Se expande rápidamente el Cártel Jalisco Nueva Generación por todo el país

Opera ya en el norte, centro y sur del país, incluyendo las calles de la ciudad de Cancún.

|
Policías montando guardia tras un parapeto de sacos terreros a la entrada de Santa Rosa de Lima, donde nació un cártel del mismo nombre, en el estado de Guanajuato. (Foto: AP).
Policías montando guardia tras un parapeto de sacos terreros a la entrada de Santa Rosa de Lima, donde nació un cártel del mismo nombre, en el estado de Guanajuato. (Foto: AP).
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Guadalajara.- El cártel en auge en México, la banda Jalisco Nueva Generación, tiene una reputación de violencia y crueldad como no se había visto desde la caída de Los Zetas. Está librando batallas de estilo medieval y fortificando refugios para expandirse por todo el país, desde las afueras de Ciudad de México a la zona turística en torno a Cancún, sin olvidar la frontera norte.

Al grupo le gusta tanto la violencia y el armamento pesado que según fiscales estadounidenses, sus miembros intentaron comprar ametralladoras de cinta M-60 en Estados Unidos, y en su día llegaron a derribar un helicóptero militar mexicano con un lanzagranadas.

Pero también han lanzado una campaña de propaganda, utilizando videos y medios sociales para amenazar a sus rivales al tiempo que prometen a los civiles que no les perseguirán con extorsiones y secuestros. Es una promesa que hacen los cárteles de México desde hace mucho tiempo, y que siempre han roto. Pero el avance de Jalisco es tan fuerte que el cártel parece haber convencido a algunos mexicanos, especialmente a los que están cansados de las pandillas locales, para aceptar el control de una banda grande y poderosa.

“Hay este grupo que está dominando dondequiera, parece que es el grupo de Jalisco Nueva Generación”, comentó un sacerdote en la ciudad occidental de Apatzingán. “Parece que (...) hay algunos que permiten trabajar y no se meten con el pueblo, no secuestran, no roban los vehículos, buscan nada más a través de la droga”.

El sacerdote, que habló bajo condición de anonimato para evitar represalias, preferiría que no hubiera ninguna pandilla en el pueblo. Pero una de sus feligresas fue secuestrada, violada y asesinada hace poco por miembros de un grupo local, los Viagras, formado como brazo armado de Nueva Familia Michoacana, a pesar de que su familia pagó un rescate. La gente está tan harta de esa pandilla que preferiría que cualquier otra ocupara el territorio.

No es el único en señalar ese sentimiento. El propietario de un restaurante en el estado central de Guanajuato, donde Jalisco lucha por el control con la pandilla local Santa Rosa de Lima, dijo que preferiría que el cártel de Jalisco dominara la zona, dado el comportamiento caótico del grupo local.

“Está más tranquilo cuando Jalisco está”, dijo el hombre, que también pidió que no se publicara su nombre.

Una mujer que ha vivido durante años bajo el dominio del cártel de Jalisco en una pequeña población dijo que acude a los lugartenientes del grupo para resolver problemas de delincuencia común.

“Ellos son la ley aquí. Si tienes un problema, vas con ellos y te lo arreglan rápido”, dijo.

Es una mentira, pero una que le gusta repetir al cártel.

“Gente bonita, siga con su rutina”, decía un letrero colocado en 2019 por el grupo en un paso elevado para tranquilizar a los vecinos de Apatzingán, en Michoacán, indicando que el cártel estaba instalándose para expulsar a los Viagras. Debajo y en torno al letrero había un total de 19 cadáveres colgados de cuerdas, amontonados en la carretera o dispersos por el suelo, descuartizados.

La realidad de la vida bajo el control del cártel de Jalisco es terrorífica. El grupo ha convertido la ciudad de Guadalajara y los suburbios a su alrededor en una enorme tumba clandestina.

También te puede interesar: Capturan en EU a más de 500 integrantes del Cártel de Jalisco (Fotogalería)

En el último año se han encontrado cientos de cuerpos, arrojados a canales de desagüe, enterrados en campos y patios y jardines de viviendas. Se han encontrado cadáveres disueltos en ácido o sosa cáustica, y en bolsas de plástico. En Guadalajara han aparecido tantos cuerpos que las autoridades se quedaron sin espacio en la morgue y empezaron a poner los restos en descomposición en camiones refrigerados que iban dando vueltas hasta que los vecinos se quejaron por el olor. Los expertos señalan que los asesinatos se dispararon después de que el cártel perdiera el control de su rama local en Guadalajara, desatando combates contra esa escisión.

Una cosa está clara: Jalisco quiere que la gente sepa que han llegado. Cuelgan banderas de los pasos elevados anunciando su llegada, ofrecen recompensas en efectivo por sus enemigos y amenazan a la policía. Comparten videos en medios sociales en los que suele aparecer de fondo media docena de hombres fuertemente armados, equipados con cascos y ropa de camuflaje, anunciando que han llegado para “limpiar la plaza”.

En Cancún, un hombre se acerca a un fotógrafo local de sucesos en un puesto de tacos.

“Somos de Jalisco, nada más para que sepas que estamos aquí. Disfruta tu cena”, dijo el hombre de forma cordial antes de alejarse.

No era solo fanfarronería. El 29 de febrero, la policía de Cancún allanó dos casas y detuvo a 10 sicarios de Jalisco, que llevaban rifles de asalto y gorras bordadas con las palabras “Grupo Delta, CJNG Quintana Roo”. El cártel está entrando en Cancún con su método habitual.

“Estaba por establecer un centro de operación en la entidad. Asimismo, se dedicaban a privar de la libertad y de la vida a integrantes de grupos antagónicos”, indicó la fiscalía estatal.

El cártel ha salpicado las calles de Cancún con los cuerpos de sus víctimas, pero la violencia no ha afectado a la zona turística salvo en la zona de Playa del Carmen, hacia el sur.

Aunque la violencia extrema no es nueva en México, el grupo resulta más temible que otros cárteles, más preocupante incluso que los famosos Zetas, que dejaron hasta 50 cuerpos tirados en la carretera, secuestraron a cientos de personas y las obligaban a luchar a muerte con martillos neumáticos, además de quemar vivas a algunas de sus víctimas en bidones de gasolina.

“En particular, el CJNG ejerce su control sobre los puertos de Veracruz, Manzanillo y Lázaro Cárdenas, lo que ha dado al grupo acceso a productos químicos que llegan a México desde China y otras partes de América Latina. Como resultado, el CJNG ha podido adoptar una estrategia de crecimiento agresivo, impulsada por la demanda en Estados Unidos de metanfetamina, heroína y fentanilo de México”.

Bajo el firme mando de Nemesio Oseguera, “El Mencho”, que ahora es el fugitivo más buscado de la agencia antidroga de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) con una recompensa de 10 millones de dólares por su cabeza, tiene un liderazgo más unificado que Sinaloa, que vio fracturada su estructura de mando tras la detención, extradición y condena de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

 

Lo más leído

skeleton





skeleton