Jose Antonio López/Milenio
MADRID, España.- El titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Emilio Chuayffet, aseguró que “la reforma educativa va”, que jamás se pensó dar marcha atrás a esa propuesta y que nunca se ha sentido agobiado por la protesta de los grupos que piden su renuncia.

En entrevista con MILENIO en Madrid, en la sede de la Fundación Ortega y Gasset, asegura que hay amplios sectores de la población en México, incluidos maestros, que avalan dicha iniciativa, y añade que la oposición a la misma es obra de “ciertos grupos” de la disidencia magisterial.

Chuayffet aterrizó procedente de París, sede la Unesco, donde expuso las ventajas la reforma educativa. Tiene agenda llena y hace una breve escala en Madrid para dar una charla horas después de volar a Londres.

¿Cómo le fue en Francia?

Me fue muy bien en esa visita. Sobre todo tuve la oportunidad de escuchar de viva voz de la directora de ese organismo (Irina Bokova) el respaldo de la Unesco a la reforma educativa, mismo que ya había expresado ella en su discurso ante el consejo directivo.

¿A qué se debe tanta resistencia a esta reforma en México?

¿Qué quiere decir tanta? Hay una enorme cantidad de personas que están de acuerdo con la reforma. Hay una enorme cantidad de maestros que están a favor de ella. Entonces, yo diría: ¿a qué se debe que ciertos grupos se hayan opuesto a la reforma? Y creo que son varias razones.

En primer lugar el hecho de que quizá por culpa nuestra no se haya informado debidamente al magisterio cuáles son los términos, las condiciones, las modalidades de la reforma que los dejan con todos sus derechos, que no los excluyen de ninguna posibilidad de crecimiento, que les garantizan sus prerrogativas y prestaciones.

Yo creo que esta es una tarea más nuestra, de seguir insistiendo en la información para que el maestro sepa que cuando se le evalúe y no acredite la evaluación va a ser acompañado profesionalmente para seguir creciendo, no para ir para atrás: no va a ser excluido de la responsabilidad.

Nuevo sistema educativo

Debido a la presión, ¿en algún momento se pensó en dar marcha atrás?

No. Nunca se ha pensado dar marcha atrás. La reforma va, la reforma será una realidad y sobre ella comenzaremos a construir un sistema educativo que no veremos nosotros, porque los sistemas educativos no se construyen en seis años, sino que deberá ser continuado para que produzca efectos positivos en niños y jóvenes en unos 10 o 12 años.

La nueva reforma educativa en España está echando a las calles a muchos españoles; sin embargo, aquí no hay plantones…

He dicho que el interés superior es la infancia mexicana. Es sano que se expresen los derechos, pero que (los maestros disidentes) no se opongan al derecho del niño a recibir educación. He dicho también en México que es válido protestar, lo que no es válido es dejar a un niño sin clases, como ocurre actualmente.

¿Tiene algún balance de los maestros que están dando clases bajo la nueva reforma educativa?

Fácilmente: 91 o 92 por ciento del magisterio nacional.

¿Qué va a pasar con los disidentes que protestan en la Ciudad de México? ¿Hasta cuándo va a seguir esta situación?

En política uno tiene que encontrar los caminos que lo lleven a lograr los objetivos trazados democráticamente. Se puede pactar todo menos la reforma. Se puede pactar todo menos la aplicación de la ley, porque la ley es la expresión, como decía Juan Jacobo Rousseau, de la voluntad general. La ley es la expresión de la voluntad de los mexicanos y eso no se puede pactar con un grupo.

¿Y las formas?

Las formas… Creo que han sido, por parte del gobierno, de una gran paciencia, de un deseo de aproximación para garantizarle al maestro que sus derechos están a salvo. El otro día recordé la clase de un maestro mío en la Facultad de Derecho de la UNAM. Me decía: el abogado, más que la justicia, busca la certeza. Creo que es cierto. El maestro está buscando la certeza, certeza en que no va a ser afectado en las condiciones de su desempeño normal.

¿Entiende el hartazgo de la gente por las manifestaciones y plantones que hay, principalmente, en el Distrito Federal?

Sin duda lo entiendo. Es realmente un problema, pero también debo decir que no es un problema nuevo. Pareciera que esta es la primera vez que los maestros de algunas entidades vienen a expresarse contra decisiones del gobierno federal. Esto ha venido sucediendo desde hace unos 15 años.

¿Cómo va el censo que realiza el INEGI en diversas escuelas?

Va muy bien. Tenemos ya más de 70 por ciento. Está 11 por ciento en proceso y en 9 por ciento no han sido visitadas las escuelas porque no los han dejado entrar, lo cual es lamentable. Este censo se va a convertir en el sistema nacional de información de la educación, además de que la nómina volverá a operar después de 20 años desde la SEP. Entonces, si no se conoce el nombre de los maestros, si no se sabe cuáles son las cátedras que tienen en el nivel medio o medio superior o las responsabilidades que tienen en educación básica, el asunto se nos va a complicar.

¿Esta reforma acabará con los vicios que existen en la educación?

En materia política nunca hay que hacer predicciones triunfalistas, lo que tenemos que decir es que esta reforma está diseñada para hacer del sistema educativo mexicano un sistema mejor, un sistema en el que los niños aprendan a aprender y a convivir.

¿En algún momento se ha sentido agobiado por la presión?

No, porque la educación tiene, a diferencia de otras materias, un elemento que siempre es muy satisfactorio: saber que se está trabajando por algo que trasciende. Cuando reforma la educación, el presidente (Enrique) Peña Nieto está trascendiendo, está haciendo algo por generaciones que quizá no veamos, pero que seguramente disfrutarán de un mejor sistema educativo si hacemos las cosas bien.

¿Qué dice a quienes piden su renuncia?

La renuncia de un secretario de Estado es una materia que decide únicamente el Presidente de la República. Y mientras esté yo en esta secretaría, ésta seguirá trabajando por la reforma, no hay modo alguno de desviarse, no hay modo alguno de irse por senderos más estrechos, sino hacer lo que la reforma ha señalado que hagamos.