Feminicidios de Tula: entre pánico y ‘guerra’ de cifras

El Consejo Consultivo habla de seis casos, un diario local enumera 11, el alcalde Jaime Allende González asegura que son cinco y dos cuerpos más fueron ‘sembrados’

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En enero de este año fueron tres los casos de homicidios contra pobladoras del municipio. (Milenio)
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Agencias
TULA, Hgo.- Aquí, en esta zona turística y arqueológica donde se yerguen los Atlantes de Tula, en esta área industrial que cuenta con una central termoeléctrica de la CFE y una refinería de Pemex, lo que predomina desde hace semanas es el miedo.

El pánico entre las mujeres. Aunque los hombres también tiemblan. ¿Por qué? Porque varias mujeres han sido asesinadas desde junio del año pasado. Nada más en enero de este año fueron tres los casos de homicidios contra pobladoras del municipio…

Pero lo que también prevalece en este sitio es la exposición de cifras opuestas sobre las muertas de Tula. El Consejo Consultivo Ciudadano ha registrado 16 asesinatos, según informó a MILENIO Mario César García Ortega, presidente de la Comisión de Seguridad del organismo. Un periódico local reporta 11 casos. La Procuraduría de Justicia estatal solo tiene expedientes de siete.

El primer caso incluido en una averiguación previa ocurrió en junio del año pasado, después hubo uno en septiembre, otro en octubre, uno más en diciembre y tres en enero de este año. Además, la Procuraduría de Justicia tenía cinco denuncias por desapariciones de mujeres ocurridas este mes, hasta que súbitamente el miércoles informó que todos los casos estaban resueltos, que las mujeres ya habían aparecido en sus hogares.

El presidente municipal de Tula, el priista Jaime Allende González, tiene sus propios números: según dice, solo son cinco los casos de mujeres de su municipio asesinadas, y dos cuerpos más que, asegura, le sembraron. Así se expresa…

-Le comento lo que se maneja en el argot policial: dos víctimas nos las han venido a sembrar. No han sido personas originarias ni del centro del municipio ni de los municipios circunvecinos. Terminaron como desconocidas, fueron sepultadas en la fosa común, porque nadie las reclamó, nadie las denunció. Las otras cinco damitas sí eran de aquí…

-Hay organizaciones que ya piden que Tula sea declarada zona de alerta para las mujeres… -se le comenta, pero él minimiza

la situación.

-No, de ninguna manera. Nosotros seríamos los primeros en manifestarlo. Las corporaciones que tienen a su cargo las investigaciones deberán determinar las causas, pero son hechos aislados…

-¿Son hechos aislados?

-Sí, definitivamente. También se hablaba de un homicida serial. El contexto de los cuerpos que se han encontrado nos indica que son situaciones totalmente distintas unas de otras…

Sin embargo, resultó… que sí. Que sí se trató no de uno, sino de dos asesinos seriales que perpetraban juntos los crímenes, según la Secretaría de Seguridad Pública de Hidalgo, que este viernes presentó a Omar Gregorio Nieves Rebeles y Constantino Domínguez Torres como presuntos responsables de los siete casos reconocidos por las autoridades. Según la investigación oficial, ambos laboraban en el parque industrial de Atitalaquia desde 2011. Cuando dejaron de trabajar ahí el año pasado, se dedicaron a diversos oficios como choferes de taxi y camión, vehículos en los cuales identificaban mujeres para ultrajarlas y asesinarlas.

***

Pero hasta ayer las madres de Tula y sus hijas seguían aterradas: algunas aceptaban hablar ante la cámara de MILENIO, aunque ni una quería dar la cara. Otras más rogaban que el reportero solo tomara notas, y todas pedían que no se les hicieran fotografías. Una de ellas, mujer madura, platicaba en el centro de la ciudad casi lo mismo que narraban todas las entrevistadas que son madres. Con mirada alerta, nerviosa, porque 10 minutos atrás la acaban de intentar extorsionar simulando el secuestro de un familiar (este tipo de chantajes ha brotado en plaga durante los últimos días, confirman las autoridades municipales), decía:

-Como madre me siento aterrorizada de permitir que mi hija adolescente salga. Además, nos estamos dando cuenta de que las mujeres que están matando son de todas las edades. Entonces no, no queremos ni salir solas, siempre andamos acompañadas, tenemos miedo hasta de ir a la tienda. A veces, en las últimas semanas tenemos ganas de decir “vámonos de Tula”. Es una situación de pánico la que estamos viviendo aquí todas las mujeres…

Una jovencita de 18 años, que vende maquillajes por catálogo, platicaba frente al kiosco de la ciudad cómo vive la situación:

-Con terror. A veces hasta pienso en traer algo que me pueda defender…

-¿Defenderte con qué?

-No sé, gas pimienta… Con algo que puedas traer en la bolsa,

porque así ya no se puede vivir. Yo no puedo salir a la calle ya, me da miedo…

-Pánico…

-Sí, la verdad mucho pánico. Ahora prácticamente todo está solitario. A las 7:00 o 7:30 ya no hay nadie en la calle (cierto, las calles lucen vacías en cuanto anochece). Yo ando muy asustada, nomás viendo si un coche se acerca, si un extraño me mira. Siento como que me están cazando…

Uno de los efectos colaterales que han tenido estos feminicidios es que las damas evaden subirse a taxis: días atrás se había esparcido el rumor de que uno de los taxistas podría ser el asesino. Otra pobladora cuenta:

-Se nos ha recomendado que no utilicemos taxis porque dicen que un taxista tiene que ver en esto, y pues mejor prevenir. Ya casi nadie está utilizando taxis. Si vamos solas preferimos usar los microbuses donde va mucha gente…

Mónica era una mujer de 30 años que fue levantada y asesinada el jueves de la semana pasada.

Los taxistas tuvieron una reunión en el cabildo el miércoles para protestar por tal situación, que ha afectado gravemente sus ingresos. Uno de ellos, parado junto a un sitio ante el cual hacen fila muchos de sus compañeros a la espera de pasajeros, sintetiza cómo se sienten:

-Yo pienso que no solo las mujeres tienen miedo, todos tenemos miedo. Y aparte del miedo, esto afecta económicamente nuestro bolsillo: si para los patrones no alcanza, mucho menos para nosotros, que somos choferes. Yo ni siquiera he sacado para comer hoy…

Los comercios también han sido dañados, confirma el presidente de la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de Tula, Rogelio González Paredes: “Definitivamente los comerciantes, los restauranteros, los hoteleros se ven en la necesidad de cerrar más temprano sus negocios. No ha habido cierres definitivos de negocios todavía, tampoco hemos cuantificado las pérdidas, pero toda esta violencia contra las mujeres sí está afectando al comercio”.

***

Mónica era una mujer de 30 años que fue levantada y asesinada el jueves de la semana pasada. El cuerpo de esa madre de una niña de cuatro años fue tirado a la vera de un pantano cerca de los quemadores de la refinería, a unos cuantos metros de donde, al día siguiente, sería arrojado el cuerpo de otra mujer. A los asesinos no les bastó con esa actitud despiadada. No, necesitaban provocar algo más: en la rama extendida de un árbol ubicado a unos pasos de la escena del crimen, a dos metros de altura, colgaron… los pequeños calzones blancos de una de las mujeres ultrajadas. Y ahí sigue la prenda, con sus bamboleos provocados por el viento, tétrica bandera del éxito criminal.

Pascual es padre de Mónica. Está inconsolable mientras su esposa, sus hijos y decenas de familiares y amigos rezan ante velas, veladoras, imágenes religiosas y una fotografía de su hija muerta. Es un novenario. Oraciones y llantos. Él, con voz entrecortada, alcanza a decir:

-Es triste, es desesperante. Frustraciones… El no saber el motivo, la desesperación de no saber dónde está… Son mil y mil preguntas sin respuesta… Yo no culpo a nadie, solamente a esas personas que lo hicieron. No sé, la maldad. No sé con qué fines. Si hubiera sido un secuestro me hubieran hablado y dicho “quiero tanto” y yo hubiera hecho lo imposible por tenerlo… Y pues aquí estamos, con el dolor de haber perdido a mi hija…

Su soliloquio será breve, pausado, como las lágrimas que asoman por sus ojos pero que él esfuma en un arrebato de dureza. Se concentra ahora en su nieta huérfana que tendrá que mantener…

-Eso es lo que más duele, que le arranquen su vida, su porvenir a una criaturita inocente que ahorita pregunta por su madre. Y la verdad, no tenemos palabras para decirle…

Se despide Pascual. Ya es bien de noche. Las calles están vacías. El fotógrafo, el camarógrafo y el reportero de MILENIO se internan en una nopalera ubicada detrás de un quemador de la refinería. Las enormes llamas emanadas de la torre alumbran el campo y las plantas llenas de espinas. Entre unos matorrales, en la hierba que brota del piso, hay una mancha oscura. Ahí fue arrojado el cadáver de la tercera mujer asesinada en enero. Al lado hay una bata blanca con cinturón de tela delgada, de esas que utiliza el servicio médico forense para cubrir cuerpos de víctimas en escenas de crimen. Ni idea por qué la olvidaron ahí. Unos centímetros al norte de la prenda, entre unas ramitas, hallamos la huella macabra de la monstruosidad de los perpetradores: un mechón de pelo de la mujer asesinada. El fuego del gigantesco quemador ilumina tétricamente el rastro de maldad que ahí se quedará hasta que se desintegre…

 

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