El amor que se selló en un santuario donde opera el narco

Le propuso matrimonio en la reserva de la mariposa monarca, en una región de México que se disputan los carteles de las drogas.

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Samantha Goldberger muestra su anillo de compromiso al lado de una mariposa monarca poco después de que Skipton Jason le propusiera matrimonio. (Agencias)
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Marjorie Miller/Associated Press
ZITÁCUARO, Mich.-  México tiene muchos lugares increíbles para vivir o pasar unas vacaciones, como playas, zonas arqueológicas, rios, pueblos mágicos y zonas protegidas para especies en peligro de extinción. The Associated Press publica una historia que recogió Marjorie Miller en uno de los sitios más bellos de México: el santuario de la mariposa Monarca. Este es su relato:

Conoció al amor de su vida a 3,200 kilómetros (2,000 millas) de donde vive, en un encuentro casual que le produjo un cosquilleo de mariposas en el estómago, y ella se trasladó de ciudad para estar con él. Desde ya, me dijo Jason Skipton, no había mejor lugar para proponerle matrimonio que un remolino de mariposas anaranjadas y negras que habían migrado miles de kilómetros para reproducirse.

No importó que el maravilloso santuario de mariposas monarca se encontrase en una región del centro de México que se disputan los carteles del narcotráfico. Cuando Samantha Goldberger preparó su cámara y corrió para ubicarse junto a Skipton para sacarse una foto en el Día de los Enamorados, él se arrodilló y le pidió su mano.

"Este lugar es como un milagro. Y lo que sucedió con nosotros es milagroso", comentó. "Nadie sabe por qué las monarca viajan tanto o por qué vienen aquí para encontrarse. Es inexplicable".

Cada año millones de mariposas monarca migran del este de Estados Unidos y Canadá al centro de México, cubriendo un trayecto de 3,200 kilómetros o más, hasta una tierra boscosa donde abunda la tala de árboles y corre la sangre por la violencia del narcotráfico. Las mariposas rayadas llegan a fines de octubre y principios de noviembre para hibernar en abetos y forman ramilletes que parecen hojas en otoño. Despiertan en febrero, al calor del sol, y revolotean alegremente en busca de compañero para comenzar a reproducirse.

Esperé mucho tiempo para poder disfrutar esta escena mágica y escuchar la delicada música que producen las mariposas al agitar sus alas. Al subirme con mi esposo y un amigo al autobús que me llevaría de la Ciudad de México a Michoacán me pregunté qué turistas encontraríamos en un sitio tan hermoso y brutal al mismo tiempo. ¿Habría gente deseosa de viajar al centro de México después de que el gobierno estadounidense recomendara evitar toda visita que no sea esencial al estado de Michoacán?

Los expertos dicen que la cantidad de mariposas monarca ha ido disminuyendo en años reciente por la tala de árboles

En el autobús no parecía que hubiese más extranjeros para cubrir el recorrido de dos horas por la carretera de Toluca, por carreteras serpenteantes mientras transmitían la película "Secuestro" con subtítulos en las pantallas del vehículo. Nuestros anfitriones, Pablo y Lisette Span, nos habían dicho que comprásemos pasajes en la parada de taxis de la terminal de buses de Zitacuaro para el viaje de diez minutos hasta el Rancho San Cayetano. Lo hicimos y llegamos sin problemas.

Algunos amigos nos habían dicho que San Cayetano era uno de los sitios más lindos y encantadores para quedarse durante la visita a la región de las mariposas. Es también uno de los más caros, pero tiene jardines bien atendidos y las habitaciones son cómodas, con chimeneas y leños listos para ser encendidos durante la noche. Si bien hay mesas individuales en el comedor, los huéspedes generalmente se entremezclan y conversan, de modo que las cenas y los desayunos son en grupo. Pablo Span comió con nosotros la primera noche y, de la forma más diplomática posible, trató de explicarnos la realidad de la violencia en Michoacán.

"En todo el mundo, México es sinónimo de violencia. Pero la violencia es entre los carteles, que se pelean entre sí por territorios, o entre los carteles, la policía y los militares. No es contra nosotros. Ni un solo turista, nacional o extranjero, ha muerto como consecuencia de esa violencia", destacó.

El alerta para viajeros del gobierno estadounidense dice algo parecido y señala que "en todo Michoacán ha habido ataques contra funcionarios del gobierno, de los organismos policiales y el personal militar".

"La realidad, toco madera, es que vivimos como siempre lo hemos hecho", acotó Span.

¿Toco madera? ¿Es esa la política de seguridad?

Igual que Skipton y Goldberger, los huéspedes que conocimos no solo no se preocupaban por el alerta sino que estaban fascinados con el paisaje. Otra pareja visitante, Michael Marez y Grace Buckley, de Denver, Colorado, quienes estaban de vacaciones en Mazatlán, ha viajado por México por años y dice que no ve razón alguna para dejar de hacerlo. Coinciden con quienes dicen que la violencia es relativa y señalan que más de mil 700 personas fueron asesinadas a tiros en Estados Unidos desde la masacre de niños en la escuela de Newtown.

"La gente en Estados Unidos parece insensible a lo que sucede en Estados Unidos y cree que lo que pasa en México es mucho peor", sostuvo Marez. "Esperamos no ser víctimas circunstanciales en ningún lado".

"Debes prestar atención", expresó Buckley. "Claro que en México hay problemas. Es algo triste y terrible. Pero es un país maravilloso".

Entre los extranjeros había también un grupo de empleados de Intel y sus familias de la Ciudad de México. Parecía que el contingente turístico de este rincón de Michoacán estaba formado por expatriados, gente que conoce el país, y aventureros que consideran que ver el milagro de la migración de mariposas monarca es fundamental para cualquier viajero que se precie. (El ex presidente estadounidense Jimmy Carter y su esposa Rosalynn también hicieron el peregrinaje para ver las mariposas ese fin de semana, pero fueron al santuario de Piedra Herrada, cerca del Valle de Bravo, en el estado de México).

Decidimos ir a la reserva más próxima a San Cayetano, llamada El Capulín, que técnicamente no se encuentra en Michoacán sino en el estado de México. Se encuentra a media hora de auto del hotel. Una vez allí alquilamos caballos y contratamos un guía para el recorrido de una hora y media cuesta arriba hasta un sitio llamado Cerro Pelón. Fue un viaje duro, por terreno rocoso y polvoriento, y aparentemente hay caminos más fáciles hacia los santuarios de Sierra Chincua y El Rosario, en Michoacán, pero el viaje bien valió el sacrificio de la cabalgata.

En el bosque aprendí el gran misterio de las monarca, que es este: La mayoría vive apenas cuatro o cinco semanas, pero las generaciones que hacen el largo recorrido hasta México viven cuatro o cinco meses. Se cruzan, las hembras ponen sus huevos y mueren junto a los machos. Un año y cinco generaciones de mariposas después, sus descendientes recurren a un GPS instintivo para migrar nuevamente al sur, regresando a exactamente el mismo sitio en el centro de México.

Díganme si no es algo estupendo.

Los expertos dicen que la cantidad de mariposas monarca ha ido disminuyendo en años reciente por la tala de árboles, el uso de insecticidas y otros factores ambientales. Nos topamos con un equipo de científicos del World Wildlife Fund de México y de universidades de Georgia y Wisconsin que procuraban detectar si algunos parásitos se pegaban a las alas de las mariposas y las hacían caer con su peso. Comprobaron la presencia de parásitos ophryocystis elektroscirrha en el 10% de las mariposas, las cuales pesan apenas medio gramo.

De todos modos, hay millones de mariposas que vuelan, se tiran en picada, absorben el néctar de las flores silvestres y buscan compañeros, igual que Skipton y Goldberger.

Recordando la romántica propuesta de matrimonio, Goldberger dijo que corrió hacia Skipton para la foto cuando "de repente se pone de rodillas". Le tomó un momento darse cuenta de lo que estaba sucediendo. "Fue increíble", relató.

¿Y qué respondió?

"¡Que sí!".

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