Cinco maneras de perder el interés al trabajo y cómo recuperarlo

Es importante comprender que el trabajo en sí no siempre tiene la culpa de que estés así.

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¿Perdiste el interés en tu trabajo? Estas pueden ser las causas. (Pxhere)
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Cuando perdemos el interés al trabajo que nos gusta, primero culpamos al mismo trabajo: no nos resulta "familiar", nos aburre, no contribuye a nuestro  desarrollo. Pero ese no siempre es el caso. A veces nosotros mismos podemos matar el interés en nuestro trabajo.

Existen profesionales que ayudan a descubrir qué quieren de su trabajo, en qué dirección deben desarrollarse y cómo desarrollar su potencial. A menudo tienen que lidiar con solicitudes como: "Dejó de gustarme lo que hago", "Perdí el entusiasmo", "Solía ​​​​ser interesante, pero ahora no lo es".

Es importante comprender que el trabajo en sí no siempre tiene la culpa de que estés así. Con el trabajo (.NET developer job description) podría estar todo bien, pero tenemos algún tipo de falla en el sistema, lo que lleva al hecho de que el trabajo pierda su atractividad. Se identifican 5 razones para tales fallas, en otras palabras, 5 formas de matar el interés al trabajo.

Método número 1. Sobredosis de trabajo

Uno de los mitos sobre el trabajo suena así: si amamos algo, entonces debemos dedicar a ello todo nuestro tiempo; cuanto más, mejor.

Luego, dicen, el interés y la carrera crecerán proporcionalmente. Pero en la práctica, una sobredosis de trabajo da el resultado opuesto: trabajar sin días libres ni vacaciones, al igual que los retrasos nocturnos pueden matar el interés incluso en el negocio más querido. 

¿Cómo evitarlo? Lo comentaremos a través de un ejemplo: “Durante el día, pasa de 3 a 4 sesiones con personas, y el resto del tiempo lee, analiza, escribe, pero no realices más sesiones. Y la cuestión no es que este proceso resulte desagradable, al contrario, te gusta mucho comunicarse y ayudar a las personas, pero has aprendido a dosificar esta comunicación”.

Para no perder interés en lo que estás haciendo, define por ti mismo el límite más allá del cual el trabajo con gusto se convierte en trabajo con tensión. Cualquiera de nuestras actividades tiene este límite, y para cada actividad es diferente. Trata de no invertir en ello demasiado tiempo.

Método número 2. Calidad de atención

Una vez, durante una consulta, el asesor ayudó a un cliente a hacer una lista de sus actividades favoritas (DevOps skills)  y de las que menos le gusten.

Un elemento, hablar en público, llegó a ambas listas al mismo tiempo. Resultó que en la lista de actividades favoritas lo hizo como parte de actuaciones reflexivas, cuando el deseo y los recursos fueron suficientes para preparar algo realmente genial. Y la segunda lista incluye actuaciones a toda prisa. Ambos tipos de actuaciones difieren en una cosa: la calidad de la atención.

La calidad de la atención que prestamos a algo es el criterio más importante de nuestro interés. Tan pronto como nuestra atención se debilita, dejamos de invertir fuerza y ​​energía en algo, y el interés finalmente desaparece. ¡Pero comenzamos este proceso desde el principio!

Esperamos que el trabajo siempre nos dé la sensación de “¡Quiero hacer esto!”, pero esta sensación puede desencadenarse también desde el lado opuesto.

Intenta aumentar la calidad de la atención a tu trabajo; por ejemplo, percibe las tareas como un desafío y busca soluciones inusuales para ellas. Verás, puede volver a ser interesante.

Método número 3. Desequilibrio interno

Cualquier desequilibrio interno afecta en gran medida cómo nos sentimos en nuestro trabajo. Cuando la batalla con las "cucarachas" en nuestra cabeza tiene lugar en el interior, percibimos todo de forma distinta.

Por ejemplo, cuando el síndrome del impostor aumenta, comenzamos a hacer preguntas: “¿Tengo derecho a hacer esto? ¿Estoy en el lugar correcto?" Cuando se establece un perfeccionismo malsano, dejamos de disfrutar nuestro trabajo, menospreciamos los resultados y nos atormentamos pensando en lo que podría haber sido mejor.

Y cuando surge un sentimiento de ansiedad, puede ocurrir un estado que se llama "ausencia mental" - cuando no estamos aquí y ahora, sino en algún pasado traumático o futuro hipotético, y esto nos impide trabajar.

En momentos de desequilibrio interno, una persona comienza a buscar una solución y, en la mayoría de los casos, decide cambiar el contexto: cambiar de trabajo, profesión, lugar de residencia.

Esta parece ser la salida más correcta, ya que ahora todo nos va mal. Pero si no estás a gusto contigo mismo(a), arrastrarás todos estos problemas a un nuevo contexto y de la misma forma sentirás que algo anda mal. Mientras no haya armonía interior, no tiene sentido cambiar nada.

Método número 4. Transferir

Imagínate: eres director de marketing y promocionas marcas de moda de lujo. De repente comienzas a sentir que estás perdiendo interés en tu trabajo. Entiendes que la filosofía de consumo no te es cercana, no te sientes en la misma sintonía con tus compañeros, no compartes los valores de la empresa y tienes situaciones tensas con la dirección. Y ahora te preguntas si amas tu trabajo. La respuesta es inequívoca: no me gusta. ¿Te gusta lo que haces? No me gusta.

Aquí debes comprender que todos los factores negativos anteriores son factores asociados con una empresa específica, responsabilidades específicas, personas específicas y el producto que está promocionando. Y el marketing en sí mismo no es un contexto, es tu profesión. Pero cuando dices: "No, no me gusta lo que hago", dices "no" a todo, incluida la profesión.

Esta es otra forma de matar el interés al buen trabajo, lo que se llama “transferencia'': cuando, sin darse cuenta y sin pensar, transfieres la insatisfacción con las circunstancias actuales a la esencia misma de la actividad que te involucra en ese momento.

Método número 5. "Tunelización"

Lo que llamamos “tunelización” sucede cuando miramos nuestro trabajo como a través de un túnel estrecho y vemos solo lo que estamos haciendo en este momento, pero dejamos de ver lo que está pasando en otras áreas, nichos, empresas.

Por alguna razón, nos parece que todo lo interesante y genial definitivamente caerá en nuestro campo de visión de una forma u otra. De hecho, la probabilidad de que esto ocurra es muy baja si estamos trabajando en un túnel. Nosotros mismos no nos damos la oportunidad de mirar más allá del horizonte, y luego afirmamos con tristeza que la obra ha dejado de inspirarnos. Y no está claro cómo contribuir al desarrollo. No se observan más opciones...

El trabajo deja de inspirar cuando no entendemos lo que puede pasar a continuación y la perspectiva que nos puede proporcionar. Imagina un juego de computadora con un solo nivel: ¿quién quiere jugarlo ahora? Verás: tan pronto como mires a otros niveles profesionales, tendrás energía e interés en el trabajo.

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