Migrantes haitianos y venezolanos se unen al ambulantaje en CDMX

Para pagar sus gastos, aceptan trabajos como vendedores, vigilantes y repartidores de agua.

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Migrantes haitianos y venezolanos se unen al ambulantaje en CDMX. (Foto: Reforma-Óscar Mireles)
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Migrantes haitianos y venezolanos se unieron al ambulantaje en la Ciudad de México, aceptando trabajos como vendedores, vigilantes, repartidores de agua o en la limpieza.

Con sus ganancias, esperan pagar sus gastos, la renta de sus alojamientos y alimentos, aunque en la mayoría de las ocasiones, optan por ahorrar para un boleto que los lleve al norte del país con el sueño de obtener asilo en Estados Unidos.

En el ‘Erizo Loco’, un restaurante típico del mercado de mariscos de la Nueva Viga, tres haitianos laboran en la preparación de alimentos, sin embargo, los cócteles y la mojarra frita son su fuerte.

Ellos son parte de un centenar de migrantes que lograron un empleo temporal en la Central de Abastos en lo que reúnen documentos y dinero para llegar a la frontera norte.

"Tenemos dos meses acá (en La Nueva Viga), nos enseñaron a preparar los alimentos, ahora yo cocino sola", dijo Mari Elta, de 25 años.

Mari Elta junto a sus amigos Juliana y Robinson en el restaurante "Erizo Loco". (Foto: Reforma)

Junto con sus amigos Juliana y Robinson, la mujer huyó de su país por la extrema violencia que azota al distrito de Carrefour-Feuilles de Puerto Príncipe. 

"En México tenemos cuatro meses, ya nos adaptamos a trabajar en lo que sea, pero sí, queremos ir a la frontera, a Estados Unidos, yo estuve en República Dominicana como 8 años, pero (Estados Unidos) es el destino final", reconoció Juliana.

Los migrantes, principalmente haitianos y venezolanos, se pasan la voz para solicitar trabajo en la Central de Abastos. 

"Ellos llegan a pedir trabajo, en algunos casos el idioma es difícil, se les complica, pero les damos trabajo aunque no sepan hablar español porque generalmente sus compañeros nos hacen la traducción, la mayoría es haitiano y venezolano, pocos brasileños", comentó Rogelio Hernández Villegas, director de Relaciones Públicas en La Nueva Viga y chef de ‘El Erizo Loco’.

Ofrecen sueldo, comida y alojamiento a migrantes en México

El sueldo de los migrantes es de 300 pesos diarios más sus alimentos, además un alojamiento provisional en bodegas a quien lo desee.

El trabajo dura en lo que la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) les autoriza el asilo, y así poder partir a la frontera sin el temor de ser deportados.

"Algunos están en el trabajo tres meses, no más, están a la espera de su cita (en la Comar), y si todo sale bien, se van luego luego, porque tienen como 20 días para llegar a la frontera con el documento e intentar pasar (a Estados Unidos)", añadió Hernández.

En el Andén "D", los haitianos trabajan en la descarga de pescados y mariscos. La mayoría atiende a las señales de sus patrones y con una muestra de lo que debe hacer.

“No pelan camarones ni trabajan con los pescados porque no tienen la maña y se tardan mucho, lo que hacen bien es transportar los congelados, se llevan bien con los compañeros de aquí o los venezolanos, se la pasan riendo", señaló ‘La Güera’, una de las locatarias.

Taiwson, otro haitiano, fue empleado para la descarga de almeja y camarones de los camiones.

Le dicen ‘El Tyson’, pero eso no le molesta, aunque batalla con la prisa de sus patrones para descargar los congelados. 

"Cada minuto cuenta, me dicen, el producto no debe tardar en ser colocado (exhibido), porque no lo compran, entre más pasa el tiempo".

Junto con su compañero Diemete, Taiwson también escapó de los enfrentamientos entre pandillas de su país.

Diemete y Taiwson trabajan descargando almeja y camarones de los camiones. (Foto: Reforma)

Migrante consiguen una segunda oportunidad en territorio mexicano

"Para mí todos los mexicanos son gente buena onda. Amables, todos me saludan. ¿Cómo te llamas? ¿De dónde vienes? ¿Eres de Haití? Me siento feliz, un saludo por los mexicanos", dijo Peterson Abbrir, un haitiano de 24 años, rastas y gorra como cantante de reggae, a bordo de su triciclo donde lleva garrafones.

Llegó en noviembre a México y desde hace un mes recorre las calles de la colonia Guerrero repartiendo agua purificada por 250 pesos al día.

Migrantes haitianos y venezolanos se unen al ambulantaje en CDMX. (Foto: Reforma-Óscar Mireles)

Aunque con las propinas dice que saca entre 300 y 500 pesos y ya todos lo ubican. Mientras, espera que le den una cita en Estados Unidos para solicitar asilo.

Peterson luce contento, a pesar de que algunas veces los clientes mayores se desesperan y le gritan porque no entienden su español.

Con su aspecto tímido, Baby Ceance, un haitiano de 37 años, vigila la puerta de una tienda de ropa sobre Pino Suárez, en el Centro Histórico.

A los que entran debe pedirles sus bolsas para que no pasen; a los que salen, revisarles el ticket. Cuando sale a comer, en una plaza del metro, platica con otros haitianos sobre el tiempo que llevan en la Ciudad de México.

"Les pregunto, ¿cuánto tiempo tienes aquí? Él dice que tiene cuatro, tiene cinco meses y no sale, no sale todavía", relató.

Baby Ceance de Haití trabaja como vigilante en una tienda de ropa en el Centro Histórico. (Foto: Reforma-Óscar Mireles)

Llegó a la Ciudad de México el 1 de diciembre y una semana después, su hermano, que llegó antes con su esposa, lo recomendó para esta tienda de ropa barata, donde le pagan 2 mil 630 pesos semanales.

Desde diciembre espera que le den una cita para pedir asilo y reunirse con sus tíos y otro hermano. Mientras tanto vigila y ahorra.

"Bien, un poquito bien me va. No pasa nada, está todo bien. Tengo que guardar para la casa, tengo que tener para comprar pasajes cuando salga la cita", agregó.

Con información de Reforma 

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