'Ramirín' ya está en casa, en Nuevo Laredo

Este viernes recibirá sepultura el cuerpo del mexicano Ramiro Hernández Llanas, ejecutado hace unos días en Texas.

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El féretro fue recibido con música de mariachi. (Milenio Digital)
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Ricardo Hernández/Milenio
NUEVO LAREDO, Tamaulipas.- Se cumplió la última voluntad, Ramiro Hernández Llanas quien fue ejecutado el pasado 9 de abril en Livingston, Texas, pues por fin regresó a su casa en Nuevo Laredo, de donde quizás, nunca debió salir.

La tarde del viernes 11 de abril, en un día soleado, la colonia las Alazanas, específicamente en la calle Felipe Ángeles, no era un viernes cualquiera, pues desde muy temprana hora los vecinos, amigos y familiares ayudaban en el aseo y arreglo de las calles, pareciera una fiesta familiar, pues adornaban la calle con globos de color blanco, que le darían la bienvenida, a Ramiro, "Ramirín" como le llamaban algunos vecinos.

Mientras que en el puente internacional números dos "Juárez-Lincoln" en punto de las 7:15 de la tarde cruzaba una camioneta tipo suburban color gris con placas de Texas, en ella viajaban el chofer un acompañante y el cuerpo de Ramiro Hernández Llanas. Atrás de ellos venía un carro con personal del Consulado de México en Estados Unidos, que en todo momento acompañaron a Ramiro. Justo al cruzar el puente el personal de la oficina de Enlace de Relaciones Exteriores en Nuevo Laredo ya los esperaban para agradecer a las autoridades consulares y recibir el cuerpo de Hernández Llanas.

Seguido de los trámites Aduanales el convoy de camionetas se dirigía a su casa el lugar donde vivió toda su infancia.

Ya en el lugar, justo a 200 metros de su casa, un grupo familiares y amigos ya lo esperaban, además de un mariachi que lo recibiría con música.

¡Ahí viene!

A las 7:43 de la tarde a lo lejos se miraba la camioneta gris y una de las sobrinas de Ramiro, gritó ¡Ahí viene! y todas las personas comenzaron a caminar hacia la camioneta.

Una vez que se acercó la camioneta le dieron la bienvenida con música de mariachi. "Es Ramirín", se escuchaba entre la gente, con llantos y tristeza. Hernández Llanas ya había llegado después de más de 15 años a su casa donde jugaba con sus hermanos a las escondidas, porque su mamá Martha Llanas Zamora, le quería pegar porque se portaba mal.

Inmediatamente después que el convoy de camionetas detuvo su marcha y abrieron las puertas traseras, allí estaba el féretro color cris plata donde venía Ramiro Hernández Llanas, aquel niño travieso que jugaba entre cartones y que se fue Estados Unidos, para darle una mejor vida a su madre.

Mientras el llanto continuaba entre los familiares y la música de mariachi se escuchaba fuerte, los hermanos de Ramiro ayudaban a bajar el ataúd gris, Ramiro ya estaba en casa. Nacy Hernández Llanas, entre llanto cantaba junto con el mariachi la canción de "México lindo y querido", ese México que lo vio nacer, crecer y que hoy lo recibe nuevamente con los brazos abiertos como se recibe a un paisano.

El cuerpo de Ramiro era introducido a una de las habitaciones de la casa, donde decenas de personas entraron para darle la bienvenida.
Nancy comentaba a los medios de comunicación que Ramiro quería estar aquí, en su casa, con su gente y que él le dijo que no estuviera triste, comentaba entre lágrimas que estaba bien, que Ramiro quería que fuera así.

"Madre, no llores", le decía

Por su parte, Jorge Hernández Llanas comentaba en entrevistas que su hermano fue muy fuerte y que Ramiro, les decía "madre no llores, no se me quiebren, mírenme a mí yo soy fuerte, recuérdenme cómo era, yo voy a un lugar bonito".

Jorge agradeció las atenciones de las autoridades de Texas, al Consulado General de México, en San Antonio, Houston, y a las autoridades de México, por todo el apoyo que recibieron.

Ramiro, quien al morir tenía 44 años de edad, fue sentenciado a la inyección letal el pasado 9 de abril, ya está en casa en su Nuevo Laredo y será sepultado el domingo 13 de abril. La hora aún no se confirma.

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