Diez lugares con agua cristalina que te enamorarán
México tiene muchos destinos con agua transparente, pero uno que realmente se destaca es Tulum.
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En el mundo existen varios lugares en los que los bañistas pueden disfrutar de las aguas cristalinas, es por ello que a continuación te dejamos una lista de los 10 mejores sitios para que disfrutes con tus amigos y familiares.
1. Tulum, México
México tiene muchos destinos con agua transparente, pero uno que realmente se destaca es Tulum, a 70 kilómetros de Playa del Carmen. Un dato importante es que esta es la única zona arqueológica mexicana que se ubica (de manera perfecta) a orillas del mar Caribe.
La fortaleza maya de alrededor del año 1.000 es el gran imperdible de la zona, pero al plan le sigue una zambullida inmejorable en esas aguas que, de lejos, son claramente turquesa. Y luego cambian: al sumergirse se vuelven transparentes.
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La mejor sección para ir son las playas de la parte del sur del sitio arqueológico, y con un plus: no predominan los grandes resorts cinco estrellas sino espacios más acotados en grandilocuencia: cabañas lujosas o rústicas, a gusto del viajero (www.visitmexico.com).
2. Archipiélago de San Blas, Panamá
Panamá no decepciona en el rubro Caribe. En especial el archipiélago de San Blas, al noroeste del país, donde se encuentra la región indígena Kuna Yala (hoy llamada Guna Yala), con 365 islas de arena blanca.
Exuberante y favorita por turistas que visitan el país, uno de los rasgos más interesantes de la zona son las tradiciones culturales antiguas bien conservadas por sus habitantes, famosos por el arte decorativo que practican.
Pero lo que nos importa es el agua: traslúcida y agradable, en un destino tropical cuyas temperaturas oscilan, todo el año, entre los 17 y 30 grados. El marco es un paisaje natural increíble, que se aprecia mejor, en la estadía, desde los varios alojamientos ecológicos a mano. Y después, a ponerse las antiparras y disfrutar las especies marinas (es.visitpanama.com).
3. Lago Tahoe, Estados Unidos
La línea imaginaria que divide los estados de Nevada y California le pasa por la mitad al lago Tahoe, en el oeste de Estados Unidos. Por cierto, este lago -dicen que es "azul como un topacio”- es uno de los más traslúcidos del país, y ofrece espectaculares vistas de las montañas de la región.
Con casi 500 kilómetros cuadrados (en tamaño es el segundo más grande de Estados Unidos, después de los Grandes Lagos), el Tahoe inspiró nada menos que a Mark Twain. El escritor decía que allí se podía inhalar “el mismo aire que respiran los ángeles”. Pureza subacuática, pureza en el ambiente...
El lugar para disfrutar de este sitio natural podría ser el parque estatal Emerald Bay, desde donde, cuando hace calor, se ven surfistas, paseantes en veleros y en kayaks. Luego, en otoño, hojas rojas que caen. Y en invierno, cuando se abre el centro de esquí, nieve a montones (www.visitcalifornia.com).
4. Lago Moraine, Canadá
No exageramos si afirmamos que el lago Moraine es un paraíso de montaña. Claro que no un paraíso del tipo caribeño o polinesio: es el idilio conformado por un espejo de agua turquesa en medio de altas montañas rocosas, con picos nevados, pobladas de vegetación tupida y fresca. Con pinos, desde ya, como corresponde a un paisaje que podría ser patagónico pero es canadiense.
Los contrastes que cautivan con sus colores chillones se pierden un poco en la transparencia del agua, que no deja de tener, al mismo tiempo, cierto aspecto lechoso, virando al turquesa: es por la sedimentación del agua, que llega directo desde un glaciar.
El Parque Nacional de Baniff es el lugar para disfrutar este rincón (hay lodges preciosos para hospedarse). ¿Un dato de color? Los desarrolladores de Windows eligieron la postal del Moraine para uno de los fondos de pantalla que ofrece la versión 7 del sistema operativo.
5. Bora Bora, Polinesia Francesa
La más conocida de las 118 islas que, con sus cinco archipiélagos, conforman la Polinesia Francesa (con capital en Tahiti). En ella se destaca la mole maciza del monte Otemanu y una vegetación exuberante, rodeada por una laguna de un turquesa imposible de creer. Y la laguna tiene guardia personal: un anillo de arrecifes e islotes, llamado motus, que la protege del mar abierto.
Esta laguna traslúcida es un sitio ideal para hacer snorkel entre mantarrayas y peces, a pocos metros de lujosos hospedajes montados sobre pilotes, como si fueran flotantes. Muchos ofrecen piso transparente para ver el agua. Y el agua se ofrece transparente para ver el mundo subactuático, con tiburones incluidos.
Uno de los grandes atractivos de estas aguas son las caminatas con escafandra por el fondo del mar. Además, las salidas en mini submarino y las jornadas de snorkeling “a la deriva”, cuando los viajeros son impulsados por las corrientes marinas (www.tahiti-tourisme.cl).
6. Playa Whitehaven, Australia
Ponga los pies en Australia. Camine hacia el este, un poco al norte. Tómese una embarcación para arribar a las islas Whitsundays (desde los puertos Airlie Beach o Shute Harbour) y opte por la isla mayor de las 74 que hay, también llamada Whitesunday. Ahí estará la playa Whitehaven: se sabe, white es blanco y haven, “refugio”.
Un dato interesante que en parte explica la textura especial, tan blanca y brillante de esta arena, es la dominante presencia de dióxido de silicio en la playa.
Y vayamos al agua cristalina, que vuelve locos a los visitantes cuando se mezcla con ese fondo de arena brillante: da lugar a unas tonalidades sencillamente alucinantes. No por nada obtuvo es una playa muy premiada. En 2015, el premio a la “mejor playa del Pacífico Sur”, de Tripadvisor.
Además, en 2008 fue considerada la playa más limpia de Queensland en el certamen “Clean Beach Challenge”, y en 2010, la cadena CNN la ubicó en el top del ranking de las playas más “eco-friendly” del planeta (www.australia.com).
7. Isla Palawan, Filipinas
Dicen que la isla Linapacan, en Filipinas, tiene aguas que hipnotizan de tan bellas. Sin embargo, vale la pena husmear -en la misma provincia- las imágenes de otro destino: la isla Palawan (la más grande de Filipinas), cerca de Puerto Princesa. Este sitio ofrece una de las mejores aproximaciones al ideal de lo traslúcido. ¿Dónde? A orillas del mar de China.
Parte de su magnificencia reside en la combinación de atractivos: biodiversidad, paisaje de selva, cuevas misteriosas, zonas casi vírgenes, montañas donde el verde es exuberante y playas de arena blanquísima. Por si hubiera que reforzar la idea, la prestigiosa revista National Geographic Traveler la consideró, en 2007, “mejor isla del sudeste asiático”.
Ni hablar del agua, transparente como pocas y una meca para los adeptos al snorkeling y al buceo, con sus arrecifes de coral, peces de colores, mantarrayas y hasta ejemplares de dugongo, considerado uno de los mamíferos marinos más curiosos (www.tourism.gov.ph).
8. Lago de las Cinco Flores, China
No sería razonable dejar afuera los atractivos acuáticos que ofrece China. Sin contar las magníficas costas del país, hay una provincia llamada Sichuan. Y allí, un cantón, Nanping. Y dentro, ahí, un valle, delimitado como reserva y parque nacional, conocido como Jiuzhaigou.
Y, finalmente, en el valle hay un lago, precioso y traslúcido, un espejo: el lago de las Cinco Flores. Al llegar se entiende mejor por qué la Unesco declaró la zona Patrimonio de la Humanidad.
Dada la tupida concentración de minerales que posee su agua, un rasgo que distingue al lago de las Cinco Flores es su carácter multicolor.
El otro, el más recordado por los visitantes, es una población de troncos desprolijamente depositados en el fondo, que no es del todo profundo. Se ven árboles muy claros, como a través de un vidrio (www.cnto.org).
9. Phi Phi, Tailandia
Estamos en el mar de Andamán, en medio de naturaleza increíble y a una hora en bote desde Tailandia continental. La isla más grande y la única poblada de las seis que componen Phi Phi (o para ser justos, Parque Nacional Mu Koh Phi Phi-Nopparathara), es Ko Phi Phi Don, un destino perfecto para disfrutar de agua transparente, donde hasta se puede ver la piedra caliza -y sus intrincadas formaciones- asentada en el fondo.
Imperdible: a la enorme biodiversidad de sus aguas se suman especies de tiburones leopardo. También, una oferta hotelera para todos los gustos (opciones de lujo o bungalows sencillos junto al mar) y playas memorables: una muy recomendada es Tonsai, con barcitos, restaurantes y comercios.
Antes de viajar, recuerde que el clima se divide en sólo dos estaciones. La mejor época, de modo de evitar las intensas lluvias que aquejan esta parte del sudeste asiático, es de noviembre a abril (es.tourismthailand.org).
10. Islas Maldivas
Lagunas internas de azul intenso y un matiz turquesa que viene de los arrecifes. Agua transparente con todas las letras. Y en los bordes, esa geografía caprichosa que traza una circunferencia, un pueblo colonizado y descolonizado muchas veces, repartido en doscientas de las casi dos mil islas de este país del océano Indico, al sudoeste de India y Sri Lanka.
La República de Maldivas parece un rompecabezas sin armar. Pero lo que sí está bien diagramado es el “qué hacer” en relación con el agua: deportes acuáticos incluyendo snorkel y buceo para ver miles de especies marinas. Además, salidas de pesca nocturnas y excursiones por varios atolones, con sus aldeas de pescadores, puertos y las coloridas fachadas de las casas. Un aire de pueblo -aunque no faltan resorts de lujo- en un destino paradisíaco.