México, un país que 'se niega a admitir que es racista'
Un experto afirma que los medios de comunicación ejercen un racismo total, pues excluyen de pantallas y publicidad a 80 % de los mexicanos.
Agencias
CIUDAD DE MEXICO.- El racismo está muy enraizado en México a más de dos siglos de la Independencia española pero están surgiendo cada vez más voces que claman por cambiar las cosas mediante una cultura de la tolerancia.
El tema cobró actualidad tras publicarse un nuevo libro llamado México Racista (Grijalbo, 2016), de Federico Navarrete, investigador del Instituto de Estudios Históricos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y doctor en Estudios Mesoamericanos por el propio ateneo.
Aunque la obra ha suscitado algunos cuestionamientos como el del crítico Fernando García Ramírez, que la ha calificado como "un panfleto que propone que la postración de México tiene su origen y explicación en el racismo", ha motivado una amplia discusión en algunos medios, no sólo académicos, sobre el tema.
Navarrete postula que "nos hemos creído la fábula de que no somos racistas" pero expone que la discriminación "es un hecho cotidiano". El experto afirma que "los medios de comunicación ejercen un racismo absoluto, excluyendo completamente de sus pantallas y de la publicidad a 80 por ciento de los mexicanos".
"Desafortunadamente, una gran parte de la población es indiferente ante el fenómeno", expone el investigador, quien dice que lleva años preguntándoles a los publicistas "por qué excluyen sistemáticamente a personas que tienen el tipo físico de 90 por ciento de la población de México".
"Hasta ahora no he tenido una respuesta clara. ¿Es simplemente porque son racistas, pura y llanamente consideran que los morenos son feos? Algunos en verdad lo creen", dice.
El estudioso pone el acento sobre todo en las actitudes "brutalmente racistas" de las televisoras privadas, a quienes acusa de carecer "del menor sentido de responsabilidad social". Navarrete sostiene que "el racismo se ha recrudecido en los últimos años" y que "los medios de comunicación, la violencia y desigualdad lo han incrementado".
De acuerdo con el sitio web ansa.it, el investigador no es el único que ha denunciado el fenómeno, pues el actor mexicano Krystyan Ferrer se quejó hace poco del profundo racismo en la televisión mexicana.
Ferrer, protagonista de exitosos filmes como Guten Tag Ramón, Días de Gracias, Tercera Llamada y Las Horas Muertas, dijo que no se explica por qué "si el 75 por ciento de nuestra población es morena, tenemos protagonistas de piel blanca o que ni siquiera son de aquí?".
Ganador de una reciente edición del premio "Diosa de Plata", uno de los reconocimientos más importantes del cine local, debido a su participación en la cinta "600 millas", dijo que desde niño se dio cuenta de que la pantalla chica en México estaba repleta de personajes ajenos a su realidad.
Otro actor destacado, Tenoch Huerta, también denunció el "clasismo y racismo" que impera en la televisión mexicana a propósito de una nueva película recién exhibida llamada Güeros, una palabra que en México designa a las personas blancas y rubias y que es casi un título nobiliario.
Huerta dijo que su tipo físico "es muy poco funcional en la televisión" donde sólo lo invitan a hacer de "jodidos (pobres), sufridores o rateros" debido a que "hay un claro clasismo y racismo en la televisión nacional y latinoamericana en general".
Navarrete asegura que "en México no se agrede o asesina a la gente por su color de piel, pero sí se crea una situación de invisibilidad de la mayoría de la población" que "no forma parte de la discusión pública ni tiene espacio en los medios de comunicación".
Estudios recientes muestran que en México, "la gente con color de piel oscura es más pobre, tiene menos educación, peores trabajos y vive en situaciones de mayor precariedad que la gente con piel más blanca", señaló.
El investigador dijo que hace tres años en Guadalajara, un automovilista descubrió a una niña rubia pidiendo limosna y provocó una tormenta en las redes sociales, porque se decía que había sido secuestrada. "Una persona blanca pidiendo limosna nos parece inaceptable.
En cambio, si lo hacen millones de personas de piel oscura ya no nos importa", expone.