Pareja adoptó a un joven que resultó un asesino y les mató a su hijo

Benjamín será enjuiciado por el homicidio de Óscar, a quien sus padres hallaron degollado, herido en la espalda y un plástico en la boca.

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Un adolescente será enjuiciado por haber asesinado al hijo, de apenas 12 años de edad, de sus patrones. La imagen es únicamente ilustrativa. (excelsior.com.mx)
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B. Valdez-L. Fernández/Milenio Digital
CIUDAD DE MÉXICO.- "¡Hijo, levántate, levántate!", gritaba desesperado Óscar González, frente al féretro de su hijo de solo 12 años de edad, quien fue asesinado presuntamente por un trabajador de nombre Franco “C”, de 16 años, al que trajeron de Temoaya, Estado de México, para atender el negocio de venta de verduras.

La mañana del sábado 3 de diciembre, el menor Óscar “G” falleció tras ser degollado, recibir puñaladas en la espalda y colocarle, de acuerdo con lo relatado por la familia, un plástico en la boca para evitar que gritara y pidiera ayuda.

Sus padres, Óscar González y Cecilia Flores, ambos de 33 años, explicaron en pleno velorio que esa mañana su hijo se levantó temprano para jugar con sus videojuegos, minutos más tarde, lo encontraron tirado, agonizando, cerca del baño de la planta baja de su casa, ubicada en avenida Nuevo León, delegación Xochimilco.

“Tocaron la puerta de mi cuarto (ubicada en el segundo piso de la casa) y mi esposa me dijo que Benjamín se había cortado. ‘¿Cómo madres se va a cortar?’".

“Me paré, abrí la puerta de la recámara y fue cuando me agarró (de la ropa) pidiéndome ‘llévame al doctor, llévame al doctor’. Le pregunté ‘¿qué te pasó?´, mientras yo intentaba bajar las escaleras”, relató González.

La puerta que conduce hacia la planta baja estaba cerrada, explicó. “La abrí y en ese momento (el presunto homicida) me puso un cuchillo y me dijo ‘no puedes pasar’".

“¿Cómo no voy a pasar a mi casa? Entonces le agarré las manos, lo doblé hacia atrás (para someterlo) y lo fui empujado”.

Cuando pasó al interior de la sala “vi los pies de mi chiquito. Le dije (al atacante) ‘¿qué hiciste?’ Lo aventé, me fui contra él. Le grité a mi esposa: ‘¡Haz algo!, ¡grítale a los vecinos!, ¡llámale a la policía!

“Ella salió corriendo, fue cuando un vecino me apoyó. El señor me ayudó a sujetarlo y a quitarle (a Benjamín) el cuchillo. Mi vecino empezó a gritar que quería una cuerda para amarrarlo de las manos”, porque pretendía huir.

De ser hallado culpable de homicidio calificado, Franco saldrá cuando cumpla los 21 años para reincorporarse a su vida cotidiana

El señor González Pérez recordó que Benjamín gritaba: “¡Yo lo maté y me quería matar pero no tuvo valor! ¡Mátame, mátame!”.

Agregó: “Yo me bloqueé, no supe qué hacer. Estoy arrepentido porque no hice nada".

“Después vinieron las autoridades. Uno de los policías me dijo (que mi hijo) tenía signos vitales muy débiles. Yo gritaba "¡traigan una ambulancia!", pero se tardó mucho. Cuando llegaron los asistentes (paramédicos) me dijeron:‘Ya no se puede hacer nada, le cortaron la yugular’”.

La señora Cecilia Flores explicó que Benjamín se cortó parte del cuerpo para desviar la atención, fingir que también fue víctima de un atentado. “Él se cortó y lavó el cuchillo; todo lo tenía planeado, todo lo tenía estudiado”.

Su hijo Óscar iba a cumplir en unos días, el 15 de diciembre, 13 años. Cursaba el sexto de primaria en una escuela pública. Nunca manifestó a sus tutores que Benjamín lo violentaba.

La familia decidió llevar a su hogar a Benjamín por sugerencia de un ex trabajador, aparente familiar del presunto homicida, para ayudar en la verdulería, y también por un “sentimiento de humanidad” hacia el adolescente que manifestaba que, por la separación de sus padres, no tenía dónde vivir.

A la familia González Flores la formaban tres hijos: una niña de un año, un niño de siete y Oscar de 12, quien falleció en su propio hogar sin explicación alguna de lo sucedido.

Hasta su casa llegaron sus profesores y compañeros de primaria. Todos coincidieron que Óscar era un niño muy tranquilo y dócil, en ocasiones solía contar chistes a sus compañeros, los mismos que lloraron frente al féretro.

El cuerpo de Óscar se veló en su casa, a unos metros de donde falleció. Los restos del menor fueron trasladados al municipio de Temoaya, Estado de México, para enterrarlo.

El temor de los padres es que Franco salga de la cárcel por ser menor de edad. En octubre de 2008, las autoridades capitalinas asumieron la responsabilidad de administrar los centros de detención para menores y desde ese entonces la ley prevé como sanción máxima cinco años de internamiento.

El adolescente que degolló al hijo de sus patrones podrá salir libre cuando cumpla los 21 años para reincorporarse a su vida cotidiana.

Franco "C", de 16 años, confesó que sentía coraje con su jefe y por eso degolló y apuñaló a su hijo Óscar "G", de 11 años, informó la Procuraduría capitalina.

Acción legal

El Tribunal Superior de Justicia capitalino informó que Franco “C” fue vinculado a proceso tras comparecer frente a la jueza Elia Varenka González Aguirre, quien determinó que había elementos de prueba suficientes para enjuiciarlo por homicidio calificado.

En la audiencia inicial, la impartidora de justicia calificó de legal la detención del menor.

“La jueza ordenó a las autoridades de la Comunidad de Diagnóstico Integral para Adolescentes elaborar un plan individual de actividades para el menor de 16 años”, informó el Poder Judicial local.

Después del robo, el homicidio es el delito que más cometen los adolescentes en conflicto con la ley penal en la Ciudad de México. Hay 67 menores cumpliendo una medida de tratamiento. Ocho de ellos lo hacen en libertad bajo la supervisión de sus padres y un grupo disciplinario que da seguimiento.

Informes de la Dirección de Tratamiento para Adolescentes dependiente de la Subsecretaría del Sistema Penitenciario dan cuenta que además otros seis jóvenes incurrieron en tentativa de homicidio. Es decir que aunque tuvieron la intención de privar de la vida a la víctima ésta sobrevivió a la agresión.

Refiere que hay 144 adolescentes viviendo en las comunidades (pequeñas cárceles) y otros 315 cumplen su tratamiento en externación, de estos 313 incurrieron en robo y el resto en delitos como portación de arma, narcomenudeo, y privación de la libertad.

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