedentes, que había estado recluido en 2008, por una situación similar; y fue plenamente identificado por el afectado”. 

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