Regreso a clases: Padres dan de baja a sus hijos y optan por home school

Para tutores el programa Aprende en Casa no es suficiente y prefieren educarlos ellos mismos.

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Para algunos padres de familia, la pandemia vino a complicar fallas persistentes en el sistema educativo, y, al advertir rezagos, decidieron dar de baja de la escuela a sus hijos. (Foto: Twitter).
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Ciudad de México.-Para algunos padres de familia, la pandemia vino a complicar fallas persistentes en el sistema educativo, y, al advertir rezagos, decidieron dar de baja de la escuela a sus hijos.

El programa Aprende en Casa fue implementado por el Gobierno federal con el objetivo de evitar el rezago escolar durante el confinamiento, pero para tutores de diversos alumnos mexicanos, esto no ha sido suficiente.

Tanto en escuelas públicas como en privadas han aflorado diversas inconformidades con la enseñanza, aprendizaje y rendimiento de sus hijos, por lo que han optado por métodos alternativos.

Algunos tutores han contratado a maestros privados, otros cuentan con asesores educativos, unos esperarán un año a que el riesgo de contagio disminuya y algunos más han tomado las riendas y, basados en programas didácticos, se han convertido en profesores.

La última estimación hecha de forma pública por autoridades de la Secretaría de Educación Pública (SEP) era de un abandono escolar de 10 por ciento de la matrícula de educación básica para el ciclo escolar 2019-2020 y de 8 por ciento para nivel superior.

En la segunda quincena de noviembre de 2020, la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) difundió los resultados del Programa Aprende en Casa 1 que, según datos, causó diversas dificultades.

A través de una encuesta realizada por dicho organismo, se notificó que éste aburrió al 51.4 de los estudiantes.

Además de que 57.3 por ciento de los alumnos no contó con acceso a computadora, televisión, radio o celular; 52.8 por ciento señaló que las estrategias necesitaron de materiales que las y los alumnos no tenían en casa; y 46.3 por ciento indicó que los contenidos televisivos no fueron suficientes para que las y los alumnos siguieran aprendiendo.

En los primeros días de este 2021, la SEP emitió un balance de Aprende en Casa 2. Éste no da cuenta de la opinión de los alumnos, pero a través de una encuesta realizada con la participación del 25 por ciento del magisterio mexicano, éstos informaron que el 80 por ciento de los alumnos siguió los programas televisivos tres días o más a la semana.

Además, el 88 por ciento de los docentes palomeó con 8 o más de calificación los programas. En redes sociales, maestros indicaron que tuvieron problemas para contestar la encuesta enviada de manera electrónica.

Estudiantes en el silencio

Desde antes de que los alumnos fueran confinados en casa por la aparición de casos de coronavirus, lo que aprendía la hija de Melina Pitalua en la escuela, considera, era insuficiente.

La entrevistada cuenta que su niña de 13 años, en Guerrero, incluso llevaba libros de lectura al salón para el tiempo muerto y consideró que sus profesores no pudieron canalizar de manera adecuada su afán de aprender.

La estudiante se apartó del modelo escolarizado: ya no va a la escuela. Dejó de lado el programa Aprende en Casa, y en vez de ello observa otros canales educativos.

Ha aprendido de teorías filosóficas "para jóvenes curiosos", ecología, ha conocido de la historia de pintores como Claude Monet, ha leído a Carl Sagan y ha seguido conferencias de mujeres especialistas en Medicina, Biología, Ingeniería, Física y Química, de otros países.

"Con la pandemia esto (insuficiencia) se hizo más evidente, sin contar que la adaptación del sistema se concretó a mandar actividades, a desarrollar sin tomar en consideración si el aprendizaje era el esperado, o los conocimientos previos del estudiante, todo recargado en el apoyo del tutor", expone.

"Fue cuando decidí que tenía que hacer algo para ayudarle, y que no podía permitir que cortaran su interés por aprender entregando actividades por cumplir sin llevar a la comprensión. Nos pusimos manos a la obra, leímos mucho (ella intervino en el proceso), investigamos opciones: currículum, metodologías, plataformas, libros", agrega.

La señora Pitalua admite que si bien no ha sido una tarea fácil, se siente satisfecha con lo que ha avanzado, pues, por cuenta propia, ella desarrolla contenidos, investiga si no entiende y explica las lecciones.

"Su aprendizaje salió del aula, y de un horario establecido, y la vida se volvió aprendizaje continuo: ahora pregunta e investiga de cualquier circunstancia que se nos atraviesa, se ha vuelto más curiosa, creativa y consciente.

"Eso no lo hubiera conseguido el sistema, incluso sería irresponsable de mi parte como madre delegarlo a un sistema diseñado hace tanto tiempo que dice contemplar al estudiante como centro pero en la práctica se pierde en la burocracia (hoy digital, pero al fin burocracia), en el bajo presupuesto y en la mala selección y capacitación docente.

"Somos los que hacemos algo, y los que podemos. Porque allá en silencio están otros tantos excelentes estudiantes (que todos lo son) que por falta de reacción por parte de la sociedad, de recursos, y de un sistema educativo que no se enfoca verdaderamente en sus habilidades, aptitudes e intereses caerán mañana o después en la conformidad de aprender sólo lo que hay, casi nada", opina.

'Ya no quiero ir a la escuela'

Para Sam, de 8 años, de Monterrey, Nuevo León, fue un alivio el no regresar a la escuela. Antes de la pandemia volvía a casa golpeado por sus compañeros. El bullying y la exclusión, consideran familiares, no le permitían aprender.

A decir de su madre, Sam Lastarwen, los profesores suponían que el alumno tenía Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH); sin embargo, la hipótesis fue descartada por especialistas.

La mamá reprocha que su hijo era señalado y excluido, por lo que sus cuadernos llegaban a estar en blanco. Sus maestros lo sentaban solo y, en los primeros grados de primaria, "no tenía permitido usar los crayones normales, solo podía usar los de la caja donde se guardaban los rotos".

Además de que lo castigaban sin recreo, lo que confesó a sus padres cuando llegó con el lunch intacto y llegó a decir: "mamá: ya no quiero ir a la escuela".

Esta situación, relata la señora, llevó a su hijo a un atraso académico, por lo que contemplaban sacarlo de esa escuela en octubre de 2019. Con la pandemia, la educación a distancia y sus contenidos fueron parte decisiva para que la familia decidiera educar a Sam por cuenta propia.

"Nos tocó un poco de escuela a distancia. Lo cual de cierta manera fue una suerte, porque mi niño ya sufría bullying, exclusión y se estaba quedando atrás en lo académico, en el sentido que había temas que él simplemente no entendía, se estresaba, trabajaba menos y en casa lo veíamos", dice.

Lastarwen considera que no ha sido una tarea muy complicada para los padres, que han tenido que fungir de maestros para evitar atraso escolar, pero con esfuerzo y con herramientas que han buscado por cuenta propia, celebra, su hijo va avanzando.

"La disciplina es un tema importante, se acostumbró a negarse a trabajar, estamos intentando manejar mucho eso desde distintos enfoques. Lamentablemente la pandemia no ayuda con lo emocional.

"En aprendizaje, el cambio es muy grande, básicamente con inglés es el mayor de los cambios, está animoso, entendiendo mejor, estamos yendo a su paso, nos regresamos a sus libros de tercero de kínder por tenerlos básicamente incompletos.

"Le gusta pasar de jugar, usar plataforma, hacer experimentos y que no todo es estar sentado, ya que es kinestésico y este punto era de lo que más problemas le ocasionaba en sistema escolarizado. Siento que estamos en una curva porque le dejó mucho daño", expone.

'Mis ahorros no aguantarán más'

Belén Delfín, de Cancún, Quintana Roo, cuenta los días para que acabe el ciclo escolar. Tiene dos hijos estudiando los últimos grados de primaria y secundaria.

El que ellos obtengan su certificado de estos niveles educativos la ha orillado a, con esfuerzos, mantener su educación, viendo desaparecer los ahorros de la familia.

Para sexto de primaria la colegiatura es de 7 mil 500 pesos, y la de secundaria es de 8 mil, en un contexto económico que, resalta, se ha complicado por la contingencia sanitaria.

Las lecciones basadas en la televisión, considera, son deficientes y los alumnos suelen distraerse fácilmente.

La madre de familia cuenta que ha observado que ellos buscan información conforme a sus intereses y han desarrollado un aprendizaje autodidacta que les ha resultado más efectivo.

"Pues yo no los he sacado, pero pienso hacerlo el siguiente año porque mis ahorros no aguantarán más. No los saqué porque mis hijos están en sexto y tercero de secundaria y me dio un poco de angustia jugármela con sus certificados de los respectivos niveles.

"Yo creo que sí están aprendiendo porque, la verdad, mis hijos son muy independientes, pero ellos mismos se dan cuenta de otros niños que no entienden o se distraen con más facilidad", agrega.

Piden aprobar 'Home School'

La educación independiente o fuera del sistema escolarizado para nivel básico aún no está avalada en México.

La Constitución en el artículo tercero establece que la educación es responsabilidad del Estado, y obligatoria hasta el nivel medio superior. Sin embargo, situaciones como temor a contagios en la reactivación de clases presenciales y carencias económicas han propiciado que familias mexicanas elijan modelos alternativos como Home School o Home Schooling.

No debe confundirse con las clases por vía remota o a distancia, necesarias ante la contingencia sanitaria. La diferencia radica en que quienes eligen esta opción educativa se apartan del modelo tradicional impartido tanto en escuelas públicas como en privadas para educar a niños y adolescentes de forma independiente.

Fernando Ruiz, director de Investigación de la organización Mexicanos Primero, lanzó un llamado a autoridades educativas para que se flexibilicen a necesidades de las familias mexicanas.

"El sistema educativo mexicano, sobre todo la regulación y la normatividad respecto a la operación de las escuelas, tiene un grado de inflexibilidad que tenemos que superar", indica el experto.

El documento de la Secretaría de Educación Pública (SEP) "Normas Específicas de Control Escolar Relativas a la Inscripción, Reinscripción, Acreditación, Promoción, Regularización y Certificación en la Educación Básica", en el artículo 1.17 remarca que la educación básica sólo puede cursarse en escuelas públicas o particulares con autorización.

Sin embargo, en el citado artículo también se aclara que los menores de edad que por determinación de padres de familia no hayan acudido a la escuela, tendrán el derecho de acreditar y certificar ante la autoridad educativa sus conocimientos.

"Esta disposición que parecía tener mucho sentido hace un año, ahorita pierde totalmente, está descontextualizada y la SEP tiene que brindar un nuevo marco y tiene que establecer explícitamente un marco normativo que aliente el aprendizaje de los niños y aliente su transición educativa", considera Ruiz.

"Lo que nosotros estamos proponiendo es que haya una flexibilización en las normas de acreditación escolar, en las normas de acceso e inscripciones y en las normas de aprendizaje en casa", agrega.

El entrevistado señala que este cambio es necesario para evitar el abandono o rezago escolar. Y agrega que, pese a las prohibiciones, existe una alternativa para los asiduos a este modelo en México.

Expone que algunos directores son flexibles a este modelo de educación desde casa, pero es necesario inscribir y acreditar mediante pruebas o exámenes los grados escolares, además de que asesores deben dar seguimiento al aprendizaje.

Homeschoolers en México han manifestado en foros virtuales que lograron certificar a sus hijos sin mandarlos a la escuela, aunque con diversas trabas burocráticas.

Para el nivel primaria y secundaria, señalan que pudieron hacerlo en el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos y el siguiente grado en el Centro Nacional para la Evaluación de la Educación Superior.

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