Por una novela se convirtió en la primera taquera en Argentina (video)

Jeanette Castillo llegó a Buenos Aires para continuar con sus estudios de actuación, pero el destinó la llevó a ser la única mujer en Argentina en preparar tacos .

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Jeanette Castillo reconoce que lo más difícil de su trabajo es la presión del tiempo. (Notimex)
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Agencias
BUENOS AIRES, Argentina.- La vida nos lleva por caminos que difícilmente imaginamos. A veces, elegimos una profesión u oficio, pero en el camino cambiamos de dirección y quizás encontremos lo que realmente disfrutamos hacer. Como dice el dicho: "Uno pone y Dios dispone"; un ejemplo es la siguiente historia que publica la agencia Notimex.   

Jeanette Castillo llega apurada a su trabajo, saluda con un beso y una sonrisa a sus compañeros y enseguida se va a cambiar para poder colocarse detrás de la plancha en la que ejerce como la única mujer taquera que hay en Argentina.

La transformación de esta joven veracruzana de 29 años implica que se recoja el cabello y se coloque el delantal verde y la camiseta roja que en la espalda lleva plasmado el nombre de “La fábrica del taco”, la única y auténtica taquería que desde hace cinco años funciona con éxito en Buenos Aires.

Ya lista para trabajar, Castillo recibe a Notimex en el patio de la taquería para contar el largo camino que recorrió desde su Xalapa natal hasta el barrio de Palermo, en donde lo que menos pensó es que se iba a dedicar a preparar el platillo más tradicional de la comida mexicana.

“Vine hace cuatro años y medio, recién terminada la licenciatura de teatro, soy actriz, quería seguir con mis estudios, especializarme, y llegué al IUNA (Instituto Universitario Nacional de Arte)”, explica con un estilo amable y extrovertido que convoca a una inmediata simpatía.

Castillo pensó que sólo viviría aquí durante un tiempo, “pero Buenos Aires te atrapa, es una ciudad con mucha movida cultural, de gente extranjera, además la gente de acá es muy cálida y me fui quedando”.

En 2011, la Copa América que se realizó en Argentina fue el pretexto ideal para conocer, cervezas de por medio, a un grupo de mexicanos talentosos y creativos que, como ella, habían venido a Buenos Aires a especializarse en diferentes áreas.

“Una noche se nos ocurrió hacer una novela mexicana para pasarla por Internet, y como la queríamos vender a un restaurante, caímos acá”, recuerda al contar el apoyo inmediato que el proyecto tuvo por parte de Federico Lobeira, el empresario regiomontano creador de “La fábrica del taco”.

Así nació Un cachito de tu corazón, la novela que se puede ver en Youtube, filmada en la taquería y con un taquero como protagonista, y cuyo primer capítulo ha sido visto por más de 13 mil personas, nada mal tomando en cuenta que es un proyecto independiente.

“Yo era parte del grupo de escritores y después actué, ahí quedó la relación con Fede, pero tiempo después le dije que quería trabajar en el restaurante para solventar mis estudios, y empecé atendiendo en el salón”, explica.

Mientras tomaba pedidos, llevaba platos y limpiaba mesas, Castillo comenzó a mirar con interés el trabajo de sus compañeros que preparaban los tacos, hasta que un día les pidió a sus jefes la oportunidad de pasarse a ese lado.

La joven de ojos grandes sabe que fue una propuesta original, porque ni siquiera en México abundan mujeres taqueras que manejen, por ejemplo, el trompo de la carne al pastor.

“El primer día fue muy raro, había mucha expectativa de la gente sobre mí, muchos pensaban que por ser mujer no iba a poder lograr hacer un trabajo de varón, pero ya vieron que las mujeres sí podemos, y acá ando”, dice entre risas.

Lo más difícil de su trabajo, reconoce, “es la presión del tiempo, porque cuando estamos en hora pico hay que sacar pedidos lo más rápido posible, tener todo listo”, aunque al mismo tiempo la exigencia de la velocidad es lo que más le atrae “porque no me gusta que me ganen, tengo que estar al pie del cañón”.

En horarios vespertinos o nocturnos, dependiendo el día, Castillo prepara tacos al pastor, que son la especialidad de la casa, de bistec, carnitas o pollo, con o sin queso, y en tortillas de harina o de maíz, pero combinando siempre su nuevo e inesperado oficio con su permanente formación artística.

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