El 'flashback' con Cuauhtémoc Cárdenas

Crónica: El hijo de Lázaro Cárdenas fue cobijado por los más destacados líderes de la izquierda contemporánea.

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Cuauhtémoc Cárdenas estuvo acompañado por las mismas personas que lo apoyaron hace dos sexenios. (Notimex)
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Juan Pablo Becerra-Acosta/Milenio
MÉXICO, D.F.- Sí, era una imagen que parecía tomada hace 13 años, cuando Cuauhtémoc Cárdenas era candidato presidencial por tercera ocasión: ahí estaban, dos sexenios más tarde, los más destacados líderes de la izquierda contemporánea, rodeando al ingeniero, manifestándole respeto absoluto. Marcelo Ebrard, Miguel Ángel Mancera, Jesús Zambrano, Jesús Ortega, Silvano Aureoles, Miguel Barbosa, Alejandro Encinas, vaya, hasta la otrora muy pejista Dolores Padierna. Todos cobijándolo. Todos siguiéndolo.

Cuauhtémoc, el hijo del general Lázaro Cárdenas que expropió el petróleo, al centro no solo del presídium —faltaba más— sino de las propuestas en asuntos petroleros, marcaba los caminos que seguirá la izquierda en la reforma energética que se avecina. 
Todos juntos, todos unidos en una conferencia de prensa, luego de que debatieron a puerta cerrada. Todos sonrientes cuando caminaban y charlaban, pero todos serios cuando se dirigían a los medios de comunicación, con esa severa solemnidad que imponía a la sazón y que ha vuelto a establecer el hombre tantas veces llamado “líder moral de la izquierda”. Todos, impertérritos, firmes con el ex gobernador de Michoacán, con el ex Jefe de Gobierno del Distrito Federal, con el fundador del PRD.

Aunque, adentro, en el salón Doña Socorro del hotel Hilton Centro Histórico había habido un fuerte debate entre quienes andaban “acelerados”, entre quienes querían “ponerse los guantes”, para debatir desde ya con el Presidente de la República (Ebrard, ocupando el lugar de esgrimista que solía ocupar Andrés Manuel López Obrador), y quienes sugerían esperar a que Enrique Peña Nieto presente su iniciativa (Cárdenas, Zambrano, Mancera). “Diferencia táctica, no de esencia”, decía Ortega.

Pero nada, ni un resquicio público de fractura: toda la izquierda se presentaría uniforme, convenían. Eso sí, en guiño a Ebrard (quien le mandó una carta al Presidente para invitarlo a debatir y que fue bateado por un funcionario de Los Pinos que le respondió la misiva), instaban al mandatario a que presentara ya sus propuestas y que explicara para qué y en qué sectores pretende que haya inversión privada en Pemex.

Por eso ahí estaban todos, complacidos de su convergencia. Todos los líderes más importantes de la izquierda que no respondían preguntas en la mal llamada conferencia de prensa, y que entonces tendrían que soportar las inclemencias del chacaleo reporteril, salvo Mancera y Ebrard, que huían por puertas traseras. Todos presentes. Solo faltaba un personaje importante surgido de esa corriente política en el nuevo siglo: López Obrador. A él, al son de “no permitiremos ni una modificación constitucional”, a él le acababan de comer el mandado estos izquierdistas encabezados por Cuauhtémoc.

—Se le mojó la pólvora... —festejaba en plática con MILENIO el diputado Fernando Belaunzarán la travesura de que le hurtaran a López Obrador la retórica de la defensa del petróleo.

—Vamos a hacer un referéndum el 25 de agosto. Y no será uno patito —anunciaba en corto a su vez Ortega, feliz de que también eso de la consulta “al pueblo bueno” se lo birlaran de manos pejistas.

Ni la calle le dejaban a las adelitas del Peje.

—¿Le van a dejar las movilizaciones a Andrés Manuel? —se le preguntaba al líder nacional del PRD.

—No. Mañana mismo ocupamos la calle —sonreía Zambrano, ya que este miércoles las huestes perredistas en la capital del país organizan la primera marcha petrolera que, además, no es lopezobradorista.

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